Cuando la ineficiencia conviene a todas las partes

by Julen

Estudio y PacienciaLlevo la semana pasada y está metido en cuatro asuntos de papeleos. Nada serio. Nada que una persona normal no sea capaz de aguantar. Y de ahí deduzco que hace ya tiempo que dejé de ser una persona normal para soportar la burocracia. Notaría y banco para un leasing de automóvil. Firmas y papeles para la justificación de un proyecto con financiación pública. Sí, se me ha juntado todo y mi poca paciencia no ayuda.

Lo de banco+notaría ha estado bien. El recorrido, en cuatro momentos diferentes y que creo aún no ha terminado, ha sido el siguiente: firma en banco, acta de titularidad en notaría, firma de contrato de leasing en notaría y vuelta al banco a firmar un documento para el concesionario donde adquiero el nuevo vehículo. El ser humano que llevo encima ha estado rebotando de un sitio a otro armado con un bolígrafo. Firma aquí, firma aquí, firma aquí y firma aquí.

Delante de «la chica del notario» (lo digo tal como me lo dijeron a mí) con mis escrituras de la empresa. Ella las repasa para encontrar el dato que necesita. Ella lo prepara, ella lo redacta, ella lo imprime… y luego viene el señor notario. Por supuesto demuestra sus habilidades lectoras. Me lo lee. Firma aquí. Estupendo, ya tengo acta de titularidad. Soy lo que dicen las escrituras que soy, pero en otro papel.

En el banco han sido dos veces. Una para firmar… ni me acuerdo qué fue. Y otra para firmar un documento que hay que enviar al concesionario. Firma aquí y firma aquí. Claro, yo firmo. No me hace falta ser jubilado para que me engañen si quieren. Cuando digo que el notario, por ejemplo, «me lee» por supuesto que no lee todo. No tiene tiempo de leer todo el contrato. Así que lee lo «bruto», lo que cree que es suficiente. ¿La letra pequeña? Para eso no está el señor notario. Creo. Y el banco es igual: a ver quién me lee las cláusulas del contrato de leasing. No, eso es asunto mío. Es mi obligación.

Mientras voy moviendo papeles. Llevo las escrituras al notario. Una copia del acta de titularidad para guardar en mis aposentos. El contrato de leasing lo tendré que traer también para acá. ¿Alguien dijo digital? Pues que se calle, que las cosas hay que hacerlas bien: firme aquí, firme aquí, firme aquí y firme aquí.

Eso sí, todo legal. Todo bien hecho. Cada documento debe tener una razón. Yo desconozco las lógicas internas que explican por qué un notario me lee una parte de un documento que voy a firmar y no todo el documento. Debe ser que lo importante no es la letra pequeña, que entiendo que sea pequeña para que no se lea. Sí, debe ser que la legalidad vigente requiere la seriedad y el buen gusto de que firme tantas veces. Para que se note que soy yo, aunque mi firma vaya perdiendo consistencia a cada nuevo documento que me ofrecen.

Todavía me falta el seguro. Hoy por teléfono la chica que me ha atendido no sabía responder a una pregunta. Me ha dado el teléfono de la oficina que me corresponde. He llamado y a la tercera, cuando ya me han cogido, una voz humana me lo ha resuelto fácil: tengo que ir a firmar el nuevo seguro. No pasa nada. Firmaré. Para qué he venido a este mundo, si no.

Yo creo el frotar firmar se va a acabar. Eso me pasa por haber visto mucha tele en su día. Me lo tengo merecido. Queda usted condenado a un ciclo recursivo de firmas. Y para que conste en acta y se asumido por las partes, firme aquí, por favor. Y firmo.

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4 comentarios

Yo no estaba, yo no fui, yo no sé nada | enPalabras 31/01/2013 - 16:02

[…] en el relativismo moral y en la ineficiencia cotidiana sobrevenida, tal vez lo mejor que puede pasar es que lleguemos de una puñetera vez a La Nada y […]

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Rodolfo 03/02/2013 - 22:16

Eso no es nada comparado a el comportamiento de mi abogado en mi divorcio, el señor, desde el momento que le pague de antemano, se condujo como un negociante que solo quería firmar trato y no le importo si tenía que venderme a mí también para lograrlo.

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Julen 15/02/2013 - 08:31

Suerte con esas cosas, que a más de uno le dejan marcado de por vida. Digo lo del trato con abogados…

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Yo no estaba, yo no fui, yo no sé nada | IG 18/04/2013 - 12:22

[…] en el relativismo moral y en la ineficiencia cotidiana sobrevenida, tal vez lo mejor que puede pasar es que lleguemos de una puñetera vez a La Nada y […]

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