La actitud: abierto por defecto

Si habláramos en términos de «paradigma«, la empresa abierta sería aquella que lo es «por defecto». ¿A qué me refiero? A que no se trata tanto de ver «qué abres» sino «qué cierras». Y pudiera ser que este sea el gran paso para modificar la manera en la que gestionamos nuestras empresas. Un paso que tiene que ver más con los prejuicios y las actitudes que con las herramientas.

Al tiempo que digo lo anterior, soy consciente de que no tiene que ser todo abierto «porque sí». Hay una lógica que no conviene olvidar. Hay sectores diferentes y reglas de juego con muchos matices que no conviene olvidar. Pensad en un negocio como toda la marabunta que se deriva de la información que dejamos en redes sociales en Internet. Esos negocios deberían considerar que su materia prima es, por supuesto, objeto de protección prioritaria. Y que el peso de la LOPD caiga sobre ellos si incumplen de mala fe. Hay contenidos sensibles que conviene tratar con discreción.

En realidad, trabajar por defecto en abierto es algo que elimina muchos obstáculos. Por ejemplo, simplifica la comunicación. Desaparece el típico problema de «alimentar un sitio web» porque el sitio web es donde se lleva a cabo buena parte de la actividad. La intrahistoria, el making of, las «tripas» de una actividad pueden ser objeto de observación para detectar antes los errores al disponer de más ojos atentos.

También es cierto que eso conduce a una inflación de contenido. Si abrir fuera la norma el problema sería de continuo desbordamiento. Por eso una competencia crítica es la de filtrar el contenido según los intereses de cada cual. Si hoy cabe hablar de una habilidad básica para ganar en competitividad esa es la de manejar información just in time: la que hace falta, en la cantidad necesaria, cuando se precisa y allí donde aporta valor.

Abrir por defecto se enfrenta al miedo cerval de que te roben. Pero en la economía del conocimiento la lógica no es de escasez sino de abundancia. No podemos reproducir las leyes que se aplican a los productos físicos. Cuando coges una de mis ideas, no me la quitas. Yo sigo teniéndola. Y si veo cómo la utilizas es posible que me vengan nuevas ideas. El proceso generador se retroalimenta. Yo también salgo ganando con tu «robo». Por eso es por lo que -al hablar de conocimiento- no debemos pensar en que nos roban. Copiar y pegar no es necesariamente malo.

Abrir significa incrementar la posibilidad de remezcla. Es un acelerador del pensamiento. Espabila neuronas y hace correr el aire por el interior de nuestros cerebros y de nuestros corazones. Abrir por defecto es actitud. Y me viene fácil elslogan de Pirelli: claro que potencia sin control no sirve. Pero necesitamos la potencia inicial. Y esta, en gran medida, te la proporciona una actitud abierta.