¿Por qué practicar la artesanía en 2011?

by Julen

Artesanías - México 2005El concepto tampoco es que conduzca a un particular prestigio social a día de hoy. El diccionario de la RAE dice de alguien que practica la artesanía que es «Persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico. U. modernamente para referirse a quien hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndoles un sello personal, a diferencia del obrero fabril.» Algo así como un pasatiempo de la modernez o, peor aún, un hacer algo como churros. Esto es lo que hay.

El viernes pasado estuve comiendo con una artesana, Yolanda Sánchez. Trabaja la seda y anda buscando futuro para sus prácticas artesanas. Recientemente, junto con otras dos compañeras, Olga Uribe y Carmen Pérez, ha organizado la primera edición de una exposición aquí en Bilbao, en la Intermodal de Abando, junto a la Plaza Circular: Valorarte. La conversación con ella tuvo que ver con la forma en que trabajamos y cómo organizarnos para resultar suficientemente competitivos en los tiempos actuales.

¿El mundo va contra las prácticas artesanas? Los «cortes chinos» ponen sobre la mesa cuál es la tendencia de consumo en esta sociedad que habitamos. Precio con una calidad ¿suficiente? frente a un producto en el que interviene una persona que puede ser tu vecina/o y que, por tanto, quiere vivir con dignidad y ser retribuida en consecuencia. ¿Este es el panorama? ¿Es imposible distinguir el producto artesano del fabricado con un molde que permite una repetición constante o que puede ser elaborado por unas manos que se pagan al menor de los precios posibles?

No tengo dudas de que hay un mercado que se guía por el precio. Y es un mercado enorme, que se expande y afecta a toda la sociedad. ¿Por qué pagar por un objeto al que no asignas valor? Claro, esta es la primera cuestión: que uno mismo asigne valor a un objeto. Y esto es un hecho muy particular. Observar un producto y encontrar en él un valor especial es algo que «sale de dentro». Aunque el producto lo pueda desencadenar, el asunto es el que el valor se lo asignamos nosotras. Sin embargo, quien quiera ofrecer un producto artesano sabe que no queda sino insistir para el producto adquiera valor. ¿Cómo hacerlo?

Me parece que hay que buscar mercados alternativos. Y trabajar mucho la relación con quienes muestran sensibilidad por ciertos productos. Me parece que es la clave y que abre un mundo lleno de potenciales satisfacciones. Obsesionarse por tender vínculos con quienes comparten una forma de entender el producto. Un cliente de un artesano no es solo un cliente. Es alguien que piensa, hasta cierto punto, como quien ha diseñado y fabricado ese producto. No puede escaparse sin un intento de fortalecer el vínculo y buscar un lazo fuerte.

La artesanía tiene que vivir de lazos fuertes. Hace poco tuve una reunión en la Diputación Foral de Bizkaia con la gente de innovación en la que también estuvimos hablando del sector artesano, al que ellos dedican una línea específica de trabajo y ayudas. Siempre me hablan de las dificultades del sector. Lógico, en buena parte, porque el mundo se mueve en su contra. Pero también hay ciertas corrientes que creo que pueden aprovecharse. Y pasan por fortalecer vínculos con quienes se acercan a «comprar». Si eres artesana veo talleres con clientes, veo diseños compartidos, veo una participación mucho más intensa de quien compra ese producto. Porque lo hace en tanto que se diferencia de esa otra manera de comprar que predomina: el precio.

La artesanía siempre va a ser un mercado de nicho. Y la palabra «mercado» se queda corta, por supuesto. Siempre va a ser algo pequeño, donde conoces nombres y apellidos. Siempre va a resultar más caprichoso y humano, más cercano y modelable. No sé si llegaremos a concretar colaboración con personas que trabajan en el tradicional sector artesano, pero desde luego que me encantaría. Vamos a ver lo que somos capaces de proponer.

De entrada se me ocurren estas claves que habrá que explorar:

  • Buscar artesanas/os con quienes compartir el deseo de que nuestras actividades sean sostenibles hoy y en el futuro.
  • Identificar en qué consiste la habilidad que se domina, qué conocimiento existe sobre ella en la sociedad, dónde puede haber colectivos sensibles, quiénes pueden serlo y cómo generar un «mercado» de lazo fuerte.
  • Cómo desarrollar las habilidades de relación para el lazo fuerte en los tiempos actuales: trabajo offline y online.
  • La distribución sin intermediarios: de quien diseña y produce a quien compra. ¿Cómo se pone en contacto a las dos partes?

Son reflexiones en voz alta que quiero compartir porque a lo mejor alguien que lea esto puede añadir su punto de vista. Hablamos de artesanía en pleno siglo XXI. Un anacronismo si no fuera por los ánimos del señor Richard Sennett 😉

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8 comentarios

José Miguel Bolívar 09/05/2011 - 08:07

Hay un mercado, mayoritario, que se guía por el precio, pero hay también un mercado que se guía por el valor. El reto, en mi opinión, es lograr que el potencial cliente de productos o servicios artesanos perciba el valor diferencial que recibe por la diferencia de precio. En lugar de algo barato con calidad suficiente hay que ofrecer un producto de gran calidad que aporte además algo diferencial con respecto al barato. Puede ser un trato especial o una determinada adaptación a necesidades concretas. Pero no creo que sea suficiente con la parte emocional/afectiva. El valor diferencial debe ser real. De lo contrario, me temo que es una batalla perdida. Creo que la artesanía no sólo es posible sino necesaria en el siglo XXI pero ¿debe estar necesariamente de espaldas al mercado?

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Julen 10/05/2011 - 06:18

@José Miguel, es evidente que el «factor diferencial» debe existir. Ahora bien, ¿cómo se construye? Seguramente que será una combinación de calidad de producto con una serie de elementos que rodean la entrega de ese producto. De todas formas, yo creo que hay un buen campo en lo emocional. No solo de razón vive el hombre y creo que hay mucho de opción personal, más allá de la calidad en sí del producto.

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Rubén 09/05/2011 - 08:57

Yo he tenido la oportunidad de trabajar con artesanas en encuentros y organizando talleres y hay una cosa que desde el principio me llamo la atención: en estos mundos de branding donde toda empresa que se precie quiere demostrar valor y responsabilidad social corporativa resulta que el mundo artesanal lo trae de serie.
El grupo que a mi me tocó es de artesanas rurales o lo que es lo mismo: estadísticamente las mujeres fijan la población con lo que contribuyen a paliar la despoblación rural, todas sus explotaciones son responsables con el medio ambiente, sus materias primas son locales, atraen turismo y gran parte de ellas imparte talleres en su zona de influencia. Ya quisiera Coca Cola poder hacer un anuncio así.

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Julen 10/05/2011 - 06:21

Hola, Rubén. El asunto es cómo conseguimos que esas artesanas rurales generen una economía «suficientemente» satisfactoria para cubrir sus necesidades. Lo artesanal trae de serie «otra manera» de hacer las cosas, pero hay un asunto de percepción que conviene trabajar porque gran parte de la ciudadanía es insensible a determinados valores. Yo creo que a veces nos confunde el deseo con la realidad, que suele ser más tozuda. En cualquier caso, seguro que es muy gratificante trabajar con estos colectivos. Seguro. Disfrútalo mientras puedas que allá fuera en la empresa agresiva de mercado todo es más salvaje 😉

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slate 09/05/2011 - 09:46

Interesante de verdad.

Otra clave podría alinearse con el intra&emprendizaje, tomando como base los oficios, usos y costumbres de cada «territorio»…

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Julen 10/05/2011 - 06:22

@slate, no cabe duda de que la conexión con la geografía cercana es una de las vías. Muy de acuerdo. Hay veces en que tanto discurso de internacionalización hace olvidar las enormes posibilidades de lo cercano.

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gallas 09/05/2011 - 09:49

Hummmm Me atrae especialmente.
Este fin de semana he leido sobre cocina. «Au Revoir» un análisis del declive de la cocina francesa.
Entre otras cosas me llamaba la atención lo fácil que me es conectar con algunas respuestas a preguntas de ámbitos organizacional, social y personal en el acercamiento a la arquitectura, la cocina, el arte, la artesanía,… Son como espacios liberados dónde no hace falta acertar y las ideas se enredan exponencialmente.
Esto ya esta explorado por tantas personas y en especial por ti , Julen. Todo lo que aprendemos de la artesanía y su actitud. Quizás esa pueda ser una puerta de acceso.
Me explico, podíamos comenzar devolviendo todo lo que hemos aprendido de esta manera de entender la creación y el comercio. Contrastar y limar algunos «romaticismos» y poner en valor lo que existe.
Creo que alguna vez lo hemos comentado «Cuanto artesano -entendido de manera amplia- escapando de la artesanía para acabar en brazos del arte y el artista» Hay mucho de «no creernos» lo pequeño también ¿no?
Yo me sumo a la aventura sin duda.
Un abrazo

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Julen 10/05/2011 - 06:24

@gallas, hay que darle una vuelta a la táctica de aproximación a un colectivo que me parece muy heterogéneo. Quizá podamos jugar con una nueva generación de personas dedicadas a la artesanía. Se me ocurre. Lo iremos viendo poco a poco.

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