El procomún emocional, nada es como antes

by Julen

Coke Side of Life: Coca-Cola Art RemixLa idea de procomún se nos ha complicado, amigos. ¿No se habían dado cuenta de que la propiedad privada y el poder económico han ido avanzando con prisa y sin pausa? Ya; no digo nada nuevo. Lo «público» cayó en desgracia. Enseguida se asoció a coste, a mala gestión, a dinero dilapidado, a que «nunca llovería a gusto de todos». Para complicarlo todo más aún, la invasión digital ha puesto sobre la mesa nuevas formas de control y de descontrol.

Pero es que las cosas se están poniendo chungas. Las marcas saben que necesitan emoción. ¿Por qué? Porque el precio del segundo de atención se ha puesto por las nubes. Esta locura colectiva autogenerada provoca tal polución informativa que sólo el impacto emocional proporciona la oportunidad a la marca de que detengas tu mirada. Benetton fue un anticipado a este tiempo de espectáculo. Pechakuchas, Prezis y  TEDs hoyan la cima de la atención. Y a su lado, la colina de la emoción. Y ambas se están fundiendo.

La gente se mueve en favor de las marcas. Un mundo privado al servicio de los ideales de comunidad. Comunidad de marca. ¿Es esto el nuevo procomún al que estamos abocados? La marca se extiende hasta ocupar todo el espacio disponible para que la abracemos como identidad máxima. Somos la marca, somos quienes defendemos que esté ahí para goce y disfrute de todo el planeta. Pepsi y antenas parabólicas en el último de los mundos. Procomún que dispersa semillas de esperanza. Esperanza que recrea el procomún. Es la emoción. La comunión alrededor de un futuro deseado lleno de Pepsi o de éxitos de tu equipo de fútbol.

La economía abierta abraza el procomún. Mientras, el Banco Central Europeo abraza a la economía abierta. Sí, amigas lectoras, el BCE es esa «institución europea cuyo cometido es que el Sistema Europeo de Bancos Centrales cumpla su misión: asegurar la estabilidad de precios dentro de una economía abierta de libre mercado». El nuevo procomún es abierto, de todas nosotras. Personas que compartimos emociones en un planeta repleto de oportunidades.

Antonio Lafuente ya nos ha hecho caer en la cuenta de lo complicado que es comprender el procomún. Afecta a muchos ámbitos, se nos escapa, es plural. Y ahora resulta además que lo económico asalta las últimas defensas del procomún que un día comprendimos. Porque el procomún ya ha caído en la trampa.

Claro que se habla de «mercados naturales», como reclaman los indianos, mercados de toda la vida y no simples ideas medievales. Pero ya nada es como antes. Todo está intermediado: neuromarketing mediante, nos buscan para que el procomún se componga de un magma difuso lleno de deseos y emociones. Hay que preservar la Coca-Cola como símbolo de una era, hay que traducir gratis twitter de forma colaborativa porque es lo más de lo más, hay que crear el procomún de la creatividad de la mano de Lego.

El procomún se deshace como un azucarillo en un café que lo absorbe en centésimas de segundo. Visto y no visto. Pasa al terreno del enemigo y se hace fuerte allí. ¿Es el enemigo? ¿Es el enemigo de mi enemigo? ¿Tiene sentido hablar de enemigos del procomún? Bienvenidos al planeta S.A. Las reglas han cambiado. En la economía del yo nuestras emociones salen del procomún para reconstruir una nueva plaza pública. Pública S.A.

Nota.- Le seguiré dando alguna que otra vuelta a estas cosas de aquí al 10 de noviembre, fecha en que tengo un compromiso con MediaLab Prado para participar en su taller relacionado con  las empresas del procomún en el que también andan de por medio las amistades de EOI.

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La imagen en Flickr es de la Coca-Cola Art Gallery.

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2 comentarios

Ricardo_AMASTE 03/11/2010 - 20:31

Si, es un término que puede convertirse en muy muy escurridizo e instrumentalizado, que al final, no sólo «no valga para todo, sino que no valga para nada», que el termino sea tan esquilmado como los bienes materiales e inmateriales que trata de proteger-potenciar-compartir. Y todo va muy deprisa, lo que podía parecer un paraiso comunal, en muy poco tiempo podría ser sólo una nueva escombrera del capitalismo.

Ante eso, que nos queda, seguir trabajando, inventando y proponiendo fórmulas basadas no en la protección numantina del concepto, sino en la máxima apertura de la práctica. Y al mismo tiempo, hacer pedagogía, para que el neoliberalismo no se confunda con lo libertario, para que se entienda que el uso comunal está basado en modelos de gobernanza no en el «me lo pillo».

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Julen 10/11/2010 - 07:02

@Ricardo, el asunto es una «gobernanza» alternativa… que puede tener punto anárquico, por supuesto.

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