Travacaciones en La Gomera

by Julen

Nos bajamos más al sur de Islandia, a La Gomera. Desde mañana día 4 hasta el próximo día 12 vamos a bajar ritmo allí, en uno de esos lugares con los que hacemos química. Son ya muchos años desde que descubrimos el encanto de las islas pequeñas de Canarias: La Gomera y El Hierro sobre todo, aunque también La Palma. Desde 1991, fecha de nuestro primer viaje a Canarias, casi no hemos fallado ningún año.

Este año de nuevo llegamos tras un temporal. Ya lo conocimos hace años, con las plataneras destrozadas a cuenta del viento y la lluvia. Así que escucharemos conversaciones sobre los destrozos mientras se te encoge un poco el corazón. Seguro que en algún que otro lugar también habrá desprendimientos, tan característicos cuando la naturaleza golpea con fuerza esta orografía tan retorcida. Eso sí, los bejeques continuarán anclados a las paredes.

La Gomera en buena parte es dejar pasar el tiempo. Abajo en Valle Gran Rey el sol se seguirá poniendo mientras un buen grupo de hippies -y no tanto- se agrupan para ver cómo el océano se traga la gran bola naranja. Hifigenia seguirá sirviendo su potaje de berros, Brito seguirá con el bar y Juana Lola nos seguirá contando cómo se paran en la curva los autobuses llenos de turistas que vienen a pasar el día desde Tenerife.

Por la mañana, desde nuestro alojamiento, el Teide queda enfrente, ahora ya con la primera nevada del año en lo alto. El sol del amanecer será otra de las atracciones, con la playa y el mar allá abajo de música de fondo. Nada que no conozcamos. Pero como somos los humanos quienes colocamos emoción en lo que vemos, no os preocupéis: resulta emocionante de veras.

Así que estaremos a medio gas. Sin prisas. Habrá que subir a Garajonay en bici -este año con recorrido extra por La Encherada- y recorrer a pie la laurisilva. Acercarse al caserío del Cedro y sentarse a ver los castaños. Esperan las viejas y los chocos, el mojo y las papas. Espera la isla, allá abajo. Nos vemos en Hermigua, si te animas.

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La foto me la envió ayer el dueño de la casa donde nos hospedamos: el Teide nevado al fondo.

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3 comentarios

Josu O. 03/12/2010 - 20:45

Ala, a pasarlo bien y recargar pilas que falta hace para sobrevivir al duro invierno.

Por cierto mucha «v» y poco «tra», ¿no? 😉

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Rafael Mesa 03/12/2010 - 22:00

Enhorabuena no había leido una descripción de la Gomera tan «sentida». Desde hace 38 años La Gomera es mi objeto de devoción y hay pocos territorios que despierten eso que describes, y te devuelvo el piropo, de canario a vasco, sentí algo muy parecido cuando visité el valle de Oñati. Saludos.

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Julen 04/12/2010 - 06:27

@Josu O. lo mismo esta vez llegamos algo tarde por cierto descontrol aéreo jajajaja

@Rafael, pues en Oñati es donde trabajo uno o dos días por semana, porque allí está la Facultad de Empresariales de la Universidad de Mondragón donde colaboro como profe e investigador. Lugares bien diferentes, por cierto. A nosotros nos encanta La Gomera. A ver si conseguimos llegar esta tarde; si no, será mañana o al siguiente… no creo que la isla se nos mueva de sitio 😉

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