Tengo 46 años y conocí los disquetes de 1,44Mb. Bueno, claro, esto es porque me echo un farol. En realidad conocí también aquellos otros disquetes de 5 ¼ que hasta podías doblar… y antes de aquello… bueno, no hace falta ir más atrás, ¿de acuerdo? Me voy a quedar con los de 1,44 Mb, que no es cuestión de hacer sangre.
Hoy miro los dispositivos que me acompañan y comparo. Me quedo, por ejemplo, con la cámara GoPro que uso para grabar algunas cosas en la bici o con algo más corriente como el smartphone que uso, un HTC Desire Z. Los dos los tengo con tarjetas microSD de 32 Gb. Me pongo a hacer operaciones matemáticas y resulta que llevo encima una capacidad que supone más de 20.000 veces que la de aquellos disquetes de 1,44 Mb. Nada que la razón pueda admitir.
¿Hemos conseguido una mejora de la eficiencia de semejante calibre en el manejo de la información que hacemos? Vale, vale, ya sé que la respuesta es no. Bueno, hago la pregunta de otra forma: ¿hemos mejorado el manejo de la información? Me quiero creer que sí. ¿Cuánto? Difícil medir, por no decir que imposible.
Las prácticas sociales han convergido en un estándar: vomitamos contenidos digitales. ¿Fotografías? Eso que antes se pensaba y hoy se hace. ¿Subir contenidos a Internet? Eso que antes se hacía por excepción y hoy por defecto. En 2011 somos ya seres que además de expulsar dióxido de carbono al respirar, emitimos información a través de la cacharrería que nos acompaña.
Para esa parte de la humanidad que anda pensando todo el rato en hacer negocios, lo anterior supone que se crea un inmenso mercado de información. En río revuelto, ganancia de pescadores. Y el río hace tiempo que nos pusimos a revolverlo, con o sin sentido. Las aguas son turbulentas y en ellas los numerati (vale, no existen, jajajaja) hacen su agosto. Solo hay que saber rebuscar y a ser posible sin que nadie se dé cuenta aunque todos tengamos nuestras sospechas.
¿Hay que reinvindicar la cultura de la escasez de información y los disquetes de 1,44Mb? Anacronismo de un cascarrabias, ya sé que es solo un pataleo de primera hora de la mañana. Disculpen la interrupción. Sigan con sus cosas, no les entretengo más.
12 comentarios
Los disquetes de 1,44 serán siempre para nosotros como aquellas fotos con colores pálidos de nuestra infancia: forman parte de nuestro historial genético, nos retrotraen a otras épocas pasadas y felices (cualquier tiempo pasado fue mejor) y quedan en el recuerdo y la añoranza, … pero sólo en el recuerdo.
Esto solo lo podemos entender quienes tenemos unos añitos, ¿verdad? 😉
Pregunta: al final, ¿la tecnología nos está ayudando o no tanto a hacer una sociedad mejor?
Las herramientas nos ayudan a hacer una sociedad mejor solo si sabemos utilizarla para ello. Es decir, que depende de nosotros… 🙂
Juanjo, la tecnología… asunto tuyo, compañero. Dime cómo la usas y te diré si te ayuda. De todas formas, en la globalidad… sí, nos hace progresar. No tengo duda. Pero el asunto es que me parece que hay escaso sentido crítico en mucha gente.
Julen: ¡Qué joven eres! Ya veo que no llegaste a conocer las tarjetasFortran.
Jooooder, tu enseguida tendrás nietos, ¿no? jajajajajajaja
Melancólico te nos has puesto ¿o qué?
Josu, llevo dos o tres semanas que no salgo de este estado…
El otro día encontré uno de ésos en casa, con una etiqueta que decía «Importante». Y me he quedado con las ganas de saber qué era importante para mí entonces, porque ninguno de los dispositivos actuales admite compartir su status con el inofensivo cuadradito de plástico y copra. Por cierto, que la versión de Word para Mac que tengo, mantiene el icono del disquete para la función «guardar», y me costó bastante explicarles a mis hijas qué quería decir…
Por si quedan dudas: tan sólo soy «razonablemente» anciana.
Pilar, ahora que comentas lo del icono del disquete, es curiosa toda esa señalética que ha aguantado el paso del tiempo para seguir identificando ciertos asuntos. Pienso en la imagen del teléfono o la del «peatón en carretera» con su sombrero y todo… alguien debería hacer un estudio sobre señales que perviven 😉
Sea el que sea tu grado de ancianidad… no lo aparentas. ¡Toma piropo! jejeje
Yo aún llevo uno en uno de los pequeños bolsitos del maletín del portátil, solo para que no se me olvide lo rápidas que van las cosas. Por supuesto que no tengo ni idea de lo que tiene dentro.
Ayer Google nos daba la bienvenida celebrando su 13 cumpleaños. Solo 13… parece mentira…
Cómo pasa el tiempo…