Confidencialidad y privacidad en la consultoría

by Julen

San Gerardo de Dota - SavegreConfianza, palabra mágica a la que se recurre en muchas ocasiones para mostrar la relación entre consultor y cliente. Confianza que representa una especie de íntima comunicación entre dos partes, que aísla del exterior y confiere un plus al vínculo. Cliente y proveedor -pero casi siempre personas individuales- comparten una especie de unidad de destino. Puertas cerradas y ventanas selladas; lo que allí se habla allí queda. Secreto sumarial. Es ley. Ley escrita en la deontología profesional. Ley no escrita pero por todos asumida. Ssssshhhh.

Es lógico. A nadie debe extrañar. Esos espacios íntimos proporcionan seguridad a las partes. Definen perímetros donde se está a salvo de invasiones de agentes extraños. Allí las personas se conocen, se dicen cosas que sólo el silencio que rodea a la conversación permite. Bajo ciertas condiciones -lo dicho allí queda y nadie por nunca jamás debería enterarse- las personas encuentran seguridad en este modelo de relación profesional.

Insisto, es lógico que eso suceda. Ha pasado, pasa y seguirá pasando. ¿Y qué quiero decir entonces con este artículo? Muy sencillo: que no tiene por qué ser (casi) siempre así. Que hay otras opciones y que pueden y deben ser exploradas. Que las personas, si seguimos la lógica de la ventana de Johari, también crecemos desde nuestro lado público, desde una conversación abierta en la que terceras partes pueden beneficiarse. Es la contribución a la sociedad que nos rodea.

En realidad esta parte pública bien podría considerarse una ampliación del procomún físico. No sólo de aguas compartidas y pastizales vive la humanidad. También lo hace de ideas, de conocimiento, de superación de divergencias, de aprendizaje constante. Y esto sucede más fácil cuando las prácticas son documentadas y explicitadas y salen de las habitaciones sin aire en que suelen habitar tantas y tantas veces.

Dicho lo anterior, también creo que hay que reivindicar lo íntimo, lo tácito, el silencio, la complicidad. Los dos escenarios hacen falta. La confidencialidad por defecto debe dejar paso a la confidencialidad como opción consciente y como derecho. Pero no como obligación. Lo íntimo y privado debe reivindicarse dentro de un marco plural de opciones donde la luz y la taquigrafía también son válidas.

¿Por qué no abrir un proyecto de consultoría para que su intrahistoria vea la luz? Por supuesto, puede que no sea la opción por defecto, pero debería ser una opción. La confianza entre las partes también se construye sobre la confianza en uno mismo. ¿Qué sucede si me ven trabajar? Me pueden criticar, me pueden alabar, me pueden señalar defectos y puedo ser referente para gente que quiere aprender. Importa, y mucho, la buena fe de lo que hacemos.

Ayer charlaba con Naiara y veíamos la posibilidad de que un pequeño trabajo de diagnóstico de trabajo colaborativo se traduzca en una herramienta que puede ser útil para cualquier organización. ¿Por qué no devolverlo al procomún para que pueda ser reutilizado? Las metodologías mágicas pueblan demasiadas estanterías y discos duros en una soledad incomprensible. Ese conocimiento resultado de un esfuerzo individual o colectivo bien merece entrar en contacto con otros territorios.

Quizá debamos reconstruir la deontología de la profesión de consultoría. No tanto para redactar «la deontología» sino las «opciones de deontología». Dejar que corra el aire siempre ayuda, ¿no?

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2 comentarios

Tweets that mention Consultoría artesana en red » Confidencialidad y privacidad en la consultoría -- Topsy.com 22/01/2011 - 07:39

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Isabel 23/01/2011 - 10:33

«Las metodologías mágicas pueblan demasiadas estanterías y discos duros en una soledad incomprensible»
Y los informes «al peso»

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