Criticar es fácil. Eres un criticón. Una cosa es criticar y otra aportar. Ya vale de criticar. Definitivamente, en la cultura popular, criticar no está muy bien visto. Pero más grave es el hecho de que con frecuencia, criticar equivale a traicionar. Me has criticado, nunca lo hubiera pensado de ti. Creía que eras de los nuestros.
Las críticas las haces en privado. Eso sí, si se trata de elogios, no hay problema. Coge megáfono y que la voz se extienda por los cuatro puntos cardinales. Pero si me vas a criticar, eso se hace en casa. Los problemas no se airean. Los hablamos aquí dentro, en el vestuario.
Trabajo en equipo y todos a una. Ese símil de la trainera donde uno observa el rumbo y los demás están a lo que diga el capitán. Porque donde manda capitán no manda marinero.
Ya sabéis de sobra que vivo en el mundo de quienes criticamos. Y no me quiero marchar de ese barrio. Verdades y mentiras vienen de la mano. Sí, me quedo en el barrio de Tíscar: Be critical, my friend, be critical. Por eso cada vez que alguien me critica, me siento feliz. Lo digo tal como pasa. Porque cada vez que alguien te mete caña, es un aliciente para repensar argumentos e hilar más fino si cabe. Y si no tenemos razón, no pasa nada. Seguro que estoy equivocado en muchos de mis planteamientos.
Sin embargo, el estándar es tapar la crítica. Callar para no molestar. Pues va a ser que no.
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La viñeta es, por supuesto, de Forges a quien hoy, por cierto, espero escuchar en La Risa de Bilbao.
9 comentarios
Sí, has dado en el clavo. El lenguaje que manejamos, cada palabra, tiene varios significados. Yo creo que deberíamos estar contentos por ello porque permite que nos mantengamos alerta cuando dialogamos, prestando atención al tono, los gestos, los signos, al tamaño de la letra… Para que así, descifremos de forma correcta el mensaje. En eso, creo que en general, somos bastante buenos.
Lo que hacemos realmente mal es el hecho de asignar connotaciones reduccionistas a las palabras. Somos simplistas. La realidad es demasiado compleja, por eso amamos estereotipar a la gente, simplificar el significado de las palabras… La palabra Criticar es como la de Discutir, son los patitos feos del Diccionario. Son palabras que con el tiempo hemos «esclavizado».
Venga, dejad de retwittear, vagos ¿qué pensáis al respecto? 😉
Enhorabuena por el post Julen. A raiz un poco con el artículo, se me viene a la mente otro post. «No estas de acuerdo conmigo, no eres de los mios» .Hace poco leí, que las personas solamente tendemos a escuchar cuando la persona con la que nos comunicamos están de acuerdo con nosotros o nos aporta algo que compartimos. En el caso contrario, la atención prestada baja hasta límites insospechados. Ambas podrían considerarse deficiencias comunicativas. Sería algún otro post tuyo?
Un abrazo
Pero, ¿La crítica, la queja,… no eran regalos que nos permitían mejorar?
Este tema se las trae. Yo no me siento feliz cuando me critican, pero si esa critica me aporta valor, no es destructiva, me hace crecer, sí que lo agradezco, y mucho. Pero tanto como sentirme feliz, como que no.
Mis verdaderos amigos me critican (y también me elogian), no solo me doran la pildora. Una buena «critica», en un momento oportuno, puede ahorrarte muchos disgustos y frustraciones, y eso hay que saber valorarlo. Se aprende con el tiempo la importancia que eso tiene, y el valor de los amigos que lo hacen.
Voy a decir una obviedad: que te tiren de la colleja ayuda a cultivar la humildad, a moderar el jodido ego. También a encajar con naturalidad la discrepancia.
Tres apuntes más:
1) Empieza a estar de moda que la gente se llene la boca diciendo que lleva bien la discrepancia, que es abierto/a, que es crítico/a, pero después resulta que nanai, que nada de nada, que los hechos dicen otra cosa. Hablar de esto es mucho más fácil que cumplirlo,
2) Hay mucha «zona ciega» o «mega-iluminada», según el caso, a la hora de ver o no ver los problemas en los demas, o en aceptar que los vean en nosotros. «Enamoramientos» para el silencio benevolente o el elogio exagerado, y «Filias» para la indiferencia o el machaque si no te cae bien. Nos falta madurez para separar contenidos y personas,
3) A mí sí que me gusta discernir entre la crítica que conviene decir en público, y la que es más útil y constructiva en privado. Si la «crítica» es genuina, entonces pretende ayudar, colaborar y cotribuir al cambio (vs. llamar la atención). Que se haga en un ámbito o en otro no es una variable baladí.
Seguiremos pensando sobre esto, que nos viene bien a todos 🙂
Depende de qué y quién te critique, de en qué momento, en qué lugar …. hay gente que no te critica, te destroza, unos «finamente», otros «a lo bestia» ….. personalmente prefiero a estos últimos.
Una cosa es criticar y otra tener distinta visión.
Voy a poner un ejemplo, se critica a los políticos, es el deporte nacional, la mayoría de la gente que conozco jamás ha ocupado un puesto representativo, aún así, critican a todos que los ocupan …. curioso ¿no?
Antes de criticar hay que colocarse en la posición del otro ¿podía hacer otra cosa? …. ganaríamos mucho.
Y esta «crítica» me ha encantado y estoy de acuerdo:
«Venga, dejad de retwittear, vagos ¿qué pensáis al respecto?»
jajajajajaja
Esta «crítica» que haces en el post ;-), tiene un ámbito de aplicación paradigmático en el mundo político. Y, sin embargo, si algún ámbito es susceptible de crítica y debate, ese es precisamente el de la política. Además, por estar permanente en los medios de comunicación, los modos de compartamiento políticos ejercen un efecto pedagógico sobre la ciudadanía (hoy en día, para mal).
Creo que si pusiéramos el foco en la solución de los problemas, en las ventajas e inconvenientes de cada decisión, en lugar de primar un esquema de ganadores y perdedores, de quién se sale con la suya, en ese caso aceptaríamos mejor las críticas, por lo menos cuando efectivamente son constructivas.
Es verdad que se carga a la escuela con muchas responsabilidades, ¡pero qué bueno sería aprender menos matemáticas y más convivencia y relaciones humanas!
Sólo una breve percepción: que te sientas feliz o infeliz también puede depender de cómo, dónde y cuándo te critiquen. Y, por supuesto, de qué argumentos se aporten.
Buen tema que durará mientras haya seres humanos sobre la tierra.
@aitormanah gracias por animar el debate; te voy a contratar de dinamizador social de este sitio jajajaja tendré que pagar siguiente ronda 😉
@mikeletxebarri, este tema de aceptar la crítica es una de mis peleas. Cuando metes caña enseguida se enturbia todo. Tengo bastantes cosas escritas acerca de esto en el blog.
@Josu, pues eso mismo pienso yo.
@Amalio, gracias por abrir nueva vías en este asunto. En cualquier caso, hay una cierta lógica de actuar en público/privado, pero ¿no resulta curioso que la expresión popular diga que «los problemas se resuelven en casa» y que no diga lo misma para cuando las cosas van mal? No todo debe ir al lado público, es más que evidente, pero cuando criticas, ¿por qué no abrir la caja y buscar argumentos entre todas las partes?
@Juana, por supuesto que simplificamos al generalizar, pero es que, ya que sacas la política -como Iñaki en el comentario siguiente- ahí sí que hace falta algo más de luz y taquígrafos, ¿no crees?
@Iñaki, en casa solemos comentar muchas veces la forma en que la clase política trata la crítica. Bufff, vaya tela en la mayor parte de las ocasiones, ¿no? Yo también soy de la opinión de que la crítica es el ejercicio para buscar mejores soluciones, tiene un sentido de futuro aunque parta del pasado.
@Julio, pero a lo mejor deberíamos, como dice Iñaki, educar más a la gente para que sea tolerante con la crítica… por defecto. Lo digo por las veces en que visto cómo alguien se toma a la tremenda una crítica.
[…] algunas semanas leí el artículo “Me criticas, no eres de los míos” del blog “Consultoría artesana en red“, y le he estado dando varias vueltas […]