En movimiento

De nuevo. Camino de terminar lo que dejamos a medio hacer en la Semana Santa pasada. Seis etapas más. Da igual de dónde a dónde. Son etapas que hay que recorrer y en las que, más que ir, es dejarse llevar. Un camino, otro, otro más. Cada pedalada es igual a la anterior. El mismo movimiento de las piernas, una vez más.

El día sale lluvioso. Sí, fuera se escucha la lluvia mientras el bochorno de estos días se agarra como una ventosa. Es pronto. Hay que terminar algunas cosas. Últimos detalles de un viaje, como todos los demás, diferente. Sé que Iván sigue paso a paso por el Camino Francés hacia Santiago de Compostela. Y como él mucha otra gente. Se unen en los caminos y hablan de todo, del bien y el mal, de pájaros y flores, de sentimientos y banalidades. Yo retomo camino.

Mi conversación esta vez gira atrapada por fuerzas centrípetas. Es más una conversación callada que juguetea con este blog. Me voy sin mucha aspiración. Pensar algunas cosas. Pensar algunas otras. Y en los recesos dejar que la mente se pierda en su laberinto. Y quizá conversar con gente de un sitio y otro. Escuchar, escuchar. Más que hablar, escuchar.

Salgo en breve. Un movimiento que me lleva hasta Teruel. Y desde allí da igual el itinerario. Son días para rumiar algunas decisiones. Y disfrutar de otra manera de estar y sentir. Salir de una rutina para entrar en otra. Se espera calor. Y sol. Y a lo mejor alguna que otra tormenta. Nada nuevo. Un poco de todo. Cosas que salen bien y otras no tanto.

En movimiento de nuevo.