Economía digital y calidad de empleo

by Julen

Digital LandscapeEn general, una de los elementos que suele citarse con más frecuencia como característico de la economía digital es el de que conduce a necesidades mayores de cualificación.  Pasar de productos físicos a digitales supone adquirir nuevas competencias. Se aterriza de lleno en la pista de la flexibilidad y allí los nuevos puestos de trabajo deben ser ocupados por personas flexibles, abiertas, cualificadas, ágiles. Os recomiendo, para abundar más en esta argumentación, leer la introducción que han hecho nuestros colegas de investigación de la economía digital en el marco de los sectores de la nueva economía 20+20 de la EOI.

Sin embargo, son muchos los autores que también han escrito sobre la progresiva basurización del empleo de la moderna economía, con lugar destacado para mi admirado Richard Sennett. Las mejoras en distribución, almacenamiento y tratamiento de la información chocan una y otra vez con el contacto final entre quien compra y quien vende y allí todo se viene abajo. En este punto final, en este supuesto «momento de la verdad«, caben dos opciones:

  1. Automatizar el proceso y eliminar al humano potenciando el comercio online o los sistemas de vending, por ejemplo.
  2. «Atender» al cliente cara a cara, con intervención humana, pero pagando salarios muy bajos (altos costes de mano de obra, que dirían los clásicos)  y usando para ello fórmulas diversas: los call centers o la chavalería de tiempo parcial o con escasa perspectiva de carrera profesional para las cadenas de distribución, por ejemplo.

Mientras, emergen otros puestos de trabajo, bien para reintermediar en el manejo de información o bien para desarrollar las soluciones técnicas que están por detrás. La reintermediación de informaciones involucra de lleno a la web social, que se convierte en la nueva plaza del mercado. Ahora ya no sabes si la voz es personal o te está vendiendo algo. Todos venden vendemos. El marketing viral sacraliza la venta emocional y juega a fundirse con la realidad. El storytelling es nuestra vida al cien por cien.

En general, la calidad del empleo creo que tiende a empeorar… y a mejorar, dentro de una gran paradoja. El objetivo de «cuantos menos mejor» es una realidad. Productividad es productividad. Menos horas, más productividad. Horas peor pagadas, más productividad. Pero también es cierto que surgen nichos de empleo muy cualificado. Sin embargo, estos empleos siempre tienen la amenaza de la productividad. Por lo que recorren el triste vía crucis del becario hasta el límite y luego ya se verá. Y habrá excepciones, por supuesto, para mejor… y para peor.

La economía digital cabalga a lomos de infraempleos y crowdsourcing. Las estructuras tradicionales -empresas- se ven abocadas a presionar hasta donde pueden. Bajar los costes significa que el empleo globalizado puede tirar de tus mismas competencias con personal de países de bajo coste. Sí, tú también puedes estar amenazada/o, aunque estés hoy en día en uno de los nichos de empleo cualificado.

Por todo lo anterior es por lo que creo que hay que hurgar en las nuevas formas organizativas más distribuidas. La economía digital, si se pone en juego por las empresas tradicionales, conduce a una calidad de empleo bien discutible. Por eso no creo que la economía digital sea «lo mismo de otra forma» sino que es «diferente de otra forma». Fondo y forma necesitan encontrar nuevas vías.

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La imagen en Flickr es de waynemah.

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2 comentarios

Manager 16/10/2010 - 22:28

Soberbio artículo. Es evidente que el servicio al cliente ha empeorado en los últimos años de forma generalizada. Pero todas las empresas tienen esos estúpidos lemas de galletita de la suerte donde nos explican lo enfocadas que están al cliente: «Queremos ser tu banco», «Tú nos importas», «El servicio es lo primero». Típicos lemas del que se ríen desde el presidente hasta el conserje de la compañía.

Un saludo

Alberto

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informaticosvalencia 17/10/2010 - 23:40

este parrafo resume en lo que se esta convirtiendo los tiempos modernos.

En general, la calidad del empleo creo que tiende a empeorar… y a mejorar, dentro de una gran paradoja. El objetivo de “cuantos menos mejor” es una realidad. Productividad es productividad. Menos horas, más productividad. Horas peor pagadas, más productividad. Pero también es cierto que surgen nichos de empleo muy cualificado. Sin embargo, estos empleos siempre tienen la amenaza de la productividad. Por lo que recorren el triste vía crucis del becario hasta el límite y luego ya se verá. Y habrá excepciones, por supuesto, para mejor… y para peor.

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