Modificación de conducta de las personas en las empresas

by Julen

Carrots¿Cómo se consigue que las personas se comporten de cierta forma en una empresa? La pregunta del millón. La evolución social y los cambios en la forma de entender las relaciones entre personas dibujan hoy un territorio muy complejo. Ebrios de coaching y procesos de acompañamiento en el desarrollo personal, las empresas saben que deben jugar en varios frentes si quieren que sus personas se comportan de cierta manera. Por supuesto, hablamos de una manera eficiente, productiva, comprometida… y todas esas cosas que conforman el altar de la competitividad.

Si nos vamos a los esquemas clásicos de motivación podríamos simplificar entre incentivos desde fuera y desde dentro. Las zanahorias siguen funcionando. Me da igual que estemos en el siglo XXI. Lo han hecho, lo hacen y lo harán. Eso sí, hoy semejan más una carta donde las personas puedan encontrar suficientes opciones como para descubrir que sí, que ahí también está «su» incentivo. Nada de estándares. El mercado del alma necesita una oferta variada.

En realidad, quien quiera que su gente se comporte de cierta manera sabe que tiene que jugar en los dos planos. Las recompensas materiales, más ahora que la situación de crisis provoca un vertiginoso descenso por la pirámide de Maslow, juegan un rol que no se puede desdeñar. Sin embargo, las grandes inversiones motivacionales en el primer mundo ruedan por el territorio de hurgar en la persona que somos y en nuestras emociones más profundas. Así de… ¿preocupante?, ¿esperanzador?, ¿simple?

Nos dirán que no sirve el palo y la zanahoria, pero la gente se pega por asegurar su puesto de trabajo. Al margen de grandes introspecciones, la vida se vuelve dura y bajamos nuestro nivel de tolerancia con la humillación profesional. Descendemos por el tobogán de la motivación y llegamos hasta lo más básico: lo que sea, pero que sea un puesto de trabajo. Luego vienen las condiciones. Las coges o las dejas. Pero a ver quién es el guapo que decide no aceptarlas.

Las gentes de recursos humanos que coordinan las actividades relacionadas con la gestión de las personas en las empresas tienen ante sí un panorama espectacular. Ciertos avances sociales se desmoronan mientras que en las capas altas de las empresas se entra en el territorio íntimo de la persona que eres. Jugamos con tus emociones básicas, hurgamos en el fondo de tu ser porque te queremos al cien por cien. Una vez conseguido eso, luego ya veremos de qué forma te afectará el ERE.

Sennett no se cansa de hablar de la desorientación laboral en que vivimos en los tiempos modernos. A veces pienso que solo hay dos formas: estamos quienes hemos huido de una relación asimétrica que presagiaba tormenta (empresa-trabajador/a) y quienes se buscan la vida allá dentro de los muros empresariales para sobrevivir con la dignidad que les dejen. Dentro o fuera todas estamos sometidas a ¿manipulaciones? para que hagamos lo que alguien ha pensado que tenemos que hacer.

Es un juego del gato y del ratón. Soy Iberia y digo que los despidos serán muchos, muchísimos. Para que luego con la negociación, con árbitros que la sociedad provee, los despidos sean algunos menos. Se juega con la percepción. Todo es relativo. Éxito o fracaso, depende de lo que le pase a tu vecino. Los comparadores de Internet se extienden omnipresentes. Vivimos en una constante comparación. Odiosa la mayor parte de las veces, porque nos comparamos con quienes están mejor que nosotros. Y da rabia. No importa lo bien que estés. Hay quien está mejor que tú, gana más que tú y parece, en definitiva, ser más que tú. La has cagado.

Complejo mundo este que habitamos. ¿Tanto lo es? ¿De verdad alguien piensa en modificación de conducta en las empresas? ¿No será todo más sencillo? ¿De verdad hemos construido un biopoder que se materializa en la persona que somos cuando hacemos lo que alguien quiso que hiciéramos… sin que nos demos cuenta de que es así?

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4 comentarios

Iñaki 11/03/2013 - 09:03

Es cuestión de respeto y libertad. Tan fácil y tan complejo.

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Julen 12/03/2013 - 05:20

Pues sí, Iñaki, puede ser. El caso es cómo cada cual lo asimilamos y en qué contexto nos vemos haciéndolo.

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Isabel 11/03/2013 - 09:29

«Éxito o fracaso, depende de lo que le pase a tu vecino»

Y encima, con la amplitud que las redes han dado al concepto de vecino, parece que cada vez hay más distorsión y menos concentración en la mirada interna. Reflexionaba yo no hace mucho sobre las “comparaciones cambiantes” en relación al Ted de Dan Gilbert: en la inquietante comparación, está la causa de esta inconsistencia dinámica que nos hace tan difícil determinar el valor de algo. Eso y el recurso del poder a través del miedo.

Sin duda tiempos complejos e inquietantes Julen. Un auténtico reto múltiple.

Saludos.

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Julen 12/03/2013 - 05:20

Pues sí que se nos impele día sí y día también a compararnos, a coger referentes, a esforzarnos… y a salir malparados porque no llegamos donde otra gente ya ha llegado. Todo se mueve de sitio, incluyéndonos nosotros.

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