Facebook, el internet de ahora

by Julen

Facebook customized IconAyer compartí con David una sesión sobre Facebook en nuestro proyecto alrededor de Ekin Bilbao. Resulta que a Facebook también le aplica la teoría de los gases: si le damos 3 horas, esas son las que usamos para explicarlo. Pero si le damos 8 horas, esas llenaremos. Y si es un día completo o una semana, material hay para que se rellene al completo el tiempo disponible. Moraleja: ayer comprendí algo que ya sabía y que quizá me estaba negando a ver. A saber, que Facebook es un universo en sí mismo. Y cuando digo «universo» podría decir «Internet».

¿Facebook es Internet? Claro que no. Sí, eso lo digo yo, pero es probable que para muchas personas se esté convirtiendo en Internet, en «el Internet normal». Vamos, que Facebook se come Internet. ¿La razón? La web, ahora sí, se ha hecho social. Y fin de la historia. Y comienzo de una nueva historia. Hubo un antes y un después. Más de 600 millones de personas no pueden equivocarse. ¿O sí?

Sin embargo, todo el panorama de Facebook está lleno de claroscuros. Puede ser que como nuestra sociedad. Ni mejor ni peor. No es diferente de cualquier otra reflexión que te plantees hoy en día. Una megaherramienta montada sobre un modelo de negocio basado en la publicidad y en el que la materia prima es la información que le proporcionamos. Y no te engañes, porque puedes falsearla una vez, dos veces, tres veces… pero a la larga el número de interacciones te acaban colocando en tu lugar exacto. Deducción de lo que haces y dices. Deducción de lo que haces y le dices a Facebook. ¿A quién, si no? ¿A tus amigas y amigos? También. Perdona, lo olvidaba.

En Facebook puedes ser persona y puedes ser un lugar de transacción comercial. Unas cosas antes llamadas empresas e instituciones ahora son «páginas de Facebook». Es una reencarnación de lo colectivo con fines de comunicación y, en un gran número de ocasiones, venta. Transacción comercial que se soporta sobre un espacio concebido para que puedas dirigirte mediante anuncios a quienes realmente te interesan. Bien simple. Dime con quién quieres interactuar y yo te daré herramientas para que segmentes bien tu participación.

Facebook representa el internet del mínimo esfuerzo y la tecnología que se hace transparente sin que lo sea. Pero para ver el código, que diría Lawrence Lessig, hace falta pararse y no tanto hacer, sino observar. Y el mundo se mueve demasiado deprisa como para que ni tú ni yo tengamos tiempo de coger una instantánea con suficiente profundidad. La velocidad del objeto impide captar su esencia.

Luego, más tarde, tras la sesión, David me preguntaba qué podíamos hacer nosotros, que blogueamos, escribimos en wikis, compartimos presentaciones en slideshare, etiquetamos con deliciuos, hacemos nuestros intentos con fotografías y videos, twitteamos… Si haces todo eso, ¿qué puedes hacer en Facebook? Hay respuesta: poca cosa. En el amplio rango de posibilidades para estar presente en Internet no hay que exagerar la redundancia. David y yo somos unos carcas, unos dinosaurios de las cavernas interneteras. Somos del paleolítico superior, hablando de Internet. Así que lo único que podemos hacer en Facebook es enredar y experimentar. Tratar de observar qué pasa ahí dentro. Y quizá con un proyecto nuevo, salsear a conciencia. Pero da pereza, vaya si da.

Sin embargo, también digo que esta no es la situación «normal» para la mayor parte de las personas y de las organizaciones de hoy en día. Si no has tenido un pasado oscuro en las cavernas de la web social, Facebook se parece sospechosamente a Internet. Sí, a Internet en su globalidad.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.