Menos mercado y más estado

by Julen

Steam BoyMenos estado y más mercado, un lema que al margen de opiniones, es el estándar que creo que ha acompañado mi vida al completo. Tengo 46 años. El estado es lento e ineficiente. Un estigma para una sociedad que quiera progresar. Es preciso ahuecar la administración y dejar paso a la iniciativa privada, que mola más. Hace mejor las cosas, tiene como dios a la productividad y genera riqueza. El estado a colocar las condiciones para que esto último pueda suceder.

El título del artículo dice lo contrario: «menos mercado y más estado». O sea, menos eficiencia y más sentido común y sentido compartido. Menos competencia feroz por hacer más con menos a costa de usar algo llamado persona. Un sujeto reconvertido en objeto, tanto de consumo como para producir los bienes y servicios a consumir. La persona en el centro, pero ¿para qué? Para ser utilizada como medio para un fin. Y si el fin se pone negro: ¡Atención, personas, pongan pies en polvorosa!

Primer sector, segundo sector, tercer sector y cuarto sector. ¿El cuarto sector como vía para que primero y tercero se refundan en una alianza global que aplaste al segundo sector? ¡Qué exagerado soy! ¿Agendas ocultas? Que no, que no, que de esto no hay. El mundo es claro y transparente, luce gobiernos abiertos y tiene claro quiénes son los villanos. Eso sí, depende del momento. Primero dame petróleo, que yo miraré para otro lado. Luego, si sales en la prensa internacional por cosas malas… lo siento, pero el pueblo clama justicia: ¡Villano!

El estado desaparece y se diluye en manos de las multinacionales y la globalización. Toyota es más grande que Noruega. El estado-nación se retuerce y deja paso a las redes, el mundo líquido y la fluidez de los flujos económicos. Rotación, alegría, consumo, ¡hagan juego, señores, hagan juego! Pero la banca siempre gana. Y ponle tú el significado concreto que quieras a eso de «la banca».

¿Subsidios?, ¿subvenciones?, ¿ayudas?, ¿financiación pública? A ver si nos hemos vuelto locos. Nada de eso. Hacen falta emprendedores que se partan el pecho para conseguir sus aspiraciones. Testosterona a mil por hora. Que ya dice Fernando Alonso que ir a 110 km/h es dormirse. El modelo está claro: Fórmula 1 para construir un mundo más sostenible. Ahorro de combustible ahora que en Bahrein no va a haber Gran Premio de Fórmula 1. Una medida que de por sí ahorrará bastante combustible. Creo que lo han hecho por eso.

Vale, vale, es sábado. Esto es una pataleta. No te quepa la menor duda. No quería amargarte nada. Disculpa si has acabado leyendo hasta aquí. Ánimo y responsabilidad individual. Cada cual hasta donde podemos. Y por qué no: menos mercado y más estado.

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23 comentarios

amale jauregui 05/03/2011 - 10:15

Comparto tus opiniones, Julen, y considero que con la ayuda del estado la proliferación del cuarto sector será imparable, y la brecha social cuando se acabe la herencia de sus ascendientes será muy marcada.
Los emprendedores no tienen mucha cabida en el formato actual, dado que lo único que se estimula son los subsidios y con ello la economía sumergida.
Aun así, todavía quedan algunos emprendedores por la zona. Os animo a interesaros por Unsinvivir.com, la idea-empresa de unos amigos getxotarras, que comenzarán con un encuentro el sábado 12 de Marzo. Informaros en http://elshowroom.com/

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Julen 06/03/2011 - 09:35

@Amale, pues suerte con la iniciativa. Importa intentarlo.

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Franck 05/03/2011 - 13:36

Quizás sea el único, pero no he entendido nada. Perplejo me has dejado

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Julen 06/03/2011 - 09:36

@Franck, pues seguiremos escribiendo, ya ves que no eres el único que se ha quedado sin entenderlo 😉

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Jose Alcántara 06/03/2011 - 00:25

Yo tampoco entendí nada, me temo.

¿Sentido común, compartido? Más estado, más máquina inhumana… ¿para poner a las personas en el centro?

Lamentarse de que ciertas corporaciones sean más grandes que ciertos estados es algo que sólo podemos hacer si admitimos un implícito erróneo: el de que el estado lo hará, necesariamente, mejor que la corporación. Sin embargo, he visto corporaciones en las que sus miembros son dueños de su destino, he visto estados totalitarios en los que sus siervos no pueden ni dar 3 pasos seguidos si no se les da permiso explícito.

No, no puedo darte la razón: lo que hace falta es más mercado, más meritocracia, para que esos Formula 1 que se parten el pecho puedan ganar terreno frente a los R5 ineficientes pero subvencionados que, de otra forma, usarán la palanca del estado para perpetuar la mediocridad, el amiguismo, y las castas.

Estoy con Franck, perplejo…

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Julen 06/03/2011 - 09:51

@Jose, lo que he escrito tiene que ver con romper una dinámica simplista que encuentro cada día más a mi alrededor. Estado = malo. Mercado = bueno. Con David de Ugarte ya he cruzado algún que otro debate porque yo no me creo a pies juntillas que los valores actuales de mercado sean una opción mejor que la que puede venir de una acción política encarnada en el estado. Claro, la cuestión es ¿qué tipo de estado? y ¿qué tipo de mercado? Si al estado lo reduces con subsidariedad al final estás bajando a una gestión desde lo local y cercano que puede oponerse al gigantismo empresarial. La mayoría de los Fórmula 1 quizá se parten el pecho para acabar jodiendo a quienes poseen simples utilitarios o bicicletas para su transporte.
La ambición se ha apoderado en gran parte como «estándar» de mercado. Crecer, ganar a la competencia. Valores tradicionalmente de machos en busca de que su voz se oiga más que la de su vecino. El mercado, por supuesto, no es intrínsecamente malo (de eso vivimos a fin de cuentas) pero ha deshumanizado en gran parte al hacer de las personas recursos. Mira qué está pasando con los años de crisis que llevamos.
Claro que el estado ha fracasado en su acepción moderna. Hace poco escuché a un gran empresario que las multinacionales deberían estar presentes en los órganos de decisión colegiados con que cuenta este planeta. Deberían estar en la mesa de igual a igual que los estados. Claro, por su gestión democrática sobre todo, ¿no? El asunto es cómo nos dotamos de sistemas que pongan en valor el dominio público y me temo que a día de hoy hay que parar los pies a una maquinaria de multinacionales que hace y deshace a escondidas de la ciudadanía. Cuando en tu libro sobre la sociedad de control hacías alusiones a la ingeniería social de las empresas de telecomunicaciones, ¿no crees importante detener esa extensión de mercado que sabe de nosotros sin que nos enteremos?
Se puede decir con más o menos volumen, pero tenemos que reapropiarnos de las instituciones públicas y reconstruir (puede ser «destruir») estados para que tengan más sensibilidad con el servicio público, eso que el mercado olvida la mayor parte de las veces.

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Jose Alcántara 06/03/2011 - 11:27

Creo que empezamos a picotear temas diversos…

1. Mercado es mercado: libre competencia en la que el mejor producto (o precio) alcanza al cliente dispuesto a adquirirlo/pagarlo. Lo otro, el capitalismo de amigotes, no es mercado. Pero mercado es un concepto tan potente, tan interesante, que decidieron que les ayuda a camuflar sus trajines a puerta cerrada. Así que sí, sólo hay unos valores de mercado, y no, el capitalismo de amigotes que mueve la mayor parte de la economía no es mercado.

2. Ambición no es egoísmo. Hay personas que son egoístas y personas que no. Si la única puerta que dejas es la del chanchulleo (habitual en el mercado controlado, limitado y –ahora sí– deshumanizado por el estado), la cruzarán sólo los egoístas e impedirás a los demás mejorar el mundo.

3. Si el criterio es de tamaño o movimientos, hay corporaciones con PIB mayores que ciertos estados (como tú bien sacaste en aquel post de hace un tiempito) y las hay con más miembros que ciertos estados. Cientos de corporaciones son más grandes que Lichtenstein, lo cual no impide a Lichtenstein verse representada en los órganos de gobierno mundial. Si el criterio es de estándares democráticos, la inmensa mayoría de los estados son tan democráticos como una corporación (esto es, en absoluto democráticos). ¿Cuántas democracias reales hay en el mundo? ¿15, 20, 35? De Toyota, al menos, uno puede irse si no está agusto. Intenta renunciar a tu DNI, a ver si te permiten dejar de ser… contribuyente.

4. Y en el fondo estamos de acuerdo: el estado ha fracasado y (aún dudando que en el pasado sirviera) ya no sirve al mundo en que vivimos. Claro que hay que frenar el tipo de sistemas que emplean las telecos: pero es que no podemos olvidar que hay 4 licencias de operadoras móviles, dadas casi a dedo (y tiradas de precio, si hacemos memoria) por el estado a las empresas de cuatro amigotes. Las telecos, el estado y el capitalismo de amigotes son uno y lo mismo, si nos oponemos a una cosa y lo pensamos bien, nos oponemos a toda… y la herramienta para oponernos a ellos es, no podía ser de de otra forma, el mercado.

ay

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Julen 07/03/2011 - 06:29

@Jose, yo no tengo tan claro que sea el mercado la gran estrategia para salir adelante. Claro que estamos de acuerdo que, en cualquier caso, sería «otro tipo de mercado» que el que prevalece actualmente. La cuestión es buscar entre líneas, con parte de allí y parte de acá. A mí no me queda tan claro que de una multinacional, sea Toyota o cualquier otra, «te puedas ir» tan fácilmente. Hay muchos tipos de presión, y una, autoinducida o como sea, es la que tiene que ver con lo económico. ¿Puedes irte de un lugar que te da de comer si no tienes claro que hay alternativa? Una libertad relativa, en cualquier caso. Renunciar al DNI te hace ver un tipo de falta de libertad; renunciar a un trabajo te hace ver otro tipo de falta de libertad.
Ambición no es egoísmo, pero en muchos -demasiados- casos conduce a ella. El poder y la riqueza conducen a una carrera en la que (citando a Bauman, a quien dedico mi post de hoy) parece que se disfruta en la medida que te vas cargando competidores.

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Jose Alcántara 06/03/2011 - 12:33

For the record: el último «ay» se me coló por retocar un párrafo, no pretendía terminar con un quejío…

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David de Ugarte 06/03/2011 - 13:24

Yo, como sabéis, en realidad soy más simple. Donde en mi vida he encontrado al estado controlando lo social el resultado era que el ascensor social no funcionaba y tu lugar en el mundo dependía de los apellidos que tuvieras más que donde el estado pintaba menos. Es más, cuando en rebelión contra eso empezamos a construir nuestro propio mundo a través de nuestro pequeñito grupo cooperativo, el estado volvió a aparecer… pero sólo para llevarse el 70% de la riqueza que producíamos y que por tanto ya no iba a valer para construir lo que queríamos sino para seguir engordando a los gordos, a esas «grandes firmas» ligadas al «capitalismo de amiguetes» y también, por qué no decirlo, a tanto tejido de «cuarto sector» que al final no es sino estado asistencial precarizado con discurso más o menos protestón.

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Julen 07/03/2011 - 06:32

@David, cada cual tiramos de nuestras experiencias para explicar nuestra percepción. La parte asistencial precarizada parece un daño colateral del sistema. Alguien aceleró y poco a poco acabó dejando en una esquina gente que «suspendía» en la asignatura de la eficiencia moderna. Lo mejor, «nuestro pequeñito grupo cooperativo»… que a lo mejor no es tan pequeño. Puede que en dimensión, quizá no en influencia 😉

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¿Más estado? 06/03/2011 - 15:20

[…] Es curioso como las palabras «estado» y «mercado» pueden sugerirnos cosas practicamente opuestas a Julen y a los…. […]

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Alberto García 07/03/2011 - 09:24

[…] “otro tipo de mercado” que el que prevalece actualmente

Julen, lee este artículo de Kevin Carson: Reclamando el lenguaje robado “de mercado” a ver que te parece.

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Julen 21/03/2011 - 06:09

@Alberto, interesantísimo el artículo que has enlazado. Tiene muchas aristas y da que pensar, desde luego. Mil gracias.

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J. G. del Sol 07/03/2011 - 15:08

Pides dos cosas,Julen, demasiado,¿no crees? Yo sólo voy a pedir una: menos hipocresía.

Menos hipocresía para los que quieren menos estado y más mercado, para que, por ejemplo, no recurran a subvenciones públicas. O que si lo hacen, al menos tengan la decencia de no ir pidiendo menos estado ni, mucho más común, de joder a «su» «capital humano».

Y menos hipocresía a los que piden (aquí me incluyo) y pedimos más estado, o sea, un estado más potente que simplemente cumpla con sus obligaciones.¿Dónde está aquí la hipocresía?En quejarnos de los impuestos y volver a pedir menos.Los productos, los servicios y las horas que las personas de lo público y lo privado sacrifican de su placer personal tienen un precio y hay que pagarlo.

Que cada cual defienda lo que más le guste, pero seamos decentes y coherentes, coñ…

Perdón.

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Julen 21/03/2011 - 06:13

@J. G. del Sol, sin que sirva de precedente 😉 Creo que das con dos grandes argumentos. Plas plas plas plas.

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Jose 19/03/2011 - 18:38

unsinvivir.com@gmail.com me spamea. Son esos mismos de unsinvivir.com? Pues para mi no han empezado con buen pie.

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Mikel Ihidoi - @himikel 25/03/2011 - 01:10

aupa Julen y seguidores! hace unas semanas que leí este post, y me dejó algo reflexivo…, luego he seguido los comentarios con interés.

Me ha costado formarme una opinión, pero me gustaría comentar que tanto el estado como el mercado me regulan, y sin embargo yo apenas puedo participar en dichas regulaciones…, por ello pido más participación en los estados, esto es una democracia más transparente y participativa, y una mejor regulación de los mercados por parte de estos estados donde participemos tod@s, por ello concluiría algo así como, mejor estado y mejor mercado, cuando participemos ya veremos si es más o es menos, pero mejor = mayor bien común 😉

Acabo de leer el interesante artículo «Lo indispensable es inútil Sobre la ética de la convivencia«, que me ha hecho recordar este post, os dejo un párrafo para compartir y enriquecer reflexiones:

«No se trata de una simple moralidad privada e individual. Se trata de una espiritualidad. Se trata de la ética de la convivencia que hace falta promover. Se trata de la convivencia a todos los niveles: de la humanidad y de cada uno de los grupos humanos que, al constituirse, se institucionalizan y desarrollan la ley y el cálculo de utilidad propia con sus respectivas maldiciones. Por eso se trata de todos los niveles de la convivencia necesaria, también, por supuesto, de los Estados y las organizaciones de Estados. Presupone una intervención sistemática en los mercados. Esta intervención tiene dos caras. Por un lado la intervención en los mercados dominantes. Por otro lado, la protección y promoción de los mercados del tipo de la economía solidaria – economía social – que está surgiendo y sin la cual una economía que de lugar para todos y todas no será posible: hay que hacer en el interior de los mercados lo que los mercados abandonados a si mismos no pueden hacer.»

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Julen 30/03/2011 - 05:31

@Mikel, gracias por la referencia que introduces. Es asunto muy complicado, donde convivimos con muchos estereotipos. A mí lo que más gusta es la subsidiariedad, eso de bajar hasta el lugar más cercano a donde podemos tomar la decisión. ¿Es una cuestión ética todo esto del mercado y el estado? No sé, desde luego que es complicado y que no me tengo por quien dispone de la verdad. Hay que probar y ser consecuentes.

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Javier Pais 29/07/2011 - 01:54

Lo siento, actualicé la foto y al hacerlo, Flickr dice que no está disponible aunque la url sigue siendo la misma.

Disculpa las molestias. Saludos!

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Julen 10/08/2011 - 10:55

Ya está corregido. Mil gracias, Javier.

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Julen 30/07/2011 - 08:15

Gracias, lo arreglo en cuanto ande con un ordenador delante 😉

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¿Más estado? 31/10/2016 - 04:46

[…] Es curioso como las palabras «estado» y «mercado» pueden sugerirnos cosas practicamente opuestas a Julen y a los…. […]

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