Normalidad

by Julen

NormalidadPrevisible, la seguridad de la rutina engaña al futuro para dejarlo fundido y sin chispa. La mañana comienza con los rituales de lo cotidiano. Nada imaginativo que colocar en ellos, si no fuera por ligeros matices inapreciables al ojo humano. De nuevo la normalidad de lo previsible.

Fuera siguen las mismas nubes, que bajan de la pequeña cima que asoma al fondo. No tienen nada de especial, sólo juegan a reclamar su cuota de familiaridad. Así es todo de nuevo, en su sitio, con una escena que no necesita guión porque los actores no son capaces de salirse de su papel. Qué decir improvisar; no, la escena es única, constante, recurrente en su desenlace.

Por la ventana el aire deja de ser fresco. Es aire que llega del norte pero amansado por un mar cercano. Aire cercano, aire que no se distingue de otros aires de fechas pasadas. Es la forma en que la seguridad se abre paso y acaba por afianzarse en este territorio amigo. Los días se suceden, las mañanas se siguen unas a otras con enfermiza insistencia. Nada que sobresalte, cada cosa en su sitio.

Y mañana será parecido a hoy, como hoy lo fue a ayer. Tiempo lineal que juega a remolonear con lo cíclico. De nuevo como en tiempo pretérito, el momento actual es la confianza de la vida sosegada. Amanecerá y allá abajo de nuevo las calles reconocerán a los humanos que las recorren con automatismos recónditos. La ciudad se mimetiza con su gente y eleva a los altares la vulgaridad de lo previsible. Otras formas de bienestar escondidas en la inercia. Sólo queda disfrutarlas.

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La foto en Flicker es de Eneas.

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