El Ateneo Naider y la necesidad de aportar a la sociedad

Uno de los casos que hemos documentado como práctica de economía abierta ha sido el de Naider. En buena parte es una iniciativa que puedes comprender con cierta claridad cuando hurgas dentro del Ateneo Naider, un espacio que se desarrolla tanto en el plano digital como en el físico: un portal de comunicación desarrollado en software libre (Drupal) que se estructura de forma flexible por áreas de conocimiento y que contiene diversas herramientas de difusión científico-tecnológica y de participación (noticias, blogs, análisis, agenda, biblioteca virtual, guruteca, videoteca). Con más detalle:

www.ateneneonaider.com nace con la vocación de convertirse en referencia en su ámbito y en herramienta de consulta básica para cualquier persona interesada en la comprensión de los avances científico-tecnológicos y de los grandes retos a los que se enfrenta nuestra sociedad y nuestra economía en los próximos años.

www.ateneonaider.com quiere llegar a un público intelectualmente inquieto (científicos, tecnólogos, empresarios, gestores, etc) pero también persigue despertar esa inquietud en entornos menos sensibilizados con estas cuestiones.

Creo que hoy en día cualquier proyecto empresarial necesita replantearse cómo interactúa con la sociedad en la que se inscribe. No sirve con no agredir al entorno o con generar riqueza sin esquilmar recursos. Hoy en día un proyecto que quiera atraer necesita plantearse qué aporta a la sociedad y cómo lo hace. Y esto supone una posición política concreta (entiendo «política» en su sentido más amplio). Por ejemplo, en el decálogo de Naider -una redacción de valores por los que apuestan- se puede leer: «No desarrollar ni apoyar explícita o implícitamente ninguna actuación vinculada a la consecución de objetivos militares en nuestra sociedad». Es decir, que la aportación de un proyecto empresarial a la sociedad supone tomar partido por una manera de entenderla.

En el fondo, no deja de resultar un intento por dar sentido a la actividad que llevamos a cabo. No tanto porque satisfacemos necesidades de cliente -que también- sino porque subimos y subimos por la jerarquía de necesidades de Maslow para buscar algo en la parte de arriba. Y allí la empresa y sus indicadores económicos se nos quedan limitados, muy limitados. Y creo que hay que ir bastante más allá de la tibieza con que los planteamientos de responsabilidad social corporativa han enfocado el asunto. Lo mismo que el enfoque de EFQM. Aunque como siempre, lo que importa no son tanto las siglas y los conceptos, sino cómo se trasladan a la práctica.

Reconozco que no he seguido de cerca el brutal volumen de actividad que supone el Ateneo Naider. No es habitual encontrar 35 blogs echando humo (metafóricamente hablando, claro) alrededor de una empresa de consultoría. ¿Cuánto conocimiento anda en ebullición por allí? Aunque haya blogs yacentes, las cifras no engañan.

Este próximo jueves en el Foro Itaca tenemos una jornada de trabajo para hurgar en el binomio persona-organización dentro de estos nuevos planteamientos de economía abierta. Escucharemos a Naider y también a Koopera y al Tourism Revolution Ecosystem. Creemos que es evidente que subyace una nueva forma de relación entre la organización y la persona. ¿En qué sentido? En tanto que mediante la organización se quiere ir más allá de los específicos objetivos de satisfacción de clientes. Hay un trasfondo que busca otro tipo de relación. Si Naider no utiliza las clásicas herramientas de control (horarios, trámites burocráticos, jerarquía) es porque busca otro tipo de relación con la gente.

Dicho todo lo anterior, siempre tendremos frente a nosotros claroscuros. De la misma forma que hay éxitos, hay fracasos. Es signo de humanidad. Pero como es el caso de Naider, importan los intentos por:

Garantizar el desarrollo personal y profesional de los miembros de nuestra empresa y unos niveles de calidad del empleo y de condiciones de trabajo no sólo dignas sino homologables a las existentes en las regiones europeas socialmente más avanzadas.

Hacer de nuestra empresa un ejemplo de participación social y de co-responsabilidad colectiva.

Más información: caso Naider en nuestro informe de economía abierta 20+20.