Que Bilbao está en un botxo es una evidencia. Solo hay que pasear por las laderas que lo rodean, bien en las del Pagasarri o en las de Artxanda por ejemplo. La ría permite una salida sin estridencias orográficas hacia el mar o subir suavemente hacia territorio interior. Pero por lo demás, ya estás subiendo a un monte según te alejas de las siete calles. Para quienes damos pedales, un lujo 😉
Ayer por la mañana se me ocurrió caminar un par de horas para ver ese agujero en el que se incrusta Bilbao. Alguna vez ya había subido con la bici pero reconozco que no había paseado nunca por el anillo verde de Bibao, el sendero de gran recorrido que circunvala el botxo. El osteópata, a cuenta de la lumbalgia que arrastro desde hace unos días, me había recomendado que nada de bici y que tampoco permaneciera mucho tiempo quieto o sentado. Así que la alternativa era evidente: un paseo sin muchas dificultades. Y de ahí lo del anillo verde. Bueno, una pequeña parte del anillo verde, claro está.
Este anillo completa mediante diferentes opciones casi 100 kilómetros en total y recorre todos los montes emblemáticos que rodean Bilbao: Artxanda, Monte Avril, Arnotegi, Pagasarri y Arraiz. El año pasado se renovó toda la señalética y desde luego que si lo que quieres es hacerte una idea de qué es Bilbao y fotografiarlo, esta ruta es la mejor opción. De hecho parecería que, al menos en el tramo de Artxanda, anduvieras por un balcón que invita todo el tiempo a hacer fotografías. Y eso es lo que hice: unas pocas fotografías, que comparto por aquí.
4 comentarios
¡Ya sé por qué no tengo que ir al osteópata!
Porque paseo y no ando en bici 😉
Paseando se ven las cosas y la vida a otro ritmo…
Es que no hay que desgastar mucho el cuerpecillo que tenemos 😉
Yo voy probando un poco para ver si consigo que el mío disminuya un poco de tamaño 😉
Suave suave… 😉