La que estamos liando: cuando más es menos

by Julen

Multitud // CrowdGersón Beltrán escribía sobre la información desbocada que suele acompañar a un destino turístico en Internet. Usa para ello el caso de Ontinyent aunque esto es lo de menos. Más, más y más. Cuanto más parece que es mejor. Hay que estar aquí y allí, con sitios propios y ajenos. Pero una cosa es cierta: tanto mareamos a quien necesita información concreta que al final lo confundimos. O  peor aún, lo enojamos.

En mi caso, bien o mal hecho, cada vez más recurro a la wikipedia. Mira que lo dice alguien que es ferviente defensor de un sistema distribuido de información donde no dependamos de lo que sucede en un nodo. Pero hay que tomar decisiones cuando lo que quieres es recurrir a una información básica y suficiente. Otro caso es el de profundizar en un cierto tema o contenido. Ahí ancha es Castilla, que ya decía el refrán, ¿no? Pero, insisto, en otros muchos casos prima la eficiencia: necesito saber algo concreto y no una oferta que desborde mi capacidad.

Por otra parte, cuanto más ambiciosos queremos ser, más se nos escapa el control y éste va a a parar a especialistas. Y no digo que no sea ésta una opción, pero si nos pasamos de frenada el problema es que dependemos de proveedores externos. Vamos, que no adquirimos las competencias básicas y no interiorizamos los principios básicos de cómo funciona Internet hoy en día. Y otra vez digo que pudiera seer que no quieras saberlo y que prefieras que sea un proveedor quien te gestione eso. Vale, pero luego sé consciente de la dependencia que adquieres.

En el caso de los destinos turísticos -no es mi campo de especialización, ni mucho menos- el lío es descomunal. Estoy ahora mirando información para un próximo viaje que haremos por la costa este de Estados Unidos y Chicago y… ¡diossss, qué locura de información! Me sobran un par de yottabytes. ¿No estamos en la época de los contencureitors y el filtrado de información? Pues que alguien venga en mi rescate, que estoy al borde del suicidio. No hay manera, la bola de nieve es descomunal y no hay forma de pararla. Estoy por leer alguna enciclopedia de papel… ahhh, que ya no las hay. Joder, qué pena. Carcamal que estoy hecho. Involucionista del carajo.

De todas formas, creo que esto no va a parar. Jacques Lacan ya hablo de la extimidad. Sea lo que sea, vomítalo al exterior. No te quedes con nada. Malos tiempos para la intimidad. Si callas pierdes competitividad. Y si pierdes competitividad, eres un paria. Así que saca tus megáfonos y lánzate a la vía pública para explicar tus maravillas. Véndete o muere. Ya, que soy un exagerado. Sí, pero un yottabyte es una medida de información escalofriante y ya está aquí. Son 100000000000000000000000 bytes.

Eso sí, mira quién lo dice, éste que no hace más que escribir y escribir en su blog. Paradojas personales, me temo.

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3 comentarios

gersonbeltran 12/06/2012 - 09:40

Efectivamente estamos «infoxicados», como todo movimiento al final se volverá a lo básico. Simplemente son opciones que tenemos, en mi caso me gusta coger un mapa de papel cuando viajo y preguntar a la de la panadería donde puedo comer, pero eso no está reñido con mirar Foursquare o Google Maps. Se trata de sentido común y, como decían los grandes Siniestro Total, ante todo mucha calma 😉

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Julen 13/06/2012 - 05:54

Pues me parece que vamos a tener que escuchar mucho Siniestro Total para ver si nos calmamos jajajaja

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mercadeo internet 13/06/2012 - 03:15

Pese a estos ejemplos, Helmut Brinkmann, psicólogo clínico experto en diagnóstico de personalidad, explica que no hay una relación directa entre mitomanía y delincuencia. “Son problemáticas distintas. Puede coincidir en que se combinan algunas características de personalidad en los que la mitomanía sea un síntoma, pero el delincuente no necesariamente es un mitómano. El pillo busca algo contingente y puntual: el dinero de los demás. Pero no tiene compulsión por mentir ni busca la deseabilidad social. Ahora bien, si un delincuente tiene el síntoma de la mitomanía tiene responsabilidad penal por sus actos si es conciente de sus mentiras”.

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