Cuando el trabajo vive sólo de la motivación por el logro

by Julen

Muy interesante el artículo de Jesús Fernández titulado Reflexiones: trabajo 2.0 y libertad y los comentarios que lo acompañan. Creo que no puedo sino continuar su reflexión ya que enlaza muchos argumentos que manejamos por este barrio y que también conforman el estilo de consultoría artesana. De entre todos los hilos que maneja Jesús, me gustaría aportar mi punto de vista sobre uno en particular: la motivación por el logro. Planteamos la reflexión, claro está, en el contexto empresarial.

¿Es la empresa un lugar donde hay presión por el logro? Casi, casi, es su esencia. Bien se disfrace de excelencia, de competitividad o de liderazgo en su sector, el logro es el ingrediente de todas las salsas. Más con menos. Duro y a por ellos. La visión épica de la vida: caballeros de la época medieval que deben ganar torneos. Tú ya me entiendes.

David C. McClelland es de esos autores que estudiamos cuando éramos jóvenes. Este buen hombre elaboró una de las teorías clásicas sobre motivación. En ella explica que las personas nos movemos bien por deseos de logro, de poder o de afiliación (por supuesto no son excluyentes entre sí). El logro tiene que ver con sobresalir ante los demás, por conseguir resultados y alcanzar el éxito. Encaja muy bien en el escenario de competitividad que es ley de vida para las empresas.

Por supuesto que si a eso unimos una sólida motivación por el poder dentro de las empresas y de éstas ante sus competidores, la escena puede dejar algo en papel secundario a la afiliación, esa simple necesidad relacionada con «estar» con los demás. Pero en la  sociedad red, obvia decirlo, esta última actitud es muy importante. Y creo que las empresas sufren porque el modelo de sociedad que Castells y otros sociólogos nos exponen supone que la tarta de la motivación redistribuye los pedazos de poder, afiliación y logro.

La empresa impone unas condiciones de éxito basadas en el logro. Que hagas las cosas bien y a gusto, en colaboración con otras personas, no es suficiente. Tienes que hacerlo bajo la forma de un «reto», de un «objetivo ambicioso». Los equipos autogestionados de hoy o el mismo enfoque de Saratxaga se basan en el desarrollo de una importante pulsión por el logro. Incluyendo el logro económico, esencia de la empresa. Bien, es un modelo. Pero es un modelo con esclavitudes. Hay un fin y hay que colocar medios. Aunque el capitalismo emocional juegue a revolverlos.

Pero, ¿cuánta gente pierde el sentido de logro cuando disfruta de una actividad? El logro se convierte en algo diferido, consecuencia del placer que se experimenta con la actividad en sí misma. Richard Sennett le ha dedicado muchas páginas en El Artesano a esta cuestión. Cuando el logro se magnifica -y el poder, además, ejerce una poderosa sombra de influencia nefasta la mayor parte de las veces- el trabajo modifica su orientación de base. En buena parte no es realización personal sino presión por resultado.

Hay gente que se siente cómoda con el logro. Y con el poder. El modelo imperante vive repleto de estos dos referentes. Machos a la búsqueda de mostrar sus atributos. Demasiadas veces la «pasión» se manipula para mostrar a la audiencia «un tipo concreto de pasión»: la que tiene que ver con grandes logros. Escondemos -porque no interesa al modelo de competitividad en voga- la pasión y el disfrute de contemplar a una abuela sentada en un banco del parque o una escultura que te inquieta.

Jesús, yo creo que en las empresas hay muchas cosas para hacer. Las estáis (estamos) haciendo, es más que evidente. Pero hay unas reglas de juego que nos condicionan. A veces demasiado. Y ante esa realidad, hoy creo que, por suerte, tenemos opciones. Puedes ser cooperativista en una empresa grande en tamaño o artesano en una esquina del mercado. Y entre ambos extremos hay muchas cartas para jugar. Suerte con las tuyas 😉

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La imagen en Flickr es de Jaume d’Urgell.

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3 comentarios

alvarezval 07/07/2010 - 09:05

Interesante como siempre Julén, sólo me gustaría aportar si cabiese, que tengo la idea que la motivación por el logro y el poder son inversamente proporcionales al tamaño de la empresa. Me explico, en las micro y pequeñas empresas predomina: los jefes lo son de sí mismos y son los emprendedores, trabajadores, operarios. Sin embargo en la medida que crece la empresa, al menos en las que he visto aquí en el patio, cuando se divide el poder de que realizan tareas cotidianas, los jefes-dueños siguen motivados, ahora por sus objetivos de crecer pero los de abajo pierden la motivación por lo que hacen y hacen por cobrar un salario que siempre es inferior a sus expectativas y necesidades, o me equivoco?
un abrazo
Jesus

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Jesús Fernández 08/07/2010 - 01:10

Hola, Julen.

Muchas gracias por la mención y por alargar la reflexión en uno de los aspectos probablemente centrales para buena parte de quienes reconocen que en el trabajo se puede poner pasión… porque compensa (a veces, claro).

Me ha encantado la idea que vuelcas en esta frase: «Pero, ¿cuánta gente pierde el sentido de logro cuando disfruta de una actividad? El logro se convierte en algo diferido, consecuencia del placer que se experimenta con la actividad en sí misma».

Yo me veo en ello con agradable frecuencia, pero no se me escapa que probablemente tengo mucha suerte: no es sencillo llegar al punto en que esto se hace posible sin que suponga que estás en un día excepcional.

Lo que sí he interiorizado (sin medirlo… que no sé hacerlo), es que el logro no es menor cuando vas parándote para disfrutar del camino en esa forma.

Vale, tampoco puedo decir que mayor… aunque es mucho más gratificante. Pero esa es la duda que queda en el aire en esas «utopías» transformadoras desde dentro (y puede que desde fuera) de la empresa: ¿habrá un límite (de costes personales razonables, me refiero) para lo factible?

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Julen 12/07/2010 - 07:33

@alvarezval pues yo creo que llevas razón. Es más fácil engancharse con algo «manejable» y comprensible para nuestras mentes. Eso sí, hay muy diferentes de lograr esa conexión. Para mí el problema está en el exceso de presión economicista en muchos proyectos empresariales.

@Jesús, a través de David Bartolomé se ha puesto en marcha una iniciativa que creo que te va a encantar. Tiene que ver con lo que están llamando «INprendedores», es decir, la gente que desde dentro se mueve para cambiar el sistema en positivo. Supongo que ya se irá sabiendo de ello porque hay gente muy «comunicacional» en el asunto que te refiero.

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