Modelos testosterónicos de gestión

by Julen

En general (y como toda generalización, hay que coger el texto con precaución), los negocios son de machos. La estadística es la que es, y Soberano fue y es cosa de hombres. Y, además, el modelo de emprendizaje predominante pone sobre la mesa valores de ambición, riesgo y desafío que circulan mejor en el carril de la izquierda de la autopista, a toda velocidad. La competitividad moderna requiere una dedicación tal que no sólo es un sueño lo que perseguimos sino un sueño veloz y ganador.

Lo peor de todo es que estos modelos conforman una capa base que a veces es invisible. Y esto sí que complica todo: la invisibilidad impide la mejora. No hay problema, no hay solución. No hay voz crítica, no hay nada que cambiar. Sólo cuando colocas fotos como las que Amalio A. Rey exponía en su charla sobre hibridación del pasado jueves en Donostia caes en la cuenta (Mapfre, Telefónica y gigantes parecidos). Los grandes imperios son el resultado de lo que un grupo aguerrido de bravos directivos han conseguido. Punto pelota.

Luego también sucede que nos venden un cierto tipo de éxito de las mujeres. Sea Esperanza Aguirre o la señorita Rothermeyer. Porque este es el modelo: mujer mandona, enérgica, decidida y con mala hostia. Con un par de huevos, aunque no los tenga. Ya Warren Bennis escribía en un libro de recopilación de textos –Preparando el futuro– que coordinó en su día Rowan Gibson una reflexión interesante:

Uno de los mitos que debemos olvidar es que la única manera de que las mujeres tengan éxito es actuando como hombres. Las mujeres no tienen que ser John Wayne para convertirse en líderes de éxito.

Con esto de los 110 km/h pasa lo mismo. Hombres despechados porque sus cuerpos piden más caña. Vaya mariconada ir a esa velocidad por la autopista. Esto ya no es lo que era. Así que rebelión en la granja: el modelo de referencia es Fernando Alonso. Ese tío sí que mola. Pudiendo ir quemando llanta, para qué conducir despacio. Acelera, que el riesgo es adrenalina.

Algo que me preocupa de veras es que no veo sensibilidad suficiente en la gente joven que se incorpora al mundo empresarial. Seguro que vamos a mejor, pero no me parece observar avances suficientes. La Administración ha puesto en marcha modelos de cuotas -ohhhh, una afrenta para la gestión testosterónica- que no se extienden como modelo a la gestión privada. Y, claro, cuando la gente joven llega a escena a lo mejor reproduce un modelo que está ahí y del que no es consciente. La rueda gira y gira, cada vez con más velocidad, pero en el sentido contrario al deseado.

Por mi parte, también me fustigo lo mío, porque quizá debiera escribir más sobre este tipo de asuntos. Es una manera de darle visibilidad. El lenguaje sexista sigue prevaleciendo. Hay quien no lo ve, pero está ahí. Y por debajo, en una capa más peligrosa, por invisible, están las actitudes. Y esto merece un trabajo de día sí y día también. En fin, en ello seguiremos. Ah, y por cierto, no me gusta nada la campaña actual de Emakunde con música épica de conquista (por cierto, a mí al menos no me van los enlaces al spot en su web) para que las mujeres ocupen puestos en los ámbitos de decisión. No, no me gusta esa simbología encubierta que reproduce otra vez la gestión testosterónica.

Y una última cuestión. Sí, hoy es el Día Internacional de la Mujer. Y sí, premios como los de Internacionalización e Innovación siguen reproduciendo el modelo testosterónico de gestión. Es lo que hay. Un botón más de muestra:

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13 comentarios

Juanjo Brizuela 08/03/2011 - 08:21

¡¡¡qué gran verdad!!!
aqui el valor es como en los tiempos de la mili…eso sí, las conductas inteligentes, slow y pausadas, aunque con pasión, son «mariconadas»

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Julen 21/03/2011 - 06:14

@Juanjo, mariconadas… y ¡grandes! 😉

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Iván 08/03/2011 - 09:31

Gran verdad. Las fotos de la jornada con Amalio fueron demoledoras. Y es que se necesita un poco más de colorido y de ambientes mixtos en los trabajos. Yo creo desde siempre que tanto traje gris y corbata acojonan 🙂

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Julen 21/03/2011 - 06:15

@Iván, sí, las fotos eran estupendas, aunque luego en su presentación, manejo mucho lenguaje sexista (por ejemplo con las profesiones que mostraba). Por cierto, a ver si se lo comento.

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@jlopezfu 08/03/2011 - 16:31

Me ha gustado mucho tu artículo. Sólo creo que debe completarse con la siguiente idea: El «modelo testosterónico» de gestión existe sin duda alguna y excluye a hombres-y-mujeres que no lo practica(mos).

Por otra parte, para equilibrar dicho modelo, creo que la clave es comprender por qué motivo ha tenido tanto éxito. Comprenderlo, nos permitirá encontrar un modelo alternativo para la inspiración de confianza y liderazgo en los equipos.

Seguramente es una «pena antropológica», pero hoy en día, en el Mediterráneo que conozco, parece sugerir más liderazgo la autoridad de quien da un puñetazo en la mesa (como prototipo de algo testosteríco) que el liderazgo de quien teje los lazos que construyen equipos geniales (y no sé de qué es prototípico).

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Raúl Hernández González 08/03/2011 - 18:17

Hoy ya he participado en un debate al respecto… y como ve iba a repetir, mejor pongo el enlace al sitio donde se ha desarrollado 🙂

http://madametafetan.wordpress.com/2011/03/08/senoras-que-no-quieren-mandar-como-los-senores

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Yuri 09/03/2011 - 00:35

Hola

Exceptuando un comentario, que no se si es una mujer o no, … ¿cómo es que no está aquí las feminas comentado? Increíble :O

Yo no me cansaré de decir, que sí, hay que hacer muchas cosas. Y aparentemente sabemos ‘qué’ hay que hacer (no ‘como’) para favorecer que exista una mayor presencia de la mujer en el campo laboral.

Pero hay una cosa que pocos (y pocas) hablan. Me explico.

¿Qué pasa si el proyecto – trabajo que desarrollas te apasiona y puede ocupar casi 24h de tu mente? Independientemente del tema de la flexibilidad… socialmente, culturalmente, por la educación…. nos sentimos culpables y es evidente, hay que optar por una renuncia entre el ‘Querer’ y ‘Deber’. O mejor dicho, entre ‘Querer’ y ‘Querer’.

No todas las mujeres opinan igual. Pero las que estáis en esta situación… creo que me entendéis lo que trato de decir. Nos acompaña un sentimiento de la culpabilidad independiente de la condición laboral.

Y no es que estoy pidiendo un remedio a esto (casi me parece normal ese sentimiento… es el amor materno ¿no?). Pero lo que sí, una aceptación de este sentimiento como legítimo.

Y por supuesto, todo lo que se pueda hacer en materia de la flexibilidad bienvenido sea, porque nos facilitaría enormemente la vida tanto a las mujeres como a los hombres. Prefiero enfocar más en clave de la «humanización del trabajo» más que de conciliación vida profesional-familiar. Debería ser de aplicación independientemente de si tiene o no hijos o de ser mujer. ¿no?

(por si aca… soy mujer 😀 Es que mi nombre, no lo es tan evidente ¿no?)

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Julen 21/03/2011 - 06:18

@Yuri, conste que yo también cargo con esa especie de culpabilidad porque me gusta lo que hago y le dedico quizá demasiado tiempo. ¿Cómo lo combato? Con la agenda, que también se llena de actividades travacacionales 😉 Ah… y cuidado con la flexibilidad porque normalmente supone dar preeminencia a la parte laboral.

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Yuri 09/03/2011 - 21:48

Uy,,, se me olvidaba decir que a mí tampoco me gusta la nueva campaña de Emakunde. Masculiniza a la mujer. Y no se trata de montar una revolución. Creo que hay que enfocar más como una evolución social, como fruto de la aceptación de la diversidad ontológica.
Ahora sí…. un saludo 🙂

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Julen 21/03/2011 - 06:20

@Yuri, recibido el saludo y el apunte sobre la campaña de Emakunde.

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Consultoría artesana en red » El lenguaje (sexista) también construye la realidad 10/10/2011 - 06:33

[…] fin, no sé si hay que GRITAR MÁS ALTO, pero los modelos testosterónicos de gestión también se construyen a través del lenguaje que usamos. Socializa este […]

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Cristina 11/10/2011 - 00:04

Creo que más allá de hombres y mujeres, debiera hablarse de personas, y son sus valores entre otras muchas cosas, los que nos caracterizan. Supongo que otra forma de liderazgo, más fraternal es posible, he leído hace poco el libro de Tareixa Ledo sobre Lidia Senra: La historia de un liderazgo entrañable, que recomiendo. Saludos!

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Hay chocolate, se permiten churros de la calle: competitividad compartida | Consultoría artesana en red 02/08/2013 - 08:24

[…] de la experiencia empresarial está, desde mi punto de vista, sobrevalorado. Me resulta demasiado testosterónico. Creo en modelos más amables, donde que a ti te vaya bien incrementa las posibilidades de que a […]

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