Apuntes sobre humildad empresarial

by Julen

CuadernoEn este mundo donde nuestro mensaje tiene que destacar más que el del vecino, la humildad no es valor en alza. El éxito de la propaganda oficial nos anima a vendernos. Vender nuestro currículum vitae, vender nuestros productos, nuestra marca. Quien no llora no mama, o usas bien el megáfono o nadie se fija en ti. Esto lo explicamos bien en las aulas: marketing o muerte.

Hay que comunicar. Ayer se lo escuché a Jon Saez, que anda hurgando en el branding abiertto y en la co-construcción de marca entre las empresas y sus usuarios. Territorio bonito en el que Juanjo Brizuela también anda escribiendo. A mí esas cosas me gustan, pero a medida que me hago viejo, al tiempo que reconozco que me gusta, siento que no me apetece entrar en ese juego. Aunque sé que este blog es mi megáfono, cada vez lo veo más como «el lugar donde digo lo que quiero» y no «el lugar donde digo lo que debo».

Comento lo anterior porque en la crisis global en que vivimos, los voceros han tomado las calles y cada cual vende su elixir como pócima mágica subido al escenario de los social media. Innerarity comenta en una entrevista en Euskadi +innova:

Debemos ser capaces de tomar decisiones en condiciones de una irreductible ignorancia. Ante los problemas complejos que tenemos hoy en día, una intervención como la que acaba de sufrir España, la gobernanza del cambio climático o la política energética, quien asegure que no va a tomar las decisiones hasta que no tenga toda la información necesaria, no tomará ninguna decisión.

Pues sí, no sabemos de tantas y tantas cosas. Y sin embargo debemos navegar en unas aguas del conocimiento y de la sobreabundancia de información como nunca hasta ahora parece que había sucedido en la historia de la humanidad. Da igual que los problemas sean complejos porque no vende mostrar ignorancia. Debemos mostrar ese lado positivo y encantador: sabemos mucho y vamos a hacer que te des cuenta enseguida. Y en realidad cada vez que sabes algo nuevo ocurre que surgen millones de cosas nuevas que desconoces. El ritmo al que crece nuestra ignorancia es impresionante. Porque nuestra fisiología nos limita.

¿Y qué pasa con nuestras empresas? Se han montado en una carrera por ser excelentes, por llegar a una meta donde se revelan maravillosas y superficientes. Nada de reconocer ignorancia. Eso es para los débiles. El modelo de éxito es la empresa que hace del conocimiento su bandera y que lo despliega entre sus grupos de interés para hacer evolucionar mercados. Y además de eso, luego lo comunica a la perfección.

La humildad es para los perdedores y los ignorantes. «Sé que no se nada» es el lema de quienes han renunciado a la lucha por el mercado y por mantenerse de por vida en sus zonas de confort. La proclama en las trincheras del emprendizaje resuena atronadora: «a las barricadas de la comunicación». Y desde ahí fuego a discreción. Las posiciones avanzadas de la guerra mediática han sido tomadas por las grandes agencias de comunicación. Y ahí los creativos se mezclan con la infantería para disparar a todo lo que se mueve.

Mientras, fuera de la escena, hay quien trata de buscar alternativas. Pero no es fácil encontrarlas. No son las que te proyectan como ejemplo para la juventud. Así que mejor no hagas mucho caso a lo que estás leyendo. Olvídalo, ha sido un momento de debilidad. Perdona. Ya sabes que prefiero la calidad imperfecta pero con calidez humana.

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10 comentarios

Isabel 19/06/2012 - 06:23

Supongo que depende de qué o quién dirija el «debo». El mío es muy exigente, sólo responde ante mí misma porque lo que debo manda sobre lo que quiero. El blog es el sitio en el que pienso lo que digo y digo lo que pienso. Incluso el refugio donde me aparto del ruido para saber qué es lo que de verdad siento y pienso.

Disculpas por la divagación mañanera, Saludos!

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Julen 02/07/2012 - 05:29

Isabel, tu blog y el mío son como nuestro segundo yo 😉

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Juanjo Brizuela 19/06/2012 - 06:58

¿Recuerdas la parábola de «el príncipe va desnudo»? Ésa es la situación real de muchas marcas hoy y de muchas políticas de comunicación actuales. Que detrás no hay nada.
Cosa que preocupa por dos motivos: porque no hay coherencia, ni proyecto ni nada que se lo asemeje y por otro lado porque pone de manifiesto que la comunicación más que contar, «parece que cuenta», oculta la realidad y no la expone como tal.
No sé si leíste mi último post sobre los eufemismos, los disfemismos, la coherencia y la transparencia.
Así que no puedo estar más de acuerdo contigo. En el mundo de la comunicación hay tanto por cambiar.
Hala!
Seguiré escribiendo, espero que tan bien como Jon. 😉

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Julen 02/07/2012 - 05:28

Juanjo, ya leí tu artículo. Y es que para mí hay exceso de comunicación. Mira lo que está pasando con las redes sociales. Es una locura el bombardeo. Por eso creo que bajar un poco el ritmo, interactuar más con la gente, poner en común algunas cosas para hablarlas y no tanto para «venderlas» es algo que muchas empresas necesitan.

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Ivan Blasco 19/06/2012 - 07:28

Hola.
A mi humilde entender, en la situación que vivimos parece que eso de vaciar nuestras empresas de todo valor, sea en la comunicación, la contavilidad, la protección laboral y todas las demás partes que la constituyen, es una obligación, amparada por el todo vale por sobrevivir a esta crisis, todo vale en nuestro mensaje al mercado para sobrevivir, todo vale en nuestra contabilidad por sobrevivir, todo vale en nuestras relaciones laborales por sobrevivir, ¿Y así vale la pena hacer sobrevivir nuestras empresas?. Quien sepa la respuesta que tire la primera piedra

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Julen 02/07/2012 - 05:26

Iván, de todas formas, las empresas son instituciones que deben vivir de la confianza que en ellas deposita la ciudadanía. Y desde mi punto de vista, al exagerar la venta de sí mismas han generado una especie de desconfianza en la gente. Quizá haya que deconstruir para reconstruir.

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Jon S. 19/06/2012 - 09:25

Pues yo creo que no estamos nada lejos, Julen.

Quizás los más jovenzuelos estemos en la «fase dinero-gloria» y las personas mayores lo estéis más en la «fase amor», pero creo que nos gusta comunicar. Es más, nos gusta hablar de lo que nos da la gana. Otra cosa es que los más promiscuos no tengamos «dinero» para pagar el precio que ello supone.

En cuanto a la ignorancia, creo que sólo se nos acepta admitir nuestra ignorancia una vez que hemos demostrado lo buenos que somos, y muchas veces como falsa seña de humildad 🙂

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Julen 02/07/2012 - 05:25

Ignorantes después de demostrar sabiduría, esa es una buena reflexión, Jon. Ya veremos hasta dónde llega lo de «comunicar» que comentas. A mí me parece que ya se han pasado muchas líneas rojas. Demasiada inversión para distinguir el grano de la paja. Cada vez más difícil.

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Iván 19/06/2012 - 10:54

Hay una palabra o formas que muchas veces resulta la más reconocible para el menda y es la autenticidad unida a la sencillez y humildad. Ya lo dijo el bueno de Saramago, que en una frase genial de sencillez y humildad dijo aquello » El hombre del que más he aprendido no sabía leer ni escribir» . Creo que hay puntos donde se puede mezclar todo, depende de las personas ( no voy a decir eso de las organizaciones), pero creo que la humildad empresarial debe ir conectada o ligada a la humildad individual de la persona. Por cierto, no sé si viene a cuento, pero desde hace unos meses un amigo ha llevado su historia personal a crear una marca, sin trampas ni dobles fondos . Es el amigo Victor Alonso , viajero, inquieto, curioso y que simplemente ha contado su historia en http://www.somoskrikos.con para llevar algo tan simple como los kikos al Cono Sur. Siempre hay justos en Sodoma, y en caso de que no , pues miramos más allá y tocamos la puerta de Gomorra 🙂

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Julen 02/07/2012 - 05:24

Buena frase la de Saramago, desde luego. Humildes como personas, humildes como empresas.

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