Cómo buscarse la vida en organizaciones grandes

Nota previa.- Esta película no está basada en hechos reales. Cualquier parecido con la realidad es producto de la casualidad. Todos sabemos que no es así, que la pasión se despliega en el trabajo de la mano de coachs y acertadas estrategias empresariales. Faltaría más.
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Las corporaciones grandes, sean públicas o privadas, producen anticuerpos. Una vez que estás dentro de ellas, puede que la actividad profesional que desempeñes no se alinee con lo que las élites desean o puede que lo haga sobre la base de unos mínimos. La dirección se configura como una especie de terra incognita para la ciudadanía de a pie, como algo desconocido y casi mítico. Allí deben de suceder cosas incomprensibles en su gran parte. Es un mundo, lejano y extraño, que se rige por leyes diferentes a las nuestras. Muchas grandes organizaciones tienen una terra incognita llamada dirección.

A medida que una persona pasa tiempo dentro de una gran organización, es lógico que aprenda a «buscarse la vida». Este aprendizaje es cuestión de pura supervivencia. Quien haya soportado diferentes vaivenes (que en lenguaje del manajemén llamaremos ostentosamente planes estratégicos) ya sabe de lo que hablo. Hoy quieren esto, mañana lo otro. Ya se les pasará. Solo hay que tener paciencia.

El objetivo es minimizar el impacto de sus vaivenes en nuestra actividad profesional. ¿Que los nuevos quieren la sopa con mucho caldo? Apliquemos un mínimo de sentido común y agüemos un poco más el plato, sin pasarnos, para que vean que lo hacemos, pero sabiendo que después llegará otra hornada de directrices que preferirán la sopa más espesa. Mientras tanto, el mundo sigue rodando y hay que fichar todos los días.

Así va pasando el tiempo. Las grandes organizaciones tirando de grandes estrategias y grandes planes mientras la ciudadanía rasa capea el temporal como puede. En realidad cada vez es más fácil. ¿Que las normas globales prohíben el acceso a las redes sociales en Internet? Pues no pasa nada, volveremos a ocupar el tiempo con el periódico de toda la vida, la revista de coches o en la cafetera. Si el control es más férreo, más imaginación para saltárselo. Un juego que suele entretener bastante, por cierto.

Existe una profunda sabiduría entre la gente que ha sabido sobrevivir al paso del tiempo en las organizaciones grandes. Normalmente es una sabiduría que queda oculta a los ojos de quienes dirigen el barco pero que es muy útil para las nuevas hordas de mano de obra que accede a un nuevo puesto de trabajo. Es sabiduría sobre cómo escaquearse en pequeñas dosis, apenas perceptibles, sobre cómo parecer que sí, que te mueves en la dirección que se indica pero sin mover un dedo. Cosas así, cosas que una persona normal valora y que las clases directivas prohibirían por ley.

Los vaivenes empresariales tienen estas cosas: generan anticuerpos y/o indiferencia. Toda persona con dos dedos de frente sabe que luego vendrá otro vaivén. Con el clásico movimiento pendular llegará y dirá que vaya mierda lo anterior. ¿Lo anterior? ¿Te refieres a lo que yo estaba haciendo? Porque yo era parte del sistema que hacía lo anterior. Así que, por si acaso, el asunto es no hacer nunca con fe ciega y hasta las últimas consecuencias lo que me dices, sino solo hasta donde sea necesario para una mínima convivencia sin conflicto. Tú crees que se mueve, pues eso sirve.

La gente normal aprende a vivir con coraza y defensas antiaéreas. Es la única forma de no morir en el frente de batalla. Hacer lo que supone que haya que hacer para no cambiar nada de forma radical. Porque después las aguas volverán a la calma. Inteligencia para sobrevivir.