Mi mala experiencia de uso con la tablet

by Julen

oh noViernes 14 de diciembre de 2012. Tras un montón de tiempo, nuevo taller -esta vez íntimo- de Aprendices en el Zanpa-Zanpa, el txoko de Ugutz, que comparte acera con el territorio Jaio, nuestra segunda alternativa. El taller convocado por ese pedazo de pan llamado Venan Llona, giró alrededor de las tablets. Mira que sabe este hombre, nuestro barnetegi-man por excelencia, de estas cosas. Alorza, Jaio la espía, Sergio Monge y el menda acompañamos a los más expertos Venan y Ugutz. Aquí va mi reflexión en modo cascarrabias ON.

Por supuesto que cada cual compra con una idea en la cabeza. Hasta quien compra por comprar, por la moda, por no ser menos que el vecino. Todos manejamos una expectativa al comprar algo. Esa expectativa condiciona cuánto de satisfechos nos sentimos con su uso posterior. En mi caso, hace ya año y medio que compré una Samsung Galaxy Tab 8.9″ con la que quería disponer de un equipo para llevar encima en mis viajes con la bici de montaña.

Puestos a buscar tablets preferí comprar una de las más vendidas y cuyo tamaño me permitiera llevarla sin mayores problemas en mi mochila. Perfecto, porque pesa muy poco y sus dimensiones son las que necesitaba. Pero el tiempo me ha demostrado que al menos la tablet que yo tengo da bastante guerra. Y aquí supongo que entra en juego mi escasa flexibilidad y paciencia. Lo digo primero para que no se me olvide. De todas formas, vamos con mi experiencia de uso.

Primera cuestión: navegar en Android no tiene nada que ver con navegar en Ubuntu o en Windows, por ejemplo. Lo que en mi ordenador portátil no presenta ningún problema, en Android es para tirarse de los pelos. Pretender, por ejemplo, usar la administración de WordPress de tu blog y no la aplicación para Android es pelín desesperante. Las ventanas emergentes juegan a desquiciarte. No sé si algún día se resolverá. Yo he ido cacharreando de pruebas con el navegador que mi tablet traía por defecto y después también con Firefox, Opera y Dolphin. Locura completa: cada navegador va a su bola. Nada de estándares.

O sea, que la experiencia de navegación, esa «adaptación» a navegación en movilidad me parece un tanto tétrica a día de hoy. Miro las dimensiones de la pantalla de mi tablet y miro la de mi pequeño portátil de 11 pulgadas y me pregunto: ¿por qué no puedo ver lo mismo trabajar igual en ambas pantallas si son de dimensiones similares? Sistemas operativos y hardware de por medio: mala experiencia de navegación comparando las dos alternativas.

Otra cuestión que me desespera es el teclado táctil. Claro que necesitaría paciencia y respetar la supuesta curva de aprendizaje. He andado probando teclados y quizá algún día dé con el que se adapta a este humano inflexible que debo ser yo. Pero miro a la gente de mi alrededor y veo que cuando tienen que meter texto se sacan sus teclados qwerty de toda la vida. Y claro, una pantalla + un teclado se empiezan a parecer mucho a un portátil, ¿no? Y no te digo nada cuando veo que la pantalla táctil se lleva mal con mis dedos. La precisión a la que estoy acostumbrado con un ratón no la alcanzo ni de lejos con la tactilidad de la tablet.

Navegación, teclado y precisión tactil: malas experiencias. Pero después está el tema de los millones de aplicaciones que debería instalar para que mi experiencia fuera mejor. Todo en permanente estado de actualización. Todo menos la capa base: el sistema operativo queda anclado en Android 3.1 hasta que el fabricante decida -si alguna vez lo hace- que haya una actualización. Pero, claro, a lo mejor no la hay porque no interesa. Porque lo que interesa es que compremos el siguiente modelo. Compra que te compra. Funcionalidades con fecha de caducidad, obsolescencia programada a mayor gloria de nuestra idiotez colectiva.

Ahora que si tuviera un iPad mi experiencia -me dicen- sería maravillosa. Tendría aplicaciones estratosféricas para hacer miles de cosas y como usuario quedaría encantado. No importa que la caguen con los mapas o que facturen casi todo desde Irlanda para cultivar una fiscalidad cada vez más cercana a una evasión de impuestos legal en toda regla. Todo vale para que caigamos como moscas ante su maravillosa miel.

Las tablets se asocian a la movilidad, a una experiencia de consumo y producción más consumo de contenidos. Si no llevas una contigo estás out, compañera. Te quedaste en otra época. Smartphones y tablets para comprar con cada nueva Navidad. ¿Software libre? Bueno, podemos hacer una excepción y caer en otra contradicción más. ¿Por qué no un iPad? ¿Consumo responsable? Nos lo comemos con patatas en aras de la moderna eficiencia. Y yo el primero, con mi tablet a cuestas para narrar mis viajes en bici. La seguiré llevando encima porque ya he conseguido las cuatro cosas que me hacían falta. Pero no, no me engaño. Mi experiencia de uso es mala. Para qué negarlo.

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10 comentarios

Jon Bengoetxea Zuriarrain 17/12/2012 - 08:51

Todavía hay personas que me preguntan si un portátil o un Tablet. Yo les respondo que los dos. Los grandes fabricantes ya han entendido que en la era PostPC los usuarios son multidispositivo. Olvidemonos del dispositivo universal, el dispositivo total con el que haremos todo, rápido y bien. Más bien lo contrario, dispondremos de un ecosistema de dispositivos más o menos generalistas y otros más o menos especializados, permitiendo acceder a toda nuestra información y colaborar en diversos contextos. Por ello por ejemplo, un diseñador gráfico por pura lógica y ergonomía trabajará con un ordenador personal y una pantalla de muchas pulgadas, viajará con un tablet y asistirá a una reunión con un portátil. Sin olvidar el smartphone que lleva en el bolsillo, el ebook que usa para leer libros antes de acostarse, etc.

De ahí la frustración de mucha gente que intenta usar dispositivos quizá no acordes o limitados para ciertas tareas. En tu caso Julen, no creo que sea cuestión de Ipad o Android, para escribir (mucho) nada como un teclado físico…….

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Iñaki Murua 17/12/2012 - 17:35

Será cuestión de la quinta, pero a mí también me cuesta un mundo escribir más allá de un tuit en una tableta. Claro que tampoco tengo un ipad 😉

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Isabel 17/12/2012 - 19:09

Tengo un iPad, y va a ser que no. Estuvo muerto de risa hasta que lo cogió Iago de su mano y cuando veo el partido que le saca reconozco que me siento idiota. Yo, poco más que para ver/escuchar tranquilamente videos de conferencias y similares tomándome un café, no mucho más. Si estoy fuera, correo y “redes” no más allá de lo imprescindible, 24 horas ya no. Y para eso sobra la Black.

En el fondo me alegro, o procede el portátil o me quedo con un libro, una conversación o el silencio, y con una pequeña libreta es suficiente. Será que no le he puesto interés, o cosas de la edad 🙁

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Iván 18/12/2012 - 20:20

Comparto tus reflexiones Julen. No me gusta escribir en la tablet por encima de 3 líneas, la verdad es que no le pillo el truco. Llevo un mes y medio con la tablet, la verdad es que la veo para leer y consumir contenidos, pero no para crearlos.

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Iván 18/12/2012 - 20:20

Comparto tus reflexiones Julen. No me gusta escribir en la tablet por encima de 3 líneas, la verdad es que no le pillo el truco. Llevo un mes y medio con la tablet, la verdad es que la veo para leer y consumir contenidos, pero no para crearlos.

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Iván 18/12/2012 - 20:20

Comparto tus reflexiones Julen. No me gusta escribir en la tablet por encima de 3 líneas, la verdad es que no le pillo el truco. Llevo un mes y medio con la tablet, la verdad es que la veo para leer y consumir contenidos, pero no para crearlos.

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Mak 19/12/2012 - 08:40

¿Seguro que Samsung no ha mandado ya Andorid 4.x para esa tableta? En cuanto al teclado, hay uno, virtual como el que viene por defecto, en el que basta deslizar el dedo por cada letra de una palabra para escribirla. No recuerdo el nombre de la app en cuestión.

Sobre las aplicaciones y la obsolescencia programada , nada que decir. Quizá sólo que hay un proyecto en marcha, Firefox OS, escrito en HTML5, que podría llevar al navegador todas esas funcionalidades, de modo que serían de esperar más estándares y actualizaciones más «silenciosas». Por ahora piensan en móviles, pero seguro que hay posibilidades con tabletas.

Aunque a lo mejor me llevo algún palo por decirlo, Andorid permite a cada fabricante ser un Apple en diminuto, usando HW no compatible y obligando a una programación casi para cada dispositivo, lo cual no es viable.

Las tabletas, como antes los netbooks, NO SON PARA TRABAJAR. A ver si se nos mete en el coco. Para eso están los (ultra)portátiles. (Y no: el IPad tampoco lo es, por mucho que quieran hacernos caer en esa ilusión).

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Julen 20/12/2012 - 09:02

Eso, eso, nada de que sean para trabajar… qué buena definición. Dícese de un aparato que no es para trabajar. Luego ya se verá para qué podría servir, pero absténgase de trabajar con él. Repetimos: absténgase de trabajar con él 😛

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No quiero un tablet para Reyes. - productor de sostenibilidad 23/12/2012 - 09:51

[…] hemos cogido con tanto viajecito y sarao juntos. Tal vez sea que con las porras que tengo por dedos no creo que mi experiencia experiencia como usuario de tablet fuese mucho mejor que la relatada por …. Quizá algún día tenga que pasar a una distribución de linux más ligera, quizá algún golpe […]

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No quiero un tablet para Reyes. | ambientologosfera 28/12/2012 - 23:11

[…] hemos cogido con tanto viajecito y sarao juntos. Tal vez sea que con las porras que tengo por dedos no creo que mi experiencia experiencia como usuario de tablet fuese mucho mejor que la relatada por …. Quizá algún día tenga que pasar a una distribución de linux más ligera, quizá algún golpe […]

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