10- Viu – Broto

by Julen

Fran en el Collado CullivertLa tarde en Viu transcurrió alrededor de los intentos por arreglar un problema en el cambio trasero de la bici de Mai y los paseos por las cuatro calles del pueblo, además del repostaje líquido en el «bar» improvisado de Germán, Chulian y Alejandro. Al final, Mai se quedó sin bici útil a pesar de los mil intentos de Jaime por repararla. Esperemos que mañana se pueda reincorporar junto a los demás porque se han acercado a Ainsa a repararla.

La cena me trajo los recuerdos de hace siete años. Allí en Casa Miguel seguían los trofeos de guiñote, las fotos de la familia, el mueble con sus cuberterías y cristalerías repartidas por las baldas; todo parecía igual, excepto porque a la mesa no estaba la abuela Asunción, que murió a los 92 años. Comida básica en un lugar humilde, en el último lugar habitado antes de la subida final al collado Cullivert. Por cierto, cuestas bien duras para llegar a la pequeña pradera del final, todo un lujo para los sentidos.

En la primera bajada pedregosa tras el sendero de la cumbre, ¡problema técnico! Uno de los anclajes del portabultos ha reventado. Ha cascado, sin más. Esto hacía que sintiera un traqueteo raro con ruido metálico que no sabía de dónde venía. Lo hemos resuelto con una buena colección de bridas. A ver si aguanta hasta Sabiñánigo mañana donde espero pasar por algún taller a ver cómo lo resolvemos. De momento está aguantando pero quedan todavía seis jornadas por delante y habrá que buscar alternativas más fiables.

Hoy hacemos fin de etapa en Broto, un pueblo animado, con su calle principal repleta de hotelitos y restaurantes. Casualidad, nada más llegar Fran ha reconocido a la chica de recepción del hotel, que había contactado con él en su día para recorrer la Transandalus. Pequeño es el mundo.

Tras cuatro días en que no he podido conectarme a Internet desde un PC aquí ando, descargando los tracks del GPS y subiéndolos a mi sitio web de Garmin. También los compartiré vía nuestra página de Facebook. Tengo trabajo por hacer. Nada como rodar sobre la bici cerca de cinco horas y media… ¡y tener trabajo nada más llegar al fin de etapa! Pero, «sarna con gusto no pica». Nos leemos.

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