Preguntaba el niño a su amatxu: ¿De dónde vienen los posts? Claro, vienen de la tripita, ¿de dónde, si no? Todo tiene su tiempo de gestación. Primero una semillita, luego el misterio de la fecundación, después una lenta gestación y, por fin, con mucho dolor, el parto. Y encima, el post sale llorando.
Ayer, tras un par de horas con Itxaso y José Luis, Ubiqarama people, mientras volvía para mi exilio -a gusto- txurdinagatarra y caía un tormentón de la leche, pensaba que complicamos demasiado esto de bloguear. Porque, claro, si empezamos a pensar en que cuando haces click en «publicar» estás lanzando tu diarrea mental a una audiencia potencial de millones de personas… da vértigo. Moraleja: no pienses en este tipo de cosas, que te revuelven las tripas.
Bloguear es una forma de expresarse. Ni la única ni la mejor. Pero es una expresión potente, de eso no cabe duda. Eso sí, puede que no sea tu estilo. Ni falta que hace. Seguro que tienes otras cualidades para comunicar, que yo ni tengo ni tendré. Creo que tenemos que encontrar formas de expresión con las que nos sintamos a gusto. Y hay donde elegir, no cabe duda.
Suelo decir que, por favor, no todo el mundo tenga un blog. Y menos que tenga la indecencia de ponerse cada día a escribir un artículo. La inmensa mayoría de las personas no se sentirían cómodas con este formato. Menos mal. Porque un mundo de gente que se pone a hacer lo mismo aburriría demasiado, ¿no?
Itxaso se partirá la caja cuando lea (si lee) esto. Porque ya me ha pillado el punto: ¿de dónde viene la inspiración para escribir un post? Pues de lo cotidiano, de lo vulgar, de lo de todos los días, de los detalles. Y, a veces, muy de vez en cuando, de algo más hondo. Vienen porque sí. Ya sé que es respuesta infantil, pero esto conlleva también perder el miedo al ridículo.
Yo diría a la gente que quiere escribir un blog, que mire si disfruta con ello. Si no es así, que mande a la mierda el blog. Nadie en su sano juicio puede obligar a una persona o a una empresa a bloguear. Hay otras mil formas de expresión tan válidas como la de bloguear. ¿Para qué montar algo que nos va a dar mala vida? Sólo tenemos esta y no vamos a echarla a perder, ¿no? Pues eso, no hace falta que tengas un blog, ¿vale?
Hacía tiempo que no escribía sobre estas cosas. Mirando atrás en el tiempo quizá puedas leer:
- El blog como obligación personal o profesional
- El blog corporativo ha muerto
- Se busca secretaria para blog de directivo
- 25 estilos de bloguear en el ámbito corporativo
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El dibujo está en Flickr y lo ha subido javidesi, pero dice que es de Cristina. ¡Qué bien dibujas! Besos.
8 comentarios
Buenos días Julen:
Inteligente reflexión, hemos de hacer aquello con lo que estemos de acuerdo y sobre todo disfrutemos, porque de esa forma, en el caso de los blog, la gente que los lea también disfrutará (esté o no de acuerdo). Las cosas impuestas, por moda o por el entorno, resultan mecánicas y se percibe.
Respecto al título, sugerente ya quien puede resistirse a la respuesta de una amatxu o una aitá.
Saludos desde una BCN muy calurosa ya de buena mañana.
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Buena, Julen, Ya tengo una respuesta para cuando me pregunten por qué blogueo 😉
Como suele decir el amigo Otxolua, si no tienes nada que contar, olvídate del blog. Fernando Canales suele hablar de personas inquietas.
Mira, yo soy de los que les encanta hablar y escribir (probablemente lo habrás notado 😛 Sin embargo, me siento más a gusto teniendo mi colección de feeds sobre temas varios e ir leyendo aquí y allá e ir comentando en los que me suscieten a ello.
Diría más, desde hace un año que descubrí que disfruto leyendo un hilo de comentarios… es genial!!! es decir, pensadlo bien: antes no existía! me refiero a que uno abre un tema y los demás van diciendo la suya. Se hace muy rica la lectura cuando los «contertulios» llegan a responderse entre ellos y se establecen en un mismo hilo a veces varias «conversaciones» que se entretejen….
…no sé… ufff… fabuloso! y lo mejor: que es gratis entrar y leer y escribir si quieres… no sé… me parece un regalo de la vida. Mis mejores momentos del día son leyendo comentarios a un buen post.
Jajajaja, incluso mi «adicción» me ha llevado a una baja tolerancia a ver las noticias en TV y no poder «comentar debajo» jajajaja… en serio, me pone de mal humor el escuchar noticias a medias o directamente falsas y manipuladoras sin poder decir nada al respecto. ¿Alguien más experimenta también esa sensación de impotencia?
Saludos!
SERGI
PD: joder, vosotros madrugáis mucho, no? yo lo tengo fácil porque estoy en México y apenas son las 23.00. Pero nen… Julen escribió el post a las 6:00 ?!
Julen:
Estoy en estos dias «rumiando» precisamente un post sobre esto. Me apetece hablar de qué hacen los blogueros que disfrutan posteando, cuáles son sus practicas más habituales, qué hacen y sobre todo, qué NO hacen. He encontrado aquí algunas pistas que me van a servir para contar uno de los puntos.
Por cierto, me identifico plenamente con el comentario de Sergi. Me pasa exactamente lo mismo, descubrí lo genial que es leer un hilo de comentarios. Esas conversaciones que se entretejen alrededor de un post son una fuente de disfrute tremenda. Pero sospecho que eso solo ocurre cuando el texto original está escrito desde el disfrute, y plantea cosas interesantes sobre las que conversar. En la linea de lo que cuentas aqui. Un saludo!!!
Ahora toca otro que sea: «mamá, mamá ¿los post se leen? 😀
@Sonia, «lo impuesto» es lo peor que le puede pasar a alguien en un blog.
@Iñaki, razones no nos faltan. Sobre todo cuando pasa el tiempo y seguimos erre que erre.
@Sergi, para gustos los colores. No veas lo estupendo que resulta que aparezca gente como tú por aquí. Y sí, madrugo… hace muchos años que lo hago. Me siento cómodo así.
@Amalio, quizá el punto de origen es el gusto por escribir, ¿no?
@cumClavis, me parece que estamos en cuesta abajo y sin freno. Pero es lógico: hay más producción. No pasa nada. ¿O sí? Ah… tú sí que lees 😉
Efectivamente, estoy de acuerdo con todo lo que dices. Nosotros nos estamos iniciando con un blog y como es algo nuevo para nosotros tenemos que «obligarnos» a seguir una rutina o dinámica de escritura, lo que contradice al hecho de que debieramos escribir cuando así lo sintamos y sobre lo que nos apetezca.
Un saludo desde Team Academy Euskadi – Tecnalia.
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