Disfrutar de nuestros defectos

by Julen

Pedazo de HieloGenial lo bien que lo pasamos este miércoles pasado con Olatz Legarza y Maider Unda en la sesión de trabajo sobre pasión y motivación que llevamos a cabo dentro del curso de Empresa Abierta. A la espera de que David publique un artículo en el blog del curso, hago aquí una reflexión muy personal sobre un tema muy concreto que de alguna forma también salió durante esa sesión: los defectos que cada cual tenemos.

El caso de Maider Unda es tremendo por la disciplina y fuerza de voluntad que sus logros requieren. Llegar a ser medallista olímpica, entrar en el deporte de alto nivel requiere rebasar una frontera en la que tienes que convivir con un esfuerzo tal que no queda sino sufrir. Aceptarlo y convivir con ello es quizá lo que distingue a quien persigue rendimiento excepcional. Pero como tantas veces he repetido por aquí, la mayor parte de la gente somos más normalitos, ¿no?

Así que no queda otra que -a no ser que aceptes ese descomunal reto- convivir con unos cuantos defectos que te caracterizan tanto o más que tus virtudes. ¿Qué hacer con esta parte de nosotros que no luce tanto? ¿Esconderla? Es una opción. Que no se note mucho lo que no hacemos bien. ¿Dedicarnos a corregirla? Es otra alternativa si es que esos defectos molestan demasiado en la vida cotidiana.

Creo que hay una tercera opción: disfrutar de ella. Porque también esos defectos son nuestros, porque se han pegado a la persona que somos y hablan de nosotros. Desde luego que primero hay que ser realista y ver hasta qué punto pueden provocar problemas. No seré yo el inconsciente que diga que los saquemos a pasear día sí y día también porque resultaría ridículo y nos hundiría en la miseria. Pero reconocerlos, aceptarlos y darles un poco de cariño no está mal, ¿no?

Porque los defectos nos hacen más humanos, más vulnerables, menos arrogantes. Además, nadie está libre. Por mucho que destaque en algo, tengo otras facetas en las que salgo peor parado que la mayoría de la gente. Da igual que sea supergerente de no sé qué gran empresa o un atleta del más alto nivel. Siempre habrá ámbitos en los que la comparación nos delata. Así que prefiero reconocerlos e incorporarlos como tales a lo que soy.

Este proceso de aceptar los defectos tiene su miga. Creo que es un reto muy difícil porque la presión a nuestro alrededor por la competitividad y la excelencia es brutal. El mundo en cualquiera de sus facetas se ha empeñado en usar varas de medir donde solo un hueco para el primer puesto. Más que colaborar y disfrutar de cómo las personas -diferentes todas- nos complementamos, se ha instaurado en su lugar una lógica de competir. Da igual que seas estudiante, una ciudad, una empresa, una atleta o un montañero. El reto, los objetivos, la épica moderna nos vende la superación de los límites.

En fin, el miércoles se me dispararon muchas emociones. Fui tomando notas en el cuaderno, que ahora tiene seis páginas llenas de garabatos y pensamientos. Fueron cuatro horas estupendas en una semana frenética de trabajo como hacía tiempo que no tenía. Y en ella ahí que me acompañan mis defectos.

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7 comentarios

Amalio Rey 19/10/2012 - 07:00

El tema tiene miga. Puedo imaginarme lo bien que os habéis pasado hablando de pasión y motivación. Entiendo lo que quieres decir en el post, pero no sé si «disfrutar» es la mejor palabra. Siempre se ha dicho que la sabiduría es saber «aceptar» lo que no se puede cambiar, y «corregir» lo que sí. Parece una frase hecha, pero estoy de acuerdo con eso. La idea de «disfrutar de los errores» puede ser demasiado onanista en una sociedad donde la interdependencia es vital. También ocurre que a veces llamamos «defectos» a atributos que no son más que «diferencias» que enriquecen. Otra forma de «gestionar» los defectos es con sentido del humor, reírse de uno mismo, en vez de sufrir. Pero no sé si a largo plazo eso ayuda a mejorar, que es algo que no está mal que uno se plantee. Lo mismo sí. Gracias por la reflexión 🙂

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Amalio Rey 19/10/2012 - 07:02

Por cierto, Julen, te veo muy animado. Me alegra verte así, compañero 🙂

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Iván 19/10/2012 - 11:00

Disfrutar los defectos a veces puede ser incluso eso de echarse unas risas de los mismos 🙂 , llegar a eso creo que es muy grande. La palabra aceptar que comenta Amalio puede incluso tener doble lectura, por un lado la de aceptación personal por convencimiento, pero por otro lado la de aceptación por el entorno y ámbito social en el que nos toca movernos.
Es decir, ese defecto en un entorno puede ser una cosa vista negativamente, pero en otro entorno puede ser visto como algo positivo. Al final no nos queda otra que aceptar para no amargarse, pero el disfrutar, llevar o incluso poder echarse unas risas puede ser un acto muy saludable.
Comparto lo otro que dice Amalio, se te ve ilusionado Julen, me alegro mucho . Decirte que en estos posts de Empresa Abierta transmites una luz especial de ( pasión ? ), puede ser por estar en estos entornos abiertos y con gente que mira de una forma especial . Se ve desde la distancia que hay más luz y colores que en los entornos tradicionales del Management y la Universidad tradicional 🙂
Un abrazo Julen y a seguir disfrutando

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Isabel 19/10/2012 - 18:39

Me gusta la precisión de Iván porque ¿un defecto en referencia a qué?
En todo caso, sin duda reirse es una actitud sana. 🙂

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Julen 28/10/2012 - 20:16

Amalio, es que siempre que pienso en todas las cosas que no hago bien, solo puedo pensar que es normal, que forman parte de mí. Y prefiero llevarme bien con esas lagunas. ¿Me anima? Bueno, lo acepto y mejor me sonrío un poco de esas torpezas, como comenta Iván. O más que sonreírme me río bien fuerte. Solo voy a pasar una vez por aquí y que no sea apocado por lo que no se me da bien.
Isabel, los defectos seguramente son contextuales, a veces se evidencian y a veces no. Una buen táctica es buscar contextos donde no los hagamos resaltar tanto, ¿no?

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