Ángela

by Julen

Busl

Subió las escaleras corriendo, como tenía por costumbre. Era simplemente la energía de los 22 años. Abrió la puerta, lanzó su mochila al sofá y fue directa hasta la cocina para beber agua. Allí se quedó un rato pensando en lo que le había ocurrido en los últimos días. Tanta reunión, tanto grito, ideas que iban y venían.

Sobre todo se acordaba de lo que había escuchado a aquella profesora en la universidad. Parecería que todo hubiera caído en un inmenso tonel donde la masa, a pesar de crecer de volumen, seguía ganando en consistencia. Más deprisa, a más revoluciones, todo bullía allá dentro. El mundo se estaba apretando entre aquellas paredes que observaban los últimos acontecimientos como un gran hermano que todo lo sabe.

Sentada en la silla se miraba los pies. Las zapatillas necesitaban una lavada y ese cordón algún día diría basta. Para lo que le habían costado. Las vio allí abajo, casi separadas de su cuerpo. Unas zapatillas más, nada que necesitara especial atención. Sin embargo -ella ya lo sabía- habían pasado a formar parte del universo de artefactos a los que se les había cogido cariño. Sí, definitivamente, esas zapatillas eran ella también. Pero a la vez podían ser independientes. Habían recorrido lo suficiente en la vida como para disponer de su propio criterio, aunque, claro, a ras de suelo.

Y esbozó una sonrisa. Unas zapatillas para observar el mundo. ¿Qué dirían de él? Allá abajo todo debería ser tan diferente. Una vida desde un ángulo inusual. Pero una vida al fin y al cabo. Se le iba la pinza. Pájaros en la cabeza, que diría su abuela. Entonces se acordó de la carta. La carta.

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1 comentario

Consultoría artesana en red » Carol 25/12/2011 - 05:31

[…] Ángela – La carta – … […]

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