Los detalles importan si percibes la globalidad

by Julen

DetalleSteven Johnson juega constantemente con las dinámicas propias de sistemas en sus libros. La forma en que explica por qué y cómo suceden los acontecimientos le conduce a jugar con elementos que deben ser analizados en diferentes escalas. A fin de cuentas, la equifinalidad es una de las propiedades de los sistemas: se puede llegar por diferentes caminos a un mismo fin. Esto sugiere que no hay una mejor manera sino muchas posibles. Simple combinatoria.

En la gestión de empresas estamos acostumbrados a modas y elixires mágicos. A veces en forma de caminos únicos hacia la excelencia. Incluso quizá podamos hablar de dospuntocerismo a día de hoy, tal como lo conciben en las Indias Electrónicas. Community Managers -versión americana que mola más- o dinamizadores de redes sociales están de moda. Pero igual ha sucedido, sucede y sucederá con otras tantas posibilidades de hacer cosas en busca de la eficiciencia.

¿Cómo captar en una empresa la importancia del pequeño detalle entre tanta oferta sanatoria que puede cambiar las cosas? Me temo que no hay varita mágica. Manos a la obra y a observar de forma activa. Hay que hablar con la gente e interpretar. ¿En qué tipo de empresa estamos?, ¿quién corta realmente el bacalao?, ¿qué rol juega la dirección?, ¿qué tal ambiente se percibe?, ¿en qué proyectos andan metidos?, ¿qué parece que es importante por aquí? Y así, por esas zigzagueantes carreteras, acabamos encontrando el detalle que importe (o los detalles que importan). Pero, claro, hace falta ver el conjunto.

Conste que hay ocasiones en que el detalle aplicado sin visión global funciona. ¿Por qué no? Había posibilidades y se dieron las circunstancias. «Hacer» fue la solución: probar y observar consecuencias. Hay que tener muy presente que la parálisis por el análisis es uno de los males más extendidos en muchas empresas.

Quizá sea este el principal trabajo de quienes decimos que somos consultores. Porque uno puede saber de qué sabe, pero seguro que cada empresa es lo suficientemente compleja como para no poder presumir de que tenemos soluciones, sea cual sea la circunstancia. Ya sé que es el mismo rollo de siempre, pero no queda sino observar y buscar el detalle. A veces no tiene por qué ser una gran acción con presupuesto bien gordo. No, porque reconocemos la complejidad dinámica que se da en las empresas: causa y efecto no tienen por qué guardar una relación proporcionada.

Pongo un ejemplo que puede ayudar a entender esta filosofada que me estoy cascando. ¿Necesitamos la implicación de la gerencia en un proyecto de web social en empresa? Pues puede que sí o puede que no. Este «detalle» necesita interpretación para decidir hasta qué punto tiene sentido su participación o no. Quizá interese para que se vea que la gerencia está implicada. De acuerdo. Pero pudiera ser que, si se mantiene al margen, las cosas nacen «de abajo», con más fluidez al no introducir la típica lentitud de decisión de muchas gerencias, que son auténticos cuellos de botella.

O sea, que los detalles importan, vaya si importan. Pero surgen de una visión global, que sea capaz de discernir flujos y dinámicas en el conjunto de la organización. Creo que por esto me gustan tanto los libros de Steven Johnson, ya sea hablando de la epidemia de cólera de mediados del siglo XIX en Londres, de la invención del aire a finales del siglo XVIII o de la forma en que las aceras de las ciudades contemporáneas condicionan sus flujos de información.

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