Inspiración

by Julen

Color Your lifeDebe de estar ahí. No nos han presentado aunque creo conocerla. Juega al despiste y se recrea con una sonrisa pícara que nunca pierde. A veces intento mantener con ella una conversación más larga que me ayude a comprenderla, pero enseguida caigo en la cuenta de que no hay manera. Juguetea, se enreda, va y viene. Y cuando creías adivinar algo de ella, te da plantón con su eterna sonrisa.

Así que me he acostumbrado a no pedirle nada. Solo necesito dejar que el ritmo se acompase. Como si se tratara de una música cautivadora, acaba por llegar. No le pido grandes demostraciones. Tan solo que no se esconda del todo. Respeto su intimidad y comprendo su pereza. A fin de cuentas, nos hacemos compañía mutua cuando la melancolía nos ha ganado ya la partida.

No sé cómo se llama ni la forma en que llega por aquí. Incluso a veces no sé si es ella o si se trata solo de alguien que suplanta su personalidad. A veces me parecería que me embauca. Porque descubro por ahí escondida alguna emoción que me inyecta la duda: ¿de veras es ella? ¿Por qué parece tan extraña esta vez? Y sé que no puedo preguntar porque no tendré respuesta. Callo y juego a las apariencias. Prefiero pensar que es ella.

El viaje nos va dejando migas de conocimiento mutuo. Hay horas en las que ella parece más dispuesta. Pero nunca le exijo. El juego es así: es libre y por encima de todo eso es lo que debo respetar. Sé que no hay alternativa. Aunque a veces juego a provocarla con los dedos sobre las teclas. Empiezo por una sencilla frase. Corta, simple, humilde. Y ella entonces, no sé por qué, cae en la trampa. Viene y juguetea un rato. Solo un rato. Después se va. Y entonces me despido: «Hasta la próxima». Siempre pensando si algún día morirá.

Artículos relacionados

5 comentarios

Amalio Rey 16/12/2012 - 10:17

Yo, en cambio, soy de la vieja escuela: la exijo, la provoco, no respeto su intimidad, ni comprendo su pereza… incluso la trampeo todo lo que puedo y necesito. Ella pocas veces viene sola, tengo que «teclearla» hasta que se somete. No veo la manera de mantener con ella una relación más espontanea, porque la mía está muy mal acostumbrada, es vaga y rebelde. Claro, quizás eso explique que la mía no me regale textos tan buenos como los tuyos 🙂

Responder
Alberto Dotras   16/12/2012 - 12:27

Pues a mi rara vez me pilla trabajando, por más que lo intento, y ya no sé si es porque no trabajo lo suficiente o porque simplemente no tengo remedio 🙁

Responder
Posaderos 23/12/2012 - 11:19

A nosotros nos llega cuando nos encontramos relajados observando ese maravilloso paisaje que nos rodea y embriaga, es sin duda alguna, una muy buen excusa!

Responder
El dulce zumbido de las ideas | enPalabras 23/12/2012 - 12:15

[…] está esa otra luz interna en forma de ideas o inspiración que el cerebro intenta atrapar lanzando constantes nubes de hipótesis sobre las percepciones que […]

Responder
El dulce zumbido de las ideas | IG 18/04/2013 - 12:25

[…] está esa otra luz interna en forma de ideas o inspiración que el cerebro intenta atrapar lanzando constantes nubes de hipótesis sobre las percepciones que […]

Responder

Responder a Alberto Dotras   Cancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.