Control de presencia, anacronismo de rabiosa actualidad

by Julen

Garita de vigilanciaEl discurso oficial habla de la sociedad del conocimiento. ¿Consecuencia? Las personas, que son quienes poseen el conocimiento, se convierten en artífices de éxitos y fracasos de las organizaciones en las que trabajan. Eso sí, como quiera que somos gente diversa, ante la eventualidad de que alguien se escaquee de su responsabilidad, se aplica el código militar y no el civil: ficha, que tienes que cumplir tu horario. Ya lo dijo el señor Douglas McGregor recordando la propuesta de Frederick Taylor: hay toda una concepción de la persona que define el escaqueo como su estado natural. O sigues y persigues o se te desmandan. Qué dolor.

El problema no queda ahí. Siempre hay castas. Y hay quienes desde arriba se autoasignan otro modelo: ellos no necesitan máquina que controle su presencia. Así que en la misma organización, donde hay una clase perseguida por el horario, campea otra que hace de su capa un sayo. Total, que hecha la ley, hecha la trampa. Ciudadanía clase A y ciudadanía clase B. Oficiales con rango y simples soldados rasos. A ver qué te habías creído.

Colocar un control de presencia es asumir un fracaso estrepitoso de convivencia entre las partes. El reloj me dice cómo debo comportarme. Claro que quizá pueda servir para estructurar una vida que hoy exige buenas dosis de gestión y de manejar límites. Así que el reloj sustituye al humano que podría autorregularse y decide por él: ahora estás trabajando y ahora no estás.

Eso sí, la «presencia» que el reloj mide es eso: «presencia». Cuerpo presente. Cerebro y corazón en otra parte, pero tu cuerpo que permanezca atado a esa silla y que alguna de sus manos haya acercado tu tarjeta de fichar al lugar que la detecta. El sistema ya puede decirlo: estás controlada.

¿Y qué hay de lo que tienes que hacer en tus horas de trabajo? Bueno, como eso es complicado de medir, mejor nos seguimos guiando por lo que dice el reloj. ¿Cuánto tiempo has estado allá dentro? Pues por eso te mediremos. La productividad utiliza el tiempo como vara de medir. Así que no te preocupes, ya sabes la unidad por la que dividirán lo que hagas… si es que pudieran medir lo que haces, claro. Los indicadores alternativos son pura fantasía.

El sistema sin control de presencia es utopía. Es el gran argumento de quienes se oponen. Hace falta un control. Una hora de clase debe ser una hora de clase igual que un kilo de azúcar es un kilo de azúcar. Doscientos gramos de ideas también deben ser doscientos gramos. Medio kilo de creatividad lo mismo. Tu conocimiento es algo que anda por ahí y que el sistema no puede evaluar. Así que mejor si no renunciamos a la coherencia de la medida física. Una hora de tu tiempo de trabajo es un período comprendido entre las 8:00 y las 15:00 horas. Fuera de esa franja, tu conocimiento se sumerge en aguas profundas y oscuras: deja de pensar, deja de darle vueltas a cualquier cosa que pueda oler a trabajo.

No obstante, los sistemas de control de presencia generan puestos de trabajo. Supongo que soy un malnacido si lo que pretendo es cargarme a toda esa gente que vive de estos sistemas. Es un mercado. Como el de la seguridad, que vive de la inseguridad. Así que el mercado del control de presencia tiene sus empresas, su software y genera trabajo para la gente que controla el tiempo en las empresas. Y esto son palabras mayores. Que mira cómo andamos de paro. Quita, quita, mejor dejamos el reloj de fichar.

Porque quitar el reloj te conduce a otro paradigma. Vas a tener que hablar de confianza, de autorregulación, de aceptar diferencias entre las personas, de coordinación al margen de lo que los de arriba quieren coordinar. Vas a tener que hablar de la vida de las personas y no solo de su trabajo. Vas a tener que ahorrar dinero porque no hay máquinas de fichar, ni software que mantener ni personas a las que dedicar a ese control. Vas a tener que ver el mundo de otra manera.

No, los sistemas de control de presencia van a seguir presentes. En la Administración y en la empresa privada. En la fábrica y en el centro tecnológico. Es una anacronismo de rabiosa actualidad. Vamos a continuar viendo ejemplos por doquier. Empresas públicas y privadas que hacen fichar a las personas. Hay que controlar la presencia. La libertad es eso que se practica -si puedes- en otros sitios. Pero no en el trabajo. Aquí se ficha.

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12 comentarios

Relojes de fichar 06/05/2011 - 08:12

Como parte del sector que comentas te puedo hablar de primera mano. Lamentablemente por la educación, nivel de formación y ética tanto de trabajadores como de empresarios no nos queda otra que seguir (al menos durante un tiempo, hasta que la mentalidad cambie) con los actuales sistemas de control de asistencia y de producción basados en relojes de fichar en sus distintas modalidades. Aquí en España los cambios que rodean nuestro mundo se aplican con más lentitud y más tarde que en los países que representan la cúspide del desarrollo Tecnico y empresarial.
Gracias por todo.

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Julen 07/05/2011 - 04:55

Bueno, supongo que lo que comentas es la realidad, esa que ni tú ni yo podemos evitar. Sin embargo, dicho eso, mi opinión no cambia: el control de presencia es una muestra inequívoca del fracaso en la gestión de una relación digna entre las personas en un contexto profesional. Aún así, son palabras muy a tener en cuenta las que compartes. Gracias por dejar ese comentario. Se agradece que nos bajes a la tierra 😉

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Iván 09/05/2011 - 11:43

Muy buen post Julen. La semana pasada en el libro aprendizaje invisible citaban a un nuevo tipo de profesionales, una palabra interesante KNOWMADS, un juego entre knowledge y nómadas, haciendo referencia a profesionales ya de ahora y sobre todo a los que van a venir con la nueva sociedad de la información y que trabaja por Internet.Y es que creo el formato tradicional de empresas puede chocar con ciertos trabajos o profesionales. Por cierto, siempre me he preguntado ¿ qué pasa con la gente productiva y creativa que prefiere curras de noche? Personalmente siempre me ha chocado y nunca me ha gustado eso de fichar, se me hace raro y digamos que no me gusta que se mida a uno por horas, un saludo

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Julen 10/05/2011 - 06:25

@Iván, la gente es diversa pero las empresas suelen tender a prácticas comunes limando diferencias. Y el horario es una de ellas. Me temo 😉

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Jose miguel 22/05/2012 - 15:32

Me gustaría ofrecerte un espacio social en una revista sin animo de lucro que se llama revista de seguridad. Cada 3-4 meses editamos
Sl2

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Julen 23/05/2012 - 07:14

Gracias, pero no me interesa.

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José Miguel 04/11/2012 - 21:56

Julen

Podemos incluir tus reflexiones en la revista de este número referido a controles de accesos ??. Mencionamos tu nombre?

Gracias

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Julen 05/11/2012 - 06:54

Sin problemas, José Miguel.
Saludos.

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emy grant 29/06/2013 - 23:36

Estimado Julien. Muy interesante y pertinente tus opiniones. Pero, como siempre, lo que para uno es blanco para otro puede ser bueno, lo que para uno es mal para alguien puede ser bien.
Yo soy camionero. Nuestro ambito de trabajo es …. donde para los demas significa … fuera. El unico y equitable modo de respetarse nuestros derechos como personas es que la Sociedad nos coloque un control de presencia en nuestras propias vidas, en nuestros domicilios, por que desde mucho tiempo (2002) hasta hoy en dia nos ataron del volante con el control de presencia en el trabajo (el tacografo). No explico mas, y ademas utiliso bastante mal el español.
Buscando yo con el directorio «control de presencia» he llegado a tu blog y …

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Sonia 06/10/2015 - 12:25

Allí donde dice » En la Administración y en la empresa privada. En la fábrica y en el centro tecnológico. Es una anacronismo de rabiosa actualidad. Vamos a continuar viendo ejemplos por doquier. Empresas públicas y privadas que hacen fichar a las personas» puedes sumarle «escuelas». O «escuela». Nos lo acaban de instalar este año en el colegio donde trabajo.

Gracias por el artículo!

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Julen 06/10/2015 - 19:48

Parece que en todos los lados cuecen habas. Espero que lo sobrelleves con dignidad 😉

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Sonia 06/10/2015 - 20:17

Ahí estamos. Dedicando mi energía a estar en el cole las horas que tocan! Con lo bonito que era!

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