Gigantismo empresarial: a la mierda con la gente

by Julen

Crecer para ser competitivo. Más y más grande, más y más competitiva la empresa. El mundo global requiere empresas de tamaño mundial. Gigantes donde se pierde el sentido de las causas y los efectos. Las cajas de ahorros necesitan ser más grandes, las empresas de distribución consideran el tamaño como factor de subsistencia. La competitividad del siglo XXI cabalga a lomos de gigantes.

El daño colateral más evidente es la reducción de puestos de trabajo. Más dimensión con menos gente. ¿Para qué dos sucursales en la misma calle? Dinamita para una de ellas. La que nos caiga más fea, la que tenga el mobiliario más estropeado, la que esté en un lugar donde más pasta se pueda sacar vendiendo el inmueble que ocupa. Da igual la razón. Bueno, no. En realidad es una cuestión (casi) siempre de dinero o de poder político. Gente e inmueble cuestan dinero. Un partido político necesita asegurar cotas de poder: gran razón empresarial. Pues da igual. Fuego purificador. Fuego al inmueble y fuego a la gente que trabaja allí.

Cada vez es más evidente que no hay por dónde sostenerlo. ¿Preocupación por las personas? Mierda cochina. Hay grandes números en las grandes empresas. De ahí, de unos análisis que nunca se harán públicos, de unas sumas y restas que se complican hasta el infinito; de ahí surge que te vayas a la puta calle. Es lo más habitual. Luego, claro está, todo ello matizado por el poder de los siempre malvados sindicatos, que juegan en campo enemigo y se han acostumbrado a manejar sus mismas armas.

Aquí ya nos hemos hartado de reivindicar lo pequeño. Y cuanto más pequeño mejor. Tenemos que huir del gigantismo porque eso es empequeñecernos como personas, pero en el peor sentido. Las decisiones no van a depender de ti nunca. Hagas lo que hagas. Puede que tu sucursal no esté en el lugar adecuado ni en el momento adecuado. Puede que no tengas la edad adecuada. Puede que tu puesto de trabajo no sea el más adecuado. Nada de lo que hagas te va a prevenir de la quema. Eres un número prescindible.

Vale, me he levantado un poco mosca. Pero es que revienta tanta necesidad imperiosa de fusión empresarial. ¿Quién habla de la gente? Nadie. Las razones son de rango mayor. Es el país es el que necesita las fusiones. Es la competitividad. Es la supervivencia. Es el sistema. Es la humanidad la que necesita esas sacrosantas fusiones. El cielo se abre y todo mejorará. Bienvenidas las fusiones empresariales. A la mierda la gente.

Esta mañana me bajo del sistema. Lo siento. Que se vaya a la mierda él en su integridad.

————

La imagen en Flickr es de sergis_blog.

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12 comentarios

Isabel 11/06/2010 - 13:33

Gigantismo empresarial = enanismo personal
Esperemos que si se va a la mierda la gente, vuelvan las personas 🙂

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Elena 11/06/2010 - 14:11

Siempre me ha sorprendido que los Departamentos dedicados a las personas se denominen de RECURSOS humanos, es decir, somos número, y como tal somos tratados en el sistema del que hoy Julen ha decidido bajarse. Animo!!!, afortunadamente somos algo más como bien tratas continuamente de «denunciar»

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Rocío Cervantes 11/06/2010 - 20:01

Julen,

Tu artículo me ha hecho reflexionar sobre las personas que salen de las empresas tras una fusión. Una parte de ellas, sale con una madurez personal y unos recursos económicos que les permiten crear sus propias empresas. Empresas más a la medida del ser humano. Esas empresas «diminutas» que reinvindicas. Y eso, a la larga es bueno. Para los emprendedores y para el mercado, porque una empresa pequeña suele ser más ágil, más flexible y más abierta a la innovación.

Por otro lado pienso que quizás lo inevitable de una empresa con futuro es su crecimiento, si tratamos de frenar su expansíón, aunque sea a base de fusiones, estamos provocando su muerte. Sé de empresas que se han resistido a crecer y al final el mercado les obliga a hacerlo porque, ¿cómo rechazar las peticiones crecientes de servicios/productos? Me parece dificil frenarlo.

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Dani 11/06/2010 - 21:23

Clap Clap Clap

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Odilas 11/06/2010 - 23:34

Compartimos mosqueo Julen!

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Julen 12/06/2010 - 06:07

@Isabel, pues sí, a más empresa menos persona, parece.

@Elena, esa es una vieja tradición. Gasto, somos gasto. Así que cuanto menos, mejor.

@Rocío, es que «crecer» quizá sea uno de esos axiomas empresariales que conviene revisar. Porque crecer casi siempre es facturar más con menos gente. Y esa es una lógica malvada. A medida que crecen las empresas se olvidan de cómo se llaman sus personas, una a una.

@Dani, gracias.

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caos30 13/06/2010 - 02:27

Pues yo estoy con @Rocío, «no hay mal que para bien no venga». Y también tengo constatado (por casos que conozco de cerca) que muchas de esas «personas» echadas a la calle por «recortes necesarios», han creado proyectos de éxito que han dado trabajo a mucha más gente que la que se «perdió» en el recorte.

Yo mismo, he sentido sentimientos muy negativos hacia gente que me despidió en mi juventud de puestos en los que había puesto toda la carne en el asador, incluso ahorrándole dinero y tiempo a la empresa. Y sin embargo, a los pocos meses descubría que el «cambio» había sido para bien, porque siempre me encontraba después en proyectos más interesantes y con más futuro!

Nuestra cultura (familia, sistema educativo, etc…) no nos ha educado adecuadamente para «el cambio», para el darle la vuelta a los «problemas» para convertirlos en «oportunidades»… cosas que sí se aprenden en otras culturas, como las orientales e incluso en la «salvaje liberal yankie». Me da la sensación de que España ha sido y sigue siendo un país de gente tranquila que prefiere antes un proceso de oposiciones a funcionariado de 10 años, que 2 años dejándose la piel para construir un negocio exitoso.

Creo que es algo que arrastramos de nuestro pasado histórico. Pero ya estamos listos para ir cambiando en este aspecto. Y veo que hay gente e instituciones que ya se emanciparon de ese pasado enquilosador. Yo no me preocupo tanto por los «gigantes empresariales» como por los «borreguitos asalariados». Siento decirlo tan rudamente, pero me exaspera ese victimismo de la clase trabajadora y ese dar la culpa a los demás.

Nunca he entendido que el gobierno tenga que dar ayudas económicas a salvar de la ruina a industrias obsoletas moribundas que no quieren acabar de morir por no cerrar un fábrica que da trabajo a un pueblo. Por favor, más valdría que esos trabajadores solicitaran ayudas en formación y reciclaje profesional, porque haber trabajo… lo hay! y no tantas «ayudas» (qué hipocresía) para salvar unos «puestos de trabajo» (salarios?).

En fin… me gustó el tono atrevido y rabioso del artículo. Así da gusto leer: con humanidad en los labios, y no con tantas frases políticamente correctas 😉

Saludos!
SERGI

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pere losantos 16/06/2010 - 22:33

Julen, te envío un poco de ánimo con este post

http://perelosantos.wordpress.com/2010/06/16/mejor-pequenas-y-emprendedoras-animo-jiturbe/

Espero que estés mejor, y si no pilla un rato la bici…

Records des de BCN

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Mejor pequeñas y emprendedoras? Ánimo, @jiturbe | Blog de Pere Losantos 25/02/2011 - 13:50

[…] primero, el post-pataleta escatológica de Julen Iturbe sobre el gigantismo empresarial que, además de hacerme reir, me ha llevado a pensar sobre la importancia de las pequeñas cosas y […]

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Consultoría artesana en red » Alentar -y no combatir- la fragmentación 27/11/2011 - 09:02

[…] sí, una vez producida la unión llegan los daños colaterales de tener que reducir “mano de obra”. El concepto “persona” queda sepultado por unos cuantos palazos de escombro […]

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Mejor pequeñas y emprendedoras? Ánimo, @jiturbe | Pere Losantos 29/12/2013 - 18:32

[…] primero, el post-pataleta escatológica de Julen Iturbe sobre el gigantismo empresarial que, además de hacerme reir, me ha llevado a pensar sobre la importancia de las pequeñas cosas y […]

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Lo pequeño mola, un artículo de MIT Sloan Management Review | Consultoría artesana en red 05/10/2014 - 05:31

[…] explotar “lo pequeño” como argumento de venta? Si el gigantismo empresarial vende lo grande, ¿por qué los negocios pequeños no van a utilizar esta característica si ayuda […]

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