Empresas culturales sin cultura empresarial

by Julen

Dentro de un rato me subo a la jornada organizada por la gente de Cultura del Gobierno Vasco que han titulado: Empresas culturales, sectores creativos y generación de empleo. Por una extraña conjunción de astros, mi nombre aparece en esa jornada como «relator», junto al de Silvia Muriel. Tengo que ir metiendo en el saco lo que vaya escuchando para devolverlo en forma de estímulo para el debate. Pues vale. Cumpliremos en lo que podamos. De momento me he escrito este artículo para mí, aunque prefiero compartirlo vía blog.

En la invitación que me llegó se decía:

El objetivo que persigue esta jornada es resituar la variable “empleo y ocupación” en el vasto campo de las relaciones entre economía y cultura, pudiendo conocer datos comparativos de diferentes realidades internacionales, experiencias exitosas tanto a partir de medidas directas de impulso como de generación indirecta de empleo cultural así como reflexionar sobre la capacidad que en Euskadi puede tener el sector cultural como un generador de empleo estable y de alto valor añadido social y productivo. La jornada pretende ser un punto de encuentro de profesionales del sector privado cultural y creativo así como de responsables políticos en las áreas de cultura, industria, promoción económica y empleo… que permita un contraste de visiones y la búsqueda de puntos de encuentro.

La clase gobernante estará al pleno. Lehendakari, consejera de cultura, consejero de industria y «otras autoridades». A saber dónde me meto. La empresa cultural, como casi siempre, rodeada por la Administración, para bien y para mal. ¿Cosa pública? Pudiera ser, pero «empresa» mete todo este galimatías de la cultura en el territorio de la madre eficiencia y del dinerito rico rico. Y ahí, como siempre, eterno debate entre lo público y lo privado. Será que la cultura, el arte, la creatividad y todos estos mantras de la competitividad moderna cabalgan a lomos de la paradoja.

El programa de la jornada (ni idea de dónde pillarlo en Internet ¿¿??) se organiza a través de: un par de ponencias que miran al empleo y a lo económico de la cultura, tres experiencias (una en Cataluña, otra en Extremadura y un repaso a políticas de estímulo a nivel europeo) y luego, por la tarde, una mesa redonda precedida de otra ponencia sobre el empleo cultural en Euskadi. Entre otra gente que participa, Mariaptqk, suficiente razón para acudir 😉

Quede claro que aquí hay un kakanaste considerable al usar la palabra «cultura». Si miramos la versión en castellano de la wikipedia, allí encontramos la referencia de lo que la UNESCO declaró en 1982:

…que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.

Pero creo que este enfoque maximalista despista. Porque en el fondo, estas y otras jornadas que se organizan, no miran a la cultura de esa forma. La miran, sobre todo, como hecho económico. Lo digan con la boca grande o con la boca pequeña. Porque el gran problema de la cultura es que adolece de cultura empresarial y eso ¡no puede ser! ¡Claro! Este es el gran problema, la cultura necesita la tensión empresarial, la actitud emprendedora, la pulsión por el logro. Pero no cualquier logro, sino el logro del éxito. Y no cualquier éxito, sino el éxito económico en su más amplio sentido. Los territorios de intensa vida cultural aparecen como paradigma de éxito económico. Así que la carrera por convertirse en ciudades creativas hace tiempo que comenzó. Y creo que vivo en una de ellas.

El contexto actual parece dar la razón a la forma en que Karl Marx interpretó la cultura. Es sobre todo un reflejo de las relaciones de producción. Sólo que, si somos coherentes con el párrafo anterior, estamos una fase en que «conviene» cambiar esas relaciones de producción. La cultura debe reflejar un cambio de paradigma: del trabajo físico al trabajo del conocimiento. Del método embrutecido de la fábrica industrial al elegante y elaborado discurso del trabajador del conocimiento, blablabla; lo de siempre, pero manteniendo fija una distribución de desigual de riqueza. Gatopardismo por doquier.

Y no hay que olvidar que la cultura en el siglo XXI vive de la mano de los principios de la industria de la creatividad. Tony Blair lo dijo claro: hay que «maximizar el impacto económico de las industrias creativas». Aquí el referente de éxito es más que claro: haznos ganar dinero o te retiramos la exposición, la subvención o lo que se tercie. Así que la cultura se funde con los principios de mercado: hay que satisfacer al cliente, que es quien paga. La economía de la experiencia se funde con la experiencia creativa. Las palabras se confunden -con intención o sin ella- y lo que importa, al final, es que la sacrosanta economía florezca.

La industria cultural, además, necesita incorporar el sentido de protección tan típico de la economía. Por defecto, se compite, no se colabora. Así que ya puestos, incorporamos protección intelectual y al procomún que le den. Y en el mercado, los criterios de competitividad son evidentes: más con menos, satisfacción del cliente, cadena de valor bien pensada, flexibilidad en costes. Los ingleses lo tienen claro: ¡a por ellos! Toma «programa de economía creativa» (que incluye a la artesanía, por cierto). Más claro, agua. Creative Britain lo dice claro: necesitamos algunas líneas para transitar por este nuevo paradigma (lo tomo prestado del trabajo de investigación en curso del equipo de investigación de las industrias creativas, colegas en la EOI). Hay que:

  • dar a todos los niños una educación creativa
  • transformar talentos en puestos de trabajo
  • apoyar la investigación y la innovación
  • ayudar a las empresas creativas a crecer y acceder a la financiación
  • promover los clusters creativos
  • promover Gran Bretaña como el hub creativo mundial

¿Esta es la senda del empleo del siglo XXI? Industria cultural, industria creativa, goce y disfrute, capitalismo de consumo, funky business, economía de la experiencia. Todo se funde en un imaginario donde los chinos producen los bienes físicos y reciben nuestros desechos electrónicos. Están al principio y al final. Mientras, el primer mundo cabalga a lomos de la cultura, la nueva economía del siglo XXI, que no tiene que ver con la tecnología sino con la antropología. Dios, qué jaleo es todo esto. Tecnología, talento y tolerancia, que diría Richard Florida, todo ello supedito al éxito económico.

Y tengan cuidado, que no he recurrido al mantra de la innovación. Esa pieza de la competitividad moderna idolatrada como nuevo dios que está por encima de todas las cosas. Amén.

————-

La imagen en Flickr es de SamwiseGamgee69.

Artículos relacionados

7 comentarios

m@k el buscaimposibles 14/06/2010 - 06:37

Habría menos confusión con «industria cultural».
Espérate a que los chinos de a pie se harten y pidan pan y circo,ahí sí que se arma.
Da recuerdos a la gente conocida.

Responder
Iván 14/06/2010 - 09:33

La palabreja Industria ligada a cultura puede ser una contradicción o peligrosa ¿No creéis?ya le pasó a la Industria discográfica,el pueblo y la evolución fueron por delante de la Industria.Y a mi modo ver muchas veces los grandes rasgos de la Industria limitan o contraen la creatividad individual,que muchas veces tiene que irse por caminos o lugares más cercanos y accesibles,además de menos burocráticos.

Los Chinos aprenden rápido de casi todo,pero en temas culturales si entran ahí cosas como música,cine,literatura,arte etc creo que están a años luz de los Americanos o de la vieja Europa-la represión cultural y social influye-y el ambiente político que tienen limita sobre manera las expresiones culturales y cierta creatividad individual-colectiva.

salu2
Iván

Responder
Eduardo 14/06/2010 - 09:58

Yo que te había dejado fuera del sistema y ahora de repente estás metido en el núcleo más profundo del mismo… si va a ser verdad que los agujeros negros tienen salida…

Responder
caos30 14/06/2010 - 20:30

Bueno no sé si llego tarde, pero creo que este artículo de puede dar alguna buena idea (o mala):

Lo que la industria musical no quiere que sepas
http://noticias.lainformacion.com/arte-cultura-y-espectaculos/musica/lo-que-la-industria-musical-no-quiere-que-sepas_BYBaep7bQUe0Vv6IKDj12/

habla de la «industria musical», de artistas y de números. Cuanto menos interesante darle una ojeada, pienso….

Felicidades por tu blog!
Te he descubierto hace 2 días y me encanta cómo escribes, esté o no de acuerdo en todo 😉 Adelante! que los demás te seguimos… o seguimos lo que escribes 😛

SERGI

Responder
Julen 15/06/2010 - 06:14

@Mak, llegarán los chinos, llegarán, ya lo veremos tú y yo.

@Iván, pero llegará un momento en que los chinos vean «mercado» donde ahora lo ve el primer mundo. Veremos qué pasa entonces.

@Eduardo, me temo que no hay «fuera del sistema». Yo manejo paradojas. Puede que una de las más jodidas sea la de que alimentamos el circo cada vez que hablamos de él. Pero es lo que hay. No soy ningún santo.

@caos30, gracias por la referencia y los piropos 🙂 ah… y espero que mantengamos discrepancias. Si no, esto se hace muy aburrido, ¿no? Nos leemos.

Responder
Txetxu Barandiarán 15/06/2010 - 16:20

Aupa Julen.
Es cierto que el programa npo había ‘donde pillarlo’, pero aquí se pueden pillar ahora todas las ponencias: http://www.kulturklik.euskadi.net/?s=Empresas+culturales

Responder
ncuentra | Empleando Cultura y Creatividad 29/09/2013 - 16:21

[…] jun 2010/4 Comments/in Transformación y participación /by ncuentraComo dice Julen, una conjunción de astros hizo que mi presencia en la Jornada “Empresas culturales, sectores […]

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.