Cardeña – El Guijo

by Julen

Tras una tarde viendo cómo caían buenos chaparrones en Cardeña, no podía ser de otra manera: ruta con barro. Pero tampoco en tal cantidad que impidiera dar pedales, excepto en algunos tramos muy concretos. La salida de Cardeña enseguida toma una pista que era camino tradicional hacia Villanueva de Córdoba. Paisaje estupendo: dehesa exultante de verde tras las lluvias. Suaves colinas que van apareciendo una tras otra, como si nunca pareciera que van a acabar.

Entre las gracias del día, dos caídas de quien escribe. La primera por no mirar al suelo y estar pensando en las musarañas, que diría María ptqk. La segunda más graciosa, teniendo en cuenta que he acabado prendido de la alambrada, dejando en mi goretex unas buenas señales para la posteridad. Creo que Fran ha inmortalizado la escena; supongo que tendré que negociar derechos de imagen 😉

Y otro susedido: diez minutos parados a ambos lados de la pista esperando a que vacas, toros y su descendencia pasara por delante. Se ve que tres marcianos vestidos de ciclistas transandaluseros son demasiado para los ojos del ganado. No deben estar acostumbrados a que su territorio sea invadido por tan extrañas criaturas. Así que se asustaban y se negaban a avanzar, con la consiguiente mala leche de los pastores, que han tenido trabajo extra.

En Villanueva, tostada del día y visita al Ayuntamiento donde Fran tenía que mover hilos con sus contactos locales. Allí hemos estado un rato, a las puertas del edificio charlando mientras pensábamos en lo que todavía quedaba. Decisión: hacia Torrecampo por carretera. De nuevo circulando entre muretes de piedra dejando a derecha e izquierda toros, vacas, cerdos y ovejas. Un poco de viento de cara, como debe ser, y por fin, a comer unas tapitas en Torrecampo.

Desde ahí quedaban unas tres horas hasta El Guijo. La primera parte rauda y veloz, por pistas limpias. La segunda parte…, la segunda parte, bueno, a ver cómo lo describo. Primero, que para hacerla en bici hay que tener muy buen nivel técnico (del cual carezco). Segundo, que es una buena forma de tomar contacto con la trashumancia de antaño, ya que se trata de avanzar como se pueda por la Cañada Real Soriana, que aquí se denomina Cordel de la Mesta. Unos cuantos kilómetros mezcla de empujar bici y tramitos sentado; entretenido y diferente.

Por supuesto que nos hemos acabado encontrando un rebaño, sus perros y su pastor. Después de vadear el típico arroyo en el que no queda sino empaparse bien los pies, hemos estado charlando un rato con él. Y claro, con buen sentido, se ríe de que estemos moviéndonos por donde él mueve sus ovejas. Me temo que no hay color: sus animales están mejor preparados que nuestras bicis, aunque Fran haya tratado de rebatir el argumento. Alberto seguro que piensa que el pastor lleva razón: tres caídas a cuenta de un problema con los pedales automáticos y un buen rato empujando la bici entre jaras y otras plantas enemigas hacen pensar que si, que las ovejas nos llevan ventaja.

En fin, que estamos aquí en el Guadalinfo de El Guijo, en una estupenda casa rural, dejando pasar la tarde hasta la cena. Os dejo, nos leemos. Cansado; bueno, de eso se trata, ¿no?

Datos de la etapa: 71 km en 5 horas y 49 minutos.

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