Las Calmas

by Julen

Las CalmasDesde tierra también se aprecia la calma. Acaso sea figurada y por debajo continúen los nervios. Pero arriba resulta sencillo comprender por qué lo llaman Mar de Las Calmas. La carretera se pega a su costa y te permite comprender aquel primigenio estado salvaje cuando se conformó esta orografía tan singular. Montaña enorme a un lado y calma a otro.

La vista juguetea arriba y abajo. Casitas diseminadas aquí y allá. Lugares para olvidar el mundo. Cada cual con sus razones en la conciencia. Cada cual con su historia. Porque hace falta una historia para decidirse por este lugar. Todo parece agolparse cayendo hacia el mar, suspiros, olvidos, disgustos. Todo se precipita y queda en el olvido. Todo por una ansiada calma.

El cielo se abre y tomas perspectiva. Las paredes de roca y tierra caótica han sido colonizadas por habitantes sin complejos. Humanos, árboles, animales, plantas. Nadie reniega a encontrar su cobijo. Probaron y la naturaleza les dio consentimiento. Arriba del todo son los pinos, abajo los cantos rodados abrazados a las olas y en las diferentes alturas se va repartiendo una vida que se explica en vertical.

Las Calmas. No hay prisa. Una metáfora destruida a los pies de la realidad. Una historia que de tanto contarla dejo de ser ficción. El camino juega a detenerse y aunque parece que avanzas, el lugar es el mismo. Atrapada por la geografía, los sentimientos aceptan su destino y se dejan querer. El placer de que tiempo y espacio se han olvidado de poner fronteras. Las Calmas.

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