Pasión y profesión en el Máster de Comunicación Corporativa

Ayer compartí un par de horas en clase con alumnas y alumnos del Máster en Comunicación Corporativa que ha organizado la UPV/EHU. Lo pasamos bien. Bueno, yo al menos. Fue Sergio Monge quien me pidió que me pasara por allí para compartir mi experiencia con el blog y cómo me estaba sirviendo en el terreno profesional. Antes de mí había pasado José Antonio Pérez, de Mi Mesa Cojea, y también pasarán otros colegas como Alberto Ortiz de Zárate o Jorge Campanillas, entre otros.

Escribo por aquí para poner sobre la mesa una reflexión con la que me salí. Y es la forma en que lo personal y lo profesional se me han ido juntando en este blog. Lo que comenzó siendo alguna que otra mención a las salidas en bici (creo que la primera fue esta de abril de 2006) o pequeños textos supuestamente literarios (lo que hoy en día es Escapatoria) se ha convertido, sobre todo en el primer caso, en un territorio que también ha desembocado en profesional. Claro, «profesional» en mi caso, viaja muy de la mano de «personal».

¿Representa esto una «economización» de nuestras vidas en la sociedad postmoderna? ¿Nada va a poder quedar fuera del ámbito de la transacción económica? A veces me asalta esta idea desasosegante. Si algo te gusta, el pensamiento vigente te dirá: ¡haz de ello tu negocio! Pasión = Saca partido de ella. El mismo Marc Prensky al que citaba el otro día, en su libro sobre educar a nativos digitales juega todo el rato con este concepto. A partir de lo que te gusta se construye una fuente de ingresos.

Por supuesto que sería necio por mi parte no reconocer que un proyecto como Rodamos Suave Suave me hace disfrutar de lo lindo. ¿Y si me adentrara más en ese terreno y mis viajes en bici pasaran a ser proyectos «facturables»? Es una tentación. Lo mismo que Diego Ballesteros hizo en 2008 para unir Zaragoza con Pekín en bici. Conseguir ese logro pasaba en su caso por la viabilidad económica. De hecho ahora mismo ando embarcado en un proyecto que espero veo la luz pronto, Sport TrendTrotters, donde a lo mejor puedo «profesionalizar» algo más esto que tengo por hobby.

En la clase del máster me di cuenta de que buena parte del tiempo, como decía antes, la pasé conversando sobre la mezcla personal/profesional que supongo destila este blog. Es una decisión. Cada cual tiene que investigar qué territorios son los que desea transitar cuando bloguea. No hay una única vía. Es opcional y tan digno es un camino estrictamente profesional como otro que solo tire de actividades profesionales. El caso es que la narración siga su curso y aporte a la escena algo que emocione… hasta donde sea posible.

Me di cuenta ayer que este tipo de conversación -pensar en el blog y cómo lo estoy escribiendo- compartida en clase es muy sana. Tampoco niego que engorda el ego porque estás hablando de ti, de tu experiencia, de tu «supuesto» éxito. Y vanidad la justa, ¿verdad? El máster se enfocaba hacia la comunicación corporativa donde los blogs sufren mucho más la cantinela de los objetivos y los resultados. Es otra historia. Un blog por obligación. ¡Qué alejado de lo que llevo haciendo desde hace ya cerca de 7 años! Pero para gustos los colores.

Sí, lo pasé bien ayer en esas dos horitas. Supongo que mucho tuvieron que ver quienes estaban en clase, preguntando algunas cosas que hacían pensar. Andan ahora montando un blog con aportaciones de cada persona. De momento se han presentado. Por si acaso, me voy a suscribir a sus entradas. Así yo también espero aprender de esa visión plural que proporciona gente joven a la que le ponen delante una herramienta llamada «blog» para comunicar. A ver qué sale. Un placer, jóvenes. Para lo que haga falta, por aquí ando para echar un cable 😉