Es domingo por la tarde y ha llovido

by Julen

la traviesaEl día trae sol de brujas. Y mientras comemos se escucha cómo fuera llueve. Eso quiere decir que me pondré las katiuskas para salir a pasear con mi abuelo. Porque el sol de brujas tiene estas cosas. Nos dejará caminar por las campas mientras los caracoles babean por todas partes. Un poco nervioso, cuesta esperar a los postres y el café, pero el ritual requiere una secuencia ineludible.

Es un momento feliz. Desde arriba y antes de bajar las escaleras se ve el cielo negro, gris, azul. Revuelto, pero sabe que me gusta así. A lo mejor incluso puede que nos caiga algún chaparrón. Pero conocemos muchos escondites donde dejar que pase ese cuarto de hora. Porque luego siempre escampa.

Mi abuelo tiene el gesto serio aunque hay veces que también se ríe. Le cuesta, porque su vida es trabajar. Siempre lo fue y parece que lo sigue siendo aunque tenga muchos achaques. Una vida de trabajar. Y con estos pequeños momentos de domingo por la tarde. Un hueco al que luego sucede de nuevo la tarea. Porque nuestras vacas necesitan el ordeño dos veces al día. Da igual de qué día del año hablemos.

Me pongo serio yo también. Un paseo no es cualquier cosa. No es caminar por donde el azar nos lleve. El paseo también cumple su papel. Hoy iremos a una de las campas que está más lejos, arriba en el cerro. Eso quiere decir ver los robles y sentir bajo las katiuskas cómo el barro me obliga a agarrarme fuerte de la mano de mi abuelo.

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1 comentario

Jesús 03/10/2012 - 11:09

Esto que describes es paisaje humano. Una de las pocas razones por las que lamento tener que salir algún día de este mundo. Es lo que tiene hacerse mayor, que tiene cosas como emocionarse con estos pegamentos. Salud.

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