Internet ubicuo, trabajo ubicuo, ahí te han dado

by Julen

Museo de Arte Contemporaneo de Vigo(Antigua Carcel) antes de rehabilitarse 14El otro día escuchaba loas a los modernos tiempos porque este Internet ubicuo al que nos enfrentamos del que disfrutamos facilita que la gente pueda trabajar en cualquier sitio a cualquier hora. Simple y devastador argumento para convencer a quienes hasta ahora veían el rabo de Lucifer en estas cosas de la tecnología. ¿O sea que ahora mi gente puede ya no depender del horario y la oficina para trabajar? No es mal asunto. Se puede explorar.

Así que cada vez es más importante la gestión que seamos capaces de hacer de los límites. No hacer nada suele suponer aceptar la invasión. De lo que sea. De llamadas telefónicas para ofrecerte servicios, de mensajes publicitarios que no lo parecen o de «trabaja más, tú que te lo pasas tan bien delante del ordenador». De hecho, los horarios y las oficinas siguen siendo una referencia para deslindar el trabajo de lo que no lo es. Y creo que a fin de cuentas mucha gente necesita ese muro separador. Es una opción bien respetable.

Nosotros, en cambio, lucimos palmito con eso de las travacaciones/trabacaciones y aceptando que un sábado o un domingo son fechas en las que se puede trabajar sin ningún prejuicio. Nos escudamos en el argumento de que, a cambio, podemos coger la bici un hermoso jueves por la mañana si el tiempo y las ganas acompañan. La línea que separa el trabajo del no trabajo es decisión personal. Pero no todo el mundo trabaja por su cuenta y no tiene jefes. No es la norma.

Así que ya veo la tentación: me quedo con la opción A y escondo la B. Opción A: ahora puedes trabajar fuera de tu horario y sin que vengas aquí. Opción B: puedes utilizar tu tiempo cuadriculado de trabajo (lunes a viernes y de ocho a cinco por ejemplo) para coger la bici si ves que hace bueno. Oh, oh, craso error. La opción B queda descartada. Trabajo es trabajo. Y no trabajo es… bueno… puede ser también trabajo. Todo sea por la causa. Por los valores compartidos, la misión y la visión que perseguimos. Tu compromiso y tu alineación es lo que queremos. No gente que va a lo suyo.

Así que Internet Everywhere es arma de doble filo. Como todo. Porque también es cierto que en el trabajo puedes evadirte y leer el Marca en pantalla… si es que no te lo han capado, claro. Esa pantallita del demonio a la que miramos no sé cuántas horas al día se está convirtiendo en la batalla por la productividad. ¿Qué hacer ahí delante de ella? Esa es la cuestión. Porque sea pantalla grande o pequeña, ya veo que pudiera servirte para un noble ideal que perseguimos en la empresa: Work Everywhere.

La pelea está servida. El moderno teletrabajo es una expresión del panóptico de Bentham: te estoy monitorizando para que hagas lo que tienes que hacer. Moderna libertad esclavizada, ¿no? Cosas veredes, amigo Sancho.

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6 comentarios

Nacho Muñoz 03/02/2012 - 19:45

La preocupación por la productividad es lícita. La obsesión por definir cómo ha de desarrollarse la productividad es lo que desmarca a una organización de otra. Si nos medimos por los resultados, ¿qué más da en qué empleamos nuestro tiempo? Lo importante es sacar adelante lo que hay que sacar adelante. Ya está.

Pero… a mayor tamaño, más necesidad de normalizar y protocolizar las actividades que se hacen en común. ¿Sería justo que por el tipo de actividad de uno tenga necesidad de estar en una oficina y otro tenga la libertad de subir a la sierra a esquiar ese mismo día? Sí, claro, luego el segundo se pondrá a trabajar un sábado mientras el primero disfruta de su merecido y normalizado descanso. Pero cuando esto ocurre de forma permanente, quizá, ¿no engendraría ciertos resquemores a nivel interno que no conducen a nada bueno?

Tampoco me hagas mucho caso, que estoy escribiendo conforme voy pensando 😉

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Julen 05/02/2012 - 05:51

Creo que dices bien, Nacho. Si alguien escapa del trabajo normalizado un jueves por la mañana para ir a la sierra, se armaría la revolución. Las organizaciones necesitan disciplina. Va a ser eso, ¿no? Los humanos, cuando nos reunimos en cierto número, generamos control social. Hay cosas que se ven bien y otras que se ven mal. O que no se pueden aceptar. ¿Son las organizaciones? ¿Nosotros mismos que nos dotamos de límites para no holgazanear?
Tampoco me hagas mucho caso, que yo también voy escribiendo mientras voy pensando. Y a veces hasta voy pensando cuando pedaleo. La de posts que salen de esas largas subidas 😉

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Isabel 03/02/2012 - 21:42

Leyendo y comentando en el blog de Julen a golpe de viernes tarde/noche. ¿Ocio? ¿Trabajo? Creo que hay que inventar nuevas palabras…

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Julen 05/02/2012 - 05:55

«En palabras» está un poco para esto que comentas, ¿no? 😉

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JAVIER BAREZ 06/02/2012 - 08:24

Egun on Julen
Buen post que abre un interesante debate y de rabiosa actualidad sociológica.
Nos encontramos frente a un nuevo tipo de sociedad, los expertos la denominan sociedad poslaboral, fruto por otra parte, de la sociedad tecnológicamente avanzada en la que como consecuencia de los avances tecnológicos sobra mucha «mano de obra», son excendentes.
En esta nueva sociedad, el pleno empleo, desaparece, el trabajo a tiempo completo también.
De hecho la tendencia marca que en la próxima década, sólo el 50% de la población activa dispondrá de trabajo a tiempo completo. El resto vivirá con trabajos temporales y precarios, desregularizados y deslocalizados, es el concepto de la brasileñización laboral, que ya se encuentra en Europa.
Por otra parte, ya existen experiencias en ese sentido, se implanta la flexibilación y reducción de horarios y consiguiente reducción de salarios.
El dilema se centra en varias preguntas, ¿qué hacer con el tiempo?, ¿de qué y cómo vivirán todas estas personas?, y algunas más. Algunas respuestas pasan por la sociedad multiactiva; tiempo para el trabajo, tiempo para la atención familiar y aficiones, tiempo para el trabajo social no remunerado,..
en fin un cambio de paradigma social
un abrazo
Javi

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Julen 21/02/2012 - 06:37

Pues esto que compartes, Javi, da un poco de respeto, ¿no? No sé, hay que estar alerta. No queda otra.

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