Henry Chesbrough y la trampa de la indiferenciación

by Julen

Innovación de Servicios AbiertosHe comenzado a leer el libro Innovación de servicios abiertos,  de Henry Chesbrough, que sigue, por cierto, la moda de subtítulos estúpidos: «Reinvente su negocio para crecer y competir en una nueva era». Casi dan ganas de no leerlo por este tipo de frases tremendistas que no aportan nada de nada. Pero, en fin, no nos vamos a soliviantar a las primeras de cambio.

El caso es que el gurú de la open innovation nos dice que el peligro que acecha a las empresas es el de caer en la trampa de la indiferenciación, que estaría compuesta de estas tres «realidades»:

  1. El conocimiento y las ideas innovadoras sobre la producción y el proceso empresarial tienen una amplia difusión.
  2. La fabricación de productos se traslada a zonas del mundo con costes muy bajos.
  3. El período de tiempo cada vez menor que dura un producto en el mercado antes de que sea sustituido por otro nuevo, perfeccionado.

De lo anterior deriva que «competir en intervalos de tiempo tan breves se asemeja al país de la Reina Roja de Alicia al otro lado del espejo, donde hay que correr de más rápido posible para permanecer en el mismo sitio«. O sea, gatopardismo frenético, que mola más.

El argumento de fondo parece que nos lleva a acelerar aún más y a hacerlo, además, de manera distinta. Solo estoy al principio del libro y tengo que andar con cuidado para no juzgar antes de tiempo, pero, ¿de nuevo vamos a aceptar las condiciones de partida y no ejercer crítica sobre lo que conviene hacer para no continuar con una huida hacia delante que no parece tener fin?

Chesbrough apunta datos sobre cómo en Estados Unidos la economía se ha desplazado con el paso del tiempo hacia los servicios, que abarcan el 80% del total. Pero también se apoya en el dato de que suponen más del 60% de la actividad económica en las cuarenta economías más importantes del mundo, para lo que toma la referencia, eso sí, de un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico del año 2000. Y a partir de estos datos, tira palante, hay que innovar en los servicios bajo el argumentario de la open innovation.

La trama de la indiferenciación es esa por la que vas a acabar haciendo algo que los demás, o ya hacen, o van a hacer en corto plazo. Así que busca algo distinto y si no puedes llevarlo a cabo desde la perspectiva del producto, hazlo desde una concepción de servicio. Es la tesis inicial de Chesbrough. ¿Innovar en aparatos llamados smartphones? Nada de eso, centra el tiro en que el smartphone se configure como una plataforma sobre la que disponer de servicios. Mira al software y no te centres tanto en el hardware. Mensaje simple, porque el hardware ya lo harán allá donde se paga una miseria a personas que no tienen nombre y apellido para quienes compramos esa mercancía.

En el fondo, el problema es ético. Si no puedo ganar pasta con el producto, lo hago con el servicio. Y el producto, físico, que se fabrique sin que yo me entere cómo. La única condición: que sea lo más barato posible. No sé, algo no puede ser. De esta forma, no. Sé que me repito porque manejo parecidos argumentos a los que he empleado en posts anteriores: Taladrina, paradoja para el futuro y Reinventando la empresa industrial más allá de Internet. Aunque sé que no voy solo en la argumentación, porque Guillermo Dorronsoro también maneja -con más datos y mejor planteamiento creo- una opinión similar: Defendamos nuestra industria. Y estoy seguro de que más gente se rebela contra esta línea de más y más servicio olvidando el producto físico.

En cualquier caso, estoy seguro de que hay muchas ideas en el libro de Chesbrough con las que voy a estar de acuerdo, faltaría más. Solo que me queda un poso de desasosiego cada vez que no veo crítica al origen de todo este frenesí en el que nos movemos. Servicios en vez de productos tiene su lógica, pero sin hacer de ello dogma de fe, por favor.

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7 comentarios

J.G. del Sol 02/11/2011 - 08:34

Uyuyuy,te veo dentro de poco conmigo en la barricada de los cascarrabias defendiendo la reindustrialización.Por ejemplo en torno a ‘tecnologías verdes’.A ver si encuentro algún libro como ésos que lees pero que alce un poco a aparejadores y soldadores en lugar de a tanto egregado chachi de escuela de negocios cuuuul. Para que te vengas antes a esta trinchera,que lo mismo hasta estoy solo 😛

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Julen 02/11/2011 - 09:57

¿Barricadas? ¿Dónde? Vamos a arrancar adoquines para usarlos contras las fuerzas de seguridad, que seguro que estarán ahí enfrente. Manda huevos este anarcocapitalismo en que vivimos 😉

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Iván 02/11/2011 - 10:37

Al final es curioso, pues tal como anda el patio global son precisamente los que producen quienes andan mejor ¿no? Eso de que nosotros solamente nos dedicamos a los servicios ( o innovamos) y que fabriquen otros en países en desarrollo empieza cada vez + a oler a no good 😉 ..Por otro lado , al final me parece que Henry como todos los gurú pueden ser la hostia pero se repiten + que unas castañuelas alargando el concepto y las ideas , desde un inicio hasta la saciedad. A lo mejor es que a partir de un cierto level en las alturas los libros se venden como churros…

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Julen 02/11/2011 - 23:37

Una vez que algo funciona, tira millas con ello. Creo que los gurús lo explotan a lo bestia. Más que evidente, ¿no?

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Jon S. 02/11/2011 - 15:17

Hello Julen,
Empecé a leer el libro a principios del mes pasado, y la verdad, que me ha decepcionado un poco. Mi crítica es diferente; sin ser un experto en esto de la innovación, empresa o economía abierta y sin acordarme de ningún caso en especial, tuve la sensación de que Chesbrough tiende a llamar abierto a lo que tradicionalmente se ha llamado relaciones con clientes.
Espero que no le pase al apellido «abierto» lo que en su día le pasó al apellido «innovador»…

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Julen 02/11/2011 - 23:39

Es que su idea de «abierto» es mucho menos radical que la que manejamos nosotros habitualmente. Es solo una forma de extender las relaciones más allá de los límites usuales pero sin cuestionar para nada el meollo del asunto. Vamos, medias tintas… que a veces bien que funcionan, por cierto, dicho sea de paso. Pero sí, es otra historia la de este hombre aunque siempre conviene leerlo.

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Por una industria que preste (también) servicios | Consultoría artesana en red 20/05/2014 - 06:07

[…] los que machaca acerca de este tránsito cuando habla de innovación se servicios abiertos. Aquí ya hemos hablado en alguna ocasión de este asunto. Es un tránsito que por supuesto tiene mucho de cultural. Porque la taladrina es la taladrina. […]

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