Degradación y futuro en la que fue zona minera de Bizkaia

by Julen

Hacía tiempo que no pedaleaba sin prisa por la zona minera, concretamente por la ladera que va desde la subida al Argalario y el Mendibil desde Gorostiza hasta la zona de Gallarta. Esta mañana ha sido el día. Buen tiempo, sin prisa, ruta no muy exigente. Bueno, también depende de la caña que quieras meterte subiendo al Argalario. Es eso que llamaríamos media montaña, aunque tiene sus buenas cuestecillas.

En la subida al Argalario han cortado eucaliptus y creo que también pino desde la última vez que pasé. El paisaje cambia lo suyo: donde antes no había perspectiva de repente aparece un horizonte que podías imaginar, pero que ahora se hace evidente. Y como quiera que hoy subía sin prisa me he estado fijando aquí y allá en que estos montes están sobreexplotados de muy diferentes maneras. Aunque eso sí, la primavera, que está ya aquí, dejaba una bonita vista de árboles en flor.

Estos montes son usados para todo. ¿Hay que meter en algún lado el lindane? Allá vamos. ¿Necesitamos un trazado alternativo para que los atascos del Max Center sean menos? Pues taladramos el monte para dejarlo hecho un queso Gruyere. ¿Hace falta árbol como recurso? Pues dale que te dale a los pinos y a los eucaliptus, que algo de dinero ya darán. ¿Hay que guiar a senderistas y domingueros? Pues balicemos rutas aquí y allá. ¿Hace falta ocio y esparcimiento? Toma campo de golf para las masas. ¿Hay que dejar el algún sitio los residuos hermosos que genera el primer mundo? Pues hágase un vertedero en la zona de la balsa. Sea lo que sea, nada que tenga que ver con que el monte tenga su vida propia. No, nosotros se la damos. O más bien se la quitamos.

Claro que la parte jodida está en la zona de Gallarta. Allá arriba, tras pasar el cementerio, llegas al paraíso de los vertederos incontrolados. Las minas ya no son sino un pasado que se fue. Ahora queda el recuerdo a través del Museo Minero y lo que seas capaz de evocar al moverte por la zona. Mientras, el futuro se viste de campo de golf. Y he aquí que donde nunca hubo buen acceso, ahora hay casi una autopista para subir hasta Triano. Increíble. Progreso para qué te quiero. Sí, para acceder al campo de golf. Ah, ya, que hay un pueblo allí. Suerte que tienen ahora.

No sé cuánta se meterá en esta zona del monte el fin de semana. Seguro que somos un batallón. Cómo no, hoy he visto también motos y tres quads. Alegría, que el monte también necesita un poco de ruido para hacerse más y más urbano. Estos montes han perdido la batalla del pasado. No serán nunca más lo que fueron. Las minas son sólo una anécdota del pasado. Ahora toca usarlos. Cuanto más mejor. Usarlos andando, con nuestras bicis, para ir a comer, para acampar, para para jugar al golf o para lo que sea. Pero usarlos.

Estos montes son un pulmón para la margen izquierda del Gran Bilbao. Un pulmón me temo que enfermo por sobreexplotación. No es que fume, pero se tragó todo el humo que generamos en su día.Ahora, en cambio, las casas humildes de los mineros de Matamoros son parte del campo de golf. Qué bonita queda la estampa. De postal, claro, de postal. Belleza hueca.

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2 comentarios

Edurne 22/03/2011 - 09:38

Hola Julen,

Es cierto que parece que el tiempo se ha detenido en La Arboleda, a pesar de las operaciones de (cirujía) recuperación paisajística; los que quedan parecen atrapados en el tiempo.

La novela del getxotarra Ramiro Pinilla Verdes Valles Colinas Rojas, parte de su trilogía sobre los Baskardo, describe las duras condiciones en las que vivían los trabajadores de la zona minera, la lucha por mínimas condiciones de vida impulsada por los sindicalistas y cómo esta vida resulta enfrentada con la otra vida rural de la margen derecha. Es uno de los libros que más me han gustado en estos últimos años.

buen día,

Edurne

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Julen 30/03/2011 - 04:55

@Edurne, gracias por la referencia de Ramiro Pinilla, no la conocía. Va a lista 😉

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