Alrededor de la Peña de Francia

by Julen

Al fondo la Peña de FranciaMás o menos como una especie de imán. Así he sentido la presencia de la Peña de Francia en toda la ruta. Desde La Alberca una pista que coincide al principio con el GR-10 se somete a los pies de esta mole que domina todo el Parque Natural de las Batuecas. Mientras, arriba el campanario sonaba a los cuatro vientos y permitía jugar con la vista en todas las direcciones.

La subida se hace muy llevadera, en dos grandes escalones. El primero me deja a cota 1.300 para llanear un buen rato hasta desembocar en la carretera que sube hacia la Peña. Hasta entonces soledad completa con la vista puesta todo el rato en las construcciones que coronan la cima. Los dominicos decidieron que era buen lugar para profundizar en sus pensamientos y allí enclavaron lo que hoy en día es una hospedería junto a unos cuantos edificios religiosos.

Al fondo el pantanoEn la cima, según me explicaron, casi siempre se pueden ver ejemplares de cabra montés. De tanto ver humanos que suben a pie, en bici, en moto, coche o autocaravana, ya ni se inmutan. Nada de saltar de roca en roca huyendo de este otro mamífero del que cualquiera se fía. Se quedan tranquilas mirándote y sin pestañear. Cada cual a lo suyo.

Desde arriba se baja y se baja y se baja… hasta Monsagro. En una plazuela desembocaba el tropel de gente mayor que salía de misa de once. Guardia civil en moto, venta ambulante, lugareños y algún que otro turista perdido. Una estampa en la que no faltaba la televisión de plasma de 18.000 pulgadas con no sé qué carrera de coches. Los pueblos, que a veces son así.

Fuente Las MedianasHasta llegar allí, por la carretera, una variada oferta de fuentes que regalaban agua fresca: Ovidio, Las Medianas, La Fría. Y más allá del pueblo otra más: La Lancha. Eso sí, agua y sombra esconden jaurias de insectos que juegan contigo hasta hacerte perder la paciencia. Las avispas también hacen su agosto, por supuesto. Así que no hay otra: recargar y seguir dando pedales.

La cara norte del cordel de las sierras de Guindo y la de la Peña de Francia es el territorio de los pinos. Una carreterita va salvando los arroyos que bajan de las crestas. Vacas y toros pastan más abajo sin que les importe un sol que a medida que avanza el día aconseja terminar la pedalada. Si acaso todavía hay tiempo para perderse entre robles centenarios por La Nava de Francia. Todo sea por la sombra.

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1 comentario

Incendios | Consultoría artesana en red 23/07/2012 - 17:47

[…] de los típicos que se usan para sacar pino, he comenzado de nuevo a subir por la misma pista que había recorrido para subir a la Peña de Francia. Y ha sido al llegar a un paso a partir del cual se llanea cambiando el sentido de la ruta, del […]

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