No a los bollos ni a las chuches

by Julen

ChuchesDefinitivamente no. Obesidad infantil que desaparecerá del mundo de los vivos. Dentro de los centros educativos quedarán erradicados esos productos del demonio. Grasas fétidas escondidas en ositos, jamones y bollería diversa. Contra el mal, la hormiga atómica. Venga, venga, pero si hasta Ricky Rubio come hamburguesas en McDonald’s y mira cómo le va. Es nutrición de la buena, que se entere el gobierno y la responsable de sanidad, por favor.

Pero no sólo eso, serán «espacios libres de publicidad«. Mundo moderno para qué te quiero, construiremos oasis en las escuelas. Lugares donde las marcas blancas harán su agosto. La felicidad inducida, en cambio, rodará allá fuera de las aulas, donde niñas y niños encontrarán lo que buscan. No será en sus centros de enseñanza sino al otro lado de la verja. Allí está lo que dentro está prohibido. Ohhhhh…

Por decreto: queda prohibida la publicidad dentro de las aulas. Microsoft no podrá venderse ni Google ni ná de ná. Los cuadernos y los lápices no podrán mostrar alevosamente sus marcas. La infancia debe rodar por la vida ajena a la presión mediática de marcas y más marcas. Allá dentro, entre sillas y pupitres construiremos un mundo feliz, ajeno a la velocidad con que rueda el resto del mundo.

Ante la batalla perdida de la educación nutricional, no queda sino prohibir. Imagino que las drogas tradicionales darán paso a una nueva clase de estupefacientes. Algún niño osado introducirá bollería industrial y la venderá a precio estratosférico dentro de la escuela para comenzar su carrera empresarial. Se dará cuenta de cómo funciona la generación de escasez. Cuando haces que algo falte, su precio sube. Las mentes espabiladas harán acto de escena. Ahora lo entiendo: es fomento del emprendizaje.

Prohibir, prohibir, prohibir. La gran medida innovadora de los tiempos modernos. Prohibido andar en bici por este parque natural, prohibido hacer pintadas -qué horror-, prohibido fumar, prohibido conducir un ciclomotor si no tienes quince años, prohibido colgar la ropa si las ventanas dan a la vía pública. Prohibido. Prohibido por si acaso eres delincuente y no lo sabías. Innovación educativa de la buena. Aunque de vez en cuando la prohibición confiera un extraño morbo al hecho de delinquir.

Robe Iniesta dice en una canción: «Ya sabéis. Estáis en un país libre. Eso sí. ¡Que no os vean!» Bonita zona para vivir este sur de Islandia que ha sido reducido a excepciones. Está permitido lo que no está prohibido. Ya puestos, propongo algunas otras prohibiciones, más útiles para el futuro:

  • Prohibido usar dinero público para gastos militares.
  • Prohibido usar coches oficiales por políticos y altos cargos de la administración.
  • Prohibidos los contratos basura.

El poder económico de las grandes multinacionales de la pseudoalimentación se tambalea ante la prohibición de que niñas y niños no puedan engullir sus productos químicos dentro de la escuela. Se partirán la caja. Que alguien mire lo del product placement no vaya a ser que el sistema educativo lo lleve ya en su código genético. Hace tiempo que la publicidad diversificó mensajes y que entró en un círculo vicioso donde el producto sigue a la imagen y no al revés.

Bienaventuradas las prohibiciones que seguirán alimentando picaresca en su versión light y delincuencia en forma hard. Pero así está montado el chiringuito. Ánimo. Sofía, pásame unos gramos, que tengo mono, tía 😉

———

La imagen en Flickr es de *Barbara* Canela.

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8 comentarios

Gonzo 04/09/2010 - 10:03

No sé, me parece que al final lo tuyo es gruñir. ¿Qué hubieses escrito si hubiesen decidido lo contrario, permitir la publicidad?
http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_edicion=5467&id_firma=11390
Y a ver cuando aportamos soluciones también.

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M@k, el Buscaimposibles 04/09/2010 - 10:07

Personalmente, creo que hay espacios para todo, y que la escuela no es un espacio para el comercio ni la economía. Como sé que esa visión está bastante más allá de la sociedad que vivimos, ¿por qué no un término medio y que las máquinas -puestas por los colegios para ganar dinero- expendan comida sana?

Aunque una cosa es cierta, la obesidad no se «coge» -sólo- en la escuela.Doy fe: nada tuvieron que ver con la mía ni mis dos colegios ni mi instituto, y eso que estudié en una época más ingenua y menos agresiva, sin máquinas en los centros (aunque sí típicos bares y tiendas de chucherías, pan y periódico, que sólo visitaba para comprar paquetes de cromos Panini).

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Julen 04/09/2010 - 13:08

@Gonzo, pudiera ser que sí, que de un tiempo a esta parte gruño más de lo debido. No sé, va por temporadas. De todas formas, si quieres soluciones, puedes leer mi lista de 26 ideas radicales… con la que tengo que continuar, por cierto. Ahhhh, esto… tampoco trago a Arturo Pérez-Reverte.
@Mak, el problema es que todo dios va a por la chavalería porque ahí están los futuros consumidores. Se ha desplazado mucho potencial de compra del adulto al niño y al adolescente. No tanto porque manejen pasta sino porque influyen en la decisión de compra del hogar. De todas formas, tanto prohibir no creo que conduzca a cosa buena.

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M@k, el Buscaimposibles 04/09/2010 - 13:53

Ya sabes, Julen: hay que ampliar el mercado.

Vale que prohibir no es solución. Se podría hablar de reducirles «la paga» a los chavales, de educar en comida sana a toda la familia, de inculcar hábitos de gasto y consumo, de hablarles de «responsabilidad», etc., pero si eso no se hace o si haciéndolo no funciona, ¿qué?¿Lo abandonamos?¿Dejamos todo en manos de ese mercado?A mi me parece bien que se intervenga, si es con acuerdos mejor, pero ninguna empresa debería poder hacer lo que le diese la gana…

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Julen 05/09/2010 - 07:16

@Mak, puede ser que no me haya explicado bien. Me va a hacer falta escribir otro post 😉
La idea básica que manejo es que la prohibición en exceso (resultado de una hiperprotección) a veces desencadena el efecto contrario. Este tipo de medidas requiere en paralelo actuaciones en otras partes del sistema. No sé si al final leíste a Goldratt, pero tiene que ver con la teoría de las limitaciones. Necesitamos una visión más amplia que despliegue acciones en otras partes del sistema.
Este tipo de medidas tan «mediáticas» son papel mojado porque la publicidad les entra a los chavales por los ojos. Que la quites de la escuela está bien, siempre que haya actuaciones en otras partes. ¿Ahora vamos a prohibir a los niños comer chuches? Joder, ¿no sería más lógico un consumo responsable de chuches? ¿Queremos niños perfectos que odien la escuela? Pues por ahí andamos.

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Iñigo Benedicto 06/09/2010 - 10:29

Hola Julen:

Me gusta mucho tu blog. Por eso me animo a comentar aquí que no estoy de acuerdo con tu mensaje en este post. Aunque las prohibiciones pueden no ser educativas, yo sí creo que la medida es positiva.

Por un lado, el colegio es un medio de educación complementario al del hogar. Por lo tanto, es un poco incroguente que en casa les enseñes hábitos saludables y luego en el cole les enseñan lo contrario. Es una batalla que lleva bastante tiempo. Obviamente, hay también muchas familias que pasan de transmitir una educación alimentaria. Para ellos esta medida no servirá de mucho pero, pensando en el niño, es mejor recibir algo de educación que no recibir nada.

Por otro lado, no hay que olvidar que los colegios (privados, concertado o públicos) son un servicio público y que, por lo tanto, hay que marcarle un poco el terreno. Igual que como Estado tenemos el derecho a definir qué debe transmitir un profesor en sus aspectos más básicos (tolerancia, multiculturalidad,…) también en lo que se refiere a alimentación en el menú.

Casi todo en este comentario debería ir entrecomillado porque luego hemos visto los grandes fallos que tiene el sistema educativo. Pero espero haber transmitido bien mi opinión sobre este punto concreot que mencionas.

salu2,
Iñigo

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Ricardo_AMASTE 06/09/2010 - 10:45

Quien no recuerda las colas a la entrada del cole cuando repartian cromos o la visita a la fábrica de coca cola… Visto ahora me parece un conductismo de lo más perverso y lo prohibiría, en cambio, en mi inocente infancia me parecía marabilloso. Es cierto que desde entonces han pasado ya demasiados años (Ay!!) y que las estrategias de marketing se han sofisticado en extremo. Siempre me acuerdo de ese capítulo de Los Simpsons, en el que una empresa juguetera compra la escuela y la transforma en una especie de livinglab, dejando lo educativo en un segundo plano.

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Coro 06/09/2010 - 12:04

Yo estoy de acuerdo contigo Julen. Prohibiendo no se consigue nada. Un niño que sale sin desayunar de casa porque sus padres no se han preocupado de darle un buen zumo de fruta, un colacao y sus galletas, ahora pasará hambre hasta que llegue a casa, donde probablemente le espere para cenar alguna guarrería tipo sanjacobos precocinados, salchicas con ketchup, etc.etc…

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