Capitalismo 2.0. El poder del ciudadano para cambiar el mundo.Patricia Sáez y Luis Pareras han publicado Capitalismo 2.0. El poder del ciudadano para cambiar el mundo. Es básicamente un libro que sienta las bases teóricas del emprendizaje social y aporta un inventario de experiencias para demostrar cómo se lleva a la práctica. Te lo tragas en un par de días porque incluye mucho gráfico y esquema, lo que siempre es de agradecer. Me ha recordado en buena medida a la manera en que Jonas Riddesträle y Kjell A Nordström han presentado sus publicaciones alrededor del Funky Business. Patricia Sáez dirige, según se indica en la solapa del libro, el MBA Social en la UOC y tiene abierto un blog sobre el asunto desde fechas recientes, Del yo al nosotros, donde aporta contenidos interesantes sobre emprendizaje social. También twittea.

Tengo las neuronas revueltas con toda esta vorágine de alternativas emprendedoras. La dimensión social es, desde luego, la que más nos interesa en Consultoría Artesana en Red. Es algo de lo que David y yo hemos hablado en más de una ocasión. Necesitamos un sentido del propósito en las organizaciones para que nuestra aportación como proveedor tenga sentido. Lo que Patricia y Luis escriben en su libro te pone los dientes largos. Los ejemplos son potentes y no por ser algunos de ellos de sobra conocidos como Grameen Bank, Kiva o MYC4, no merecen la pena una reflexión.

En un primer mundo saturado de obsesión por el dinero, otros elementos atraen la atención. Las personas miran para dentro y descubren muchas veces que hay grandes asuntos que resolver «ahí fuera». Esta es una de las líneas básicas del discurso de Capitalismo 2.0 (pág. 66):

Una de las características diferenciales entre las ideas «empresariales» y las «sociales» es precisamente el hecho de que los emprendedores tradicionales parten con el objetivo de conseguir sus resultados «dentro» (en la compañía), con ingresos y beneficios fácilmente medibles. El emprendedor social, en cambio, parte con el objetivo de conseguir sus resultados «fuera» de su compañía (en el mundo), en forma de impacto social, con o sin resultados económicos. Y el impacto «fuera» es siempre más complejo de medir que el impacto «dentro» de la compañía.

Esta preeminencia del componente social se puede vertebrar de múltiples formas, que van desde las organizaciones sin ningún ánimo de lucro hasta aquellas que lo mantienen en su ADN. Es algo de lo que ya habíamos hablado aquí en este blog: la fusión de enfoques en un continuo donde caben muchas alternativas desde el lucro al no lucro. ¿Qué ocurre cuando a una empresa le quitas el ánimo de lucro? Siempre me ha parecido una pregunta pertinente para conocer la potencia real de una organización.

El libro plantea la hipótesis de que el emprendizaje social encuentra su terreno natural en torno a los objetivos del milenio. Esto en la medida que se trata de problemas «perversos» que son complejos y cuya resolución no es evidente sino que requiere de múltiples acciones en variados planos. No hay una solución «correcta» sino que será preciso poner en marcha una variada gama de soluciones tentativas con gran componente de ensayo-error. Este tipo de problemas se definen por oposición a los problemas «domesticados», aquellos que tienen una determinada solución «correcta».

Hay muchas ideas interesantes en el libro, no cabe duda. Ahora que vamos a participar en un proyecto de definición y dimensionamiento del cuarto sector en la CAV puede ser un buen momento para tomarle el pulso a este nuevo «capitalismo». También debo decir que sigo con mis prevenciones… y contradicciones internas. El capitalismo emocional y cognitivo está aquí, no cabe duda. La maraña de alternativas que ha pergeñado es espectacular para ¿seguir haciendo lo mismo? Esta es la cuestión. Más diferencias entre una gente y otra, más riqueza concentrada en unas pocas manos. Necesitamos cuanto antes un coeficiente de Gini adaptado al mundo empresarial.

Desde luego que todo esto plantea otro terreno a explorar: las conexiones del emprendizaje social, la empresa abierta y el cuarto sector. ¿Diferentes collares para el mismo perro? Matices, pero hay un fondo común en todo esto que queremos re-construir: lo basamos en las personas, en llegar a ser mejores personas de lo que somos. Y de ello se deriva aportar nuestro grano de arena para que este mundo vaya un poco mejor, ¿no?

Por último, un detalle que sigo sin entender de este tipo de publicaciones. Llegan al mercado con una inmensa declaración paradójica en su seno:

Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente  prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía o el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).

Me declaro culpable desde ahora mismo. El capitalismo 2.0 trae estas contradicciones. ¿Seguro que es este el espíritu de este libro tan majo? Si es así, me bajo en la próxima parada.

Artículos relacionados

7 comentarios

Amalio A. Rey 28/12/2010 - 09:11

«El capitalismo 2.0 trae estas contradicciones. ¿Seguro que es éste el espíritu de este libro tan majo? Si es así, me bajo en la próxima parada.» 🙂 🙂 🙂
Me troncho, querido amigo, ahi tenemos de nuevo las jodidas incoherencias = pérdidas de credibilidad por un tubo, porque con tanto bla-bla-bla y storytelling, la inspiración y la confianza solo pueden aflorar en los detalles.
Ya sabes lo que pienso, y quizas me repito, pero bastante río arriba tenemos que navegar para que nos tomemos a la ligera este asunto de la (in)coherencia. Las contradicciones no-resueltas chirrían, desgastan, y devalúan un mensaje que de por sí ya se mueve en terreno hostíl. No queda otra que alinear todos los vectores si queremos ser viables.
Según nuestra experiencia, la empresa abierta, la empresa 2.0, o como se llame, tiene mucho que compartir con el «emprendizaje social». Pero una vez más hablamos de biodiversidad organizacional, porque incluso dentro de esas etiquetas hay un continuo larguisimo, donde podríamos poner distintos modelos con arreglo a los objetivos que se plantean. El denominador común es, como bien dices, poner a las personas en el centro, pero hay distintos grados de socialización/porosidad en las intenciones.
Por cierto, me gusta mucho la distinción que destacas en el primer recuadro de conseguir resultados «dentro» y «fuera». Creo que es relevante.
Pues nada, habrá que leerse ese libro… gracias por la recomendación

Responder
Fco. javier Bárez 29/12/2010 - 13:49

Muchas gracias Julen por este extraordinario post en el que traes a la palestra interesantes temas de plena actualidad como el poder de los ciudadanos para cambiar el mundo (¿cómo organizar un movimiento global que derrumbre el – no hay otro de momento, nos los recuerdas en el mercado del alma- actual sistema?), o como la relación emoción-cognición en el contexto capitalista, o como la deriva y devenir del cuarto sector, o como el coeficiente de Gini que parece más olvidado que nunca, excepto en ciertos ámbitos de trabajo e investigación social.
Tu post sirve como reflexión, hay muchas cosas más detrás de la actual crisis (en mi opinión no es otrra cosa que maniobra de reforzamiento enmascarado del sistema) y por eso más que nunca es necesario transformar todo lo conocido en algo diferente, que sería más divertido y emocionante precisamente por diferente.
Gracias

Responder
Xavier Perarnau 31/12/2010 - 17:59

Gràcies Julen, una vez más. Esta vez por esta referencia a un libro imprescindible.
Me lo he comprado para leerlo volando antes de que la vorágine del día a día postnavideño regrese

Responder
Iñigo 31/12/2010 - 20:10

Hola!
Gracias por la recomendación!
Yo solo quiero apuntar una cosa. Todo movimiento tiene contradicciones desde el principio. SI el objetivo es cambiar el mundo y hacer todas las cosas que hacemos de manera diferente, vamos a tener que ser incoherentes durante bastante tiempo. No por maldad o cinismo sino porque supone un replanteamiento muy grande y hacer todo de una manera diferente. Y si queremos hacer todo de golpe, no vamos a hacer nada.
O por lo menos solo un par de personas sean capaces de hacerlo 100% de golpe en cuestión de segundos.
La pregunta es ¿queremos que el mundo sea diferente en 5 o 10 años? Si queremos que sea YA, pues mejor no hacer nada. Tenemos que cambiar nosotros y cambiar a mucha gente y eso necesita tiempo, paciencia y mucho esfuerzo.
Necesitamos hacer cosas para cambiarlo, valorar al que se esfuerza poco a poco por cambiar y también tener capacidad de crìtica para saber qué es mejorable. Pero esto último creo que nos suele sobrar 🙂 Y esperemos que podamos contar que es diferente en 2016, a mejor, claro 🙂

Responder
kapeesh! 01/08/2011 - 13:24

quizá una de las primeras cosas a modificar sea nuestra idea incrustada de que el esfuerzo + tiempo = dinero

Responder
Empresa abierta, empresa del procomún | Consultoría artesana en red 28/05/2012 - 05:01

[…] la medición de éxito o fracaso. Como muy bien apunta Patricia Sáez en su libro Capitalismo 2.0 (referencia en este blog), el sentido de la empresa abierta se adquiere en la medida en que busca resolver un problema que […]

Responder
Kudeabide y el compromiso social de la empresa | Consultoría artesana en red 06/05/2014 - 18:18

[…] Michael Porter dice que las empresas están aquí para resolver grandes problemas sociales. El capitalismo 2.0 nos vende la medicina después de inocular el virus. Compramos a gusto porque la necesidad ya ha sido creada. ¿Te sientes mal? No te preocupes. Hay […]

Responder

Responder a Amalio A. Rey Cancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.