Me estoy pegando con unas cuantas personas que tenemos en clase en un taller de alfabetización digital en la uni para que entiendan que no deben copiar/pegar y hacerlo sin citar la fuente. De fondo lo que me preocupa -cual carcamal que no tiene otra cosa que hacer- es la cultura de fondo que ya se ha instaurado: no pasa nada por hacerlo porque todo el mundo lo hace.
Y cuando pienso que «todo el mundo lo hace» incluyo a quienes somos docentes. ¿De dónde sacamos los materiales que engordan nuestros apuntes? De Internet. Y da igual que sepamos la fuente o que no la sepamos. Eso de indicar de dónde viene la imagen o el texto es cosa de cuatro frikis que viven fuera del mundo. ¿Cuánta gente conoces que esté citando las fuentes? Pues eso, minoría absoluta.
Pero lo que me tiene obnubilado es el hecho de que quien copia/pega un texto tenga la sensación que es casi imposible que le pilles. ¿De dónde se sacan esta idea? Pero… ¡si cada vez es más fácil saber si alguien está fusilando un texto! Sea porque esa típica expresión rebuscada que no es para nada suya la entrecomillas pegando el texto en el buscador de Google o porque usas alguna de las muchas herramientas para detectar plagios.
Pero la rueda sigue girando. Continuamos encontrando textos copiados sin referir de dónde proceden. Claro que hay veces que te ríes, como cuando alguien te dice que, como lo ha copiado de la wikipedia, no hace falta citar la fuente. O cuando alguien te comenta que eran solo «cuatro líneas». Así estamos, con esta cultura de coger y no citar, de usar porque Internet «me lo da gratis». Pero gratis no quiere decir que no haya ciertas condiciones que tenemos que cumplir.
En fin, ando ahora mismo con un berrinche encima porque parece que no me hago entender. Les digo a los alumnos: buscad con Creative Commons y dejaros de líos. ¿Para que llegar a contenido protegido con copyright cuando podemos acceder a otro que ha sido licenciado para que podamos reutilizarlo? Y, ojo, que no se trata solo de usar contenido sin copyright pero sí que es cierto que cuando tienes que componer un trabajo y debes utilizar material ajeno conviene, cómo no, tenerlo en cuenta.
Pues nada, que no hay manera, que me cuesta Dios y ayuda hacerme entender. Con lo bonito que es remezclar materiales y crear nuevo contenido a partir de la fusión de puntos de vista diferentes. Pero no, se ve que no voy a la moda.
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Nota.- Artículo en modo pataleo de profe que o no se hace entender o del que pasan ampliamente sus alumnos 🙁
7 comentarios
Comparto tu pataleo Julen. Creo que es una generación que no entiende que pudiendo hacer algo no puedan hacerlo. Si puedo copiar y pegar un texto por qué no lo voy a hacer? Si puedo descargarme una película por qué no lo voy a hacer? Si puedo… Supongo que es cuestión de que todos los docentes seamos tan «carcamales» como tu y nos tomemos en serio esto de la obligación de citar las fuentes.
Je, je.. me siento igual que tú, Julen… la semana pasada les explicaba a los alumnos cómo se hacen las citas y sobre todo, por qué se hacen y me miraban como si estuviera loca.
Yo, que soy de la vieja escuela, les comento que apropiarse del trabajo intelectual de otra persona sin reconocerlo es sobre todo poco ético.. y ante la palabra ética me miran como si estuviera hablando de naves espaciales..
Perdón, creo que las naves espaciales puede que les interesen algo más..
Dejando aparte que conceptos como ética, moralidad, ilegalidad, etc., les son bastante ajenos a nuestros jóvenes, estoy de acuerdo contigo en que buena parte de la culpa es nuestra porque no somos nada riguroso y exigentes con nosotros mismos.. y si no lo somos, ¿cómo vamos a exigírselo a nuestros alumnos?
La mayoría de las cosas que aprendemos vienen de la observación y el ejemplo de personas que tienen influencia sobre nosotros. Si los que estamos en ese papel, lo abandonamos, ¿qué vamos a esperar de los demás?
Mi pregunta entonces sería: ¿A quién hay que educar primero? ¿Al educador?
¿sabes cómo le llamo yo a esto? Falta de humildad y de reconocer que el contenido no es tuyo. Me parece poco honesto. Y considero que siempre es mucho mejor saber encontrar aquello que te sirve para tu argumento y mencionarlo como tal. Mucha gente únicamente por poner sigue sin reconocer que no sabe de nada. en fin. (estoy un poco negativo últimamente)
Estimado Jule, mucho gusto y muchas gracias por compartir tu «pataleo». Me parece muy oportuno y comparto plenamente tus inquietudes.
Hiciste que recordará un concepto educativo poco difundido: el «analfabetismo funcional». Me gusta como está definido en Wikipedia: «incapacidad de un individuo para utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en las situaciones habituales de la vida.»
Podría agregar contexto a tu reflexión.
Saludos cordiales desde Venezuela.
No puedo estar más de acuerdo. Y creo que lo más grave de esa «apropiación» de las ideas ajenas es que acaba por desviruar la información en sí. Quiero pensar que quienes utilizan esa información sin citar la fuente lo hacer por esa volatilidad y facilidad de acceso que comenta Aitor. Pero también los hay que esconden la fuente por creer que eso quita valor a su trabajo, cuando debería ser al contrario: debería mostrarse como un valor el hecho de haber buscado, releído y filtrado el mar de información y de autores hasta haber llegado a un texto o una idea clave. Es algo que, por ejemplo, está bien establecido en el mundo de las publicaciones científicas, donde es impensable encontrar un artículo que no esté cosido a citaciones (hasta el punto de dificultar la lectura!) puesto que se atribuye un gran valor a la «trazabilidad» de la información previa y de los datos de otros autores.
Habrá que ir por un cambio de cultura que despenalice el copiar y aprecie el seleccionar y citar…
Pues creo que soy más cascarrabias todavía. Soy partidaria de citar también el origen de una reflexión cuando la llevas al blog propio, y no sólo por el hecho de que utilices alguna cita extraída. Y me da igual que sea un libro, una película o un post de alguien. Es que a veces…
Ayyyy, hay que ver cuántos estamos atrapados en el bucle de nuestras clases. Necesitamos un cambio profundo de cultura, como comenta Josep, para afrontar el «analfabetismo funcional» (que dice Juan Carlos). Mucha tela que cortar por aquí.
Aitor, Arantza, podemos hacer un lobby en la universidad jajajaja