Sobre la empresa total

by Julen

Estoy terminando de leer Programados para triunfar, un ensayo de Michela Marzano que se subtitula Nuevo capitalismo, gestión empresarial y vida privada. En él la autora arremete contra la empresa (quiero pensar que contra cierto tipo de empresa) atacándola desde diversos ángulos y en busca de desmontar los sofismas que nos ofrece. De todo lo que escribe, rescato aquí un concepto para reflexionar acerca de él: la empresa total.

Me refiero con esto de la «empresa total» a esa extensión que hoy en día hacemos de la gestión empresarial a (casi) todos los órdenes de nuestras vidas. No solo por lo que respecta al ámbito social -la famosa responsabilidad social empresarial- sino también en el ámbito de lo privado. Parecería que nuestra responsabilidad en la tierra fuera «gestionarnos bien». En gran parte porque no perseguimos otra cosa que no sea el éxito.

Desde luego que, como señala Michela y como hemos escrito por aquí muchas veces, las estanterías de las librerías andan repletas de libros de autoayuda. Planes y más planes para realizar fríos ejercicios analíticos o para desplegar un recetario de acciones con las que ser quienes queremos ser, porque, según parece, no somos capaces de serlo. La empresa traslada sus sistemas de gestión a lo privado en busca de la eficacia. El resultado importa más que nosotras las personas, que nos convertimos en el medio para ese fin.

Si el enfoque neoliberal ha campeado alegremente en las últimas décadas, lo lógico es estar donde estamos. Lo político sucumbe ante lo económico. Si eso sucede en la sociedad, la consecuencia en el ámbito microeconómico es sencilla: la persona deja paso a una versión utilitarista de sí misma. La «gestión» traspasa el hacer y llega al ser. Tenemos que hacer una gestión excelente de la persona que somos.

Un verdadero empresario es también el «empresario» de su vida. Y esta posibilidad se ofrece a todos. Mediante un jeugo de manos, la literatura empresarial consigue hacernos creer que todos somos «empresarios» de nuestra vida. Todos somos capaces de «realizarnos», si así lo queremos y si lo «valemos». Basta con aplicarse las buenas recetas aportadas por esas guías de cocina de vida.

Y mira que hay herramientas. Sin más, vete a la calidad total, a los procesos de mejora continua, al kaizen, a los sistemas avanzados de gestión. De ahí puedes extraer mil y un herramientas para que tu vida tenga éxito. Tú tienes la llave, que diría cualquier manual de autoayuda que se precie. ¿A qué estás esperando?

Nos estamos convirtiendo en personas autogestionadas… ¿en el peor de los sentidos? Porque reconocer que cada cual llevamos la carga de nuestro éxito y que tenemos autonomía para gestionarnos es una tenebrosa forma de experimentar la libertad.

Interesante, aunque algo machacón, el libro de Michela Marzano, aporta crítica donde demasiadas veces no la hay. De ahí la recomendación. Con muchas referencias a Hannah Arendt, Richard Sennett (cómo no ver la sombra de La corrosión del carácter en este libro) o Michel Foucault, es un buen texto para cuestionar si la excelencia no esconde una triste percepción del ser humano. Creo que ese es el mensaje final.

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5 comentarios

J.G. del Sol 03/10/2011 - 07:37

El capitalismo dijo ‘adminístrese lo público como 1 empresa’,nos fijamos en las grandes y exitosas,y terminamos como la mayoría de aquéllas:sobre- y malviviendo algunas facetas de lo público,estrellándose y en crisis el enorme resto.La razón es que nos olvidamos de que lo público obedece a otros valores y objetivos que lo privado.
Este post me hace pensar en la continuación de la huida hacia adelante del capitalismo,con el individuo mismo como bastión a conquistar como simple efecto colateral de la creación de ese mercado editorial que citas.Como desastre andante que soy,estoy seguro de que todas esas técnicas podrían ayudarme.Pero el peligro está en aceptar 2 premisas empresariales:que sólo la mejora constante y frenética es autorrealización,y que siempre hay que buscar sólo y a cualquier coste lo mejor y nunca conformarse con lo suficientemente bueno.
Igual que la empresarización de lo público,esto no es más que otro arnés del capitalismo para que todo gire y genere beneficios en torno al nuevo becerro de oro,la empresa total y totalitaria.

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Julen 03/10/2011 - 14:21

Se te ve inspirado 😉
De todas formas, lo triste del asunto es que las dos premisas que citas son «innegociables». Forman parte del ADN con el que están construidas las empresas… incluyendo a la inmensa mayoría de las que se ponen en marcha en la actualidad. En cualquier caso, seguiremos siendo optimistas porque entre tanta empresa siempre hay buenos ejemplos, no me cabe duda. Lo que pasa es que cada vez cuesta más ver qué es verdad y qué ficción.

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J. G. del Sol 03/10/2011 - 16:53

Seguro que hay puntos de vista tras los cuales es natural y hasta positivo que las empresas sean así (aunque en todo caso la legislación y el control ciudadano/político de sus actividades sea más que deseable). Lo que no me gustaría es que personal e individualmente interiorizáramos ese camino como el mejor marco para nuestra autorrealización.

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Julen 04/10/2011 - 07:41

Pues sí, ese mismo miedo albergo: que «no nos demos cuenta».
Que tengas buen día.

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Cierre de Cuentas – 3/10/2011 « La Critipedia 04/10/2011 - 01:27

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