Simplificar, una paradoja para innovar

by Julen

Creo que pocos principios existen tan útiles en la gestión como el de la navaja de Ockham: ante varias posibilidades, quédate con la más simple. Sí, bien sencillo: simplicidad. Algo que hace tiempo nos cargamos en la era del acceso-exceso en que nos hemos instalado.

Creo que en gran parte el abandono de la simplicidad tiene que ver con la ambición. En la carrera de la rata de la que más o menos todo el planeta forma parte, se trata casi siempre de «más». Más es ser competitivo, más es vencer, más es salud. Decrecimiento y simplificación, en cambio, son términos que cuesta encajar de nuevo en el paradigma existente. Aunque la lógica de KISS -Keept It Simple, Stupid- siga siendo lógica, casi nadie se siente cómoda con ella.

Por eso un buen ejercicio para innovar es el de simplificar. Un gran campo de mejora, sobre todo, cuando miramos, por ejemplo, a la burocracia que generan las grandes organizaciones… y las no tan grandes. ¿Cómo reducir el número de pasos?, ¿cómo evitar preguntas innecesarias?, ¿cómo eliminar datos superfluos? Google es el maestro de la simplicidad. Su caja de texto en una pantalla amplia sigue siendo un referente, tanto como los diseños de la cacharrería macquera.

Los tiempos que vivimos nos hablan de abundancia y orden que emerge del desorden digital. Las rígidas taxonomías han visto nacer un enorme mar de etiquetas multicolores. ¿Por qué reducir la descripción de un elemento cuando puedes asignarle tantas etiquetas como quieras? Y es que ésta es una de las paradojas más curiosas de nuestro tiempo: el mismo mensaje simplificado de la caja de texto de Google explota la inmensa complejidad y volumen de una información que apenas ocupa espacio físico. Alguien ha dicho: necesitas simplificar el acceso, mientras que en la habitación de al lado se preparaban para que las hordas de humanos cagaran información, en palabras de Barry Wellman.

Creo que tenemos que competir contra la complejidad. No conviene bajar la guardia y aceptar ese mensaje tan sugerente de Google respecto a la capacidad de su correo electrónico. Cada vez que te dice que no hace falta que borres correo, no le hagas caso. Borra, elimina, simplifica, aparta, separa, segrega, despeja. Lo que no existe no se estropea.

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La foto en Flickr es de Carla Carvalho Tomás.

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6 comentarios

guiller 13/02/2010 - 11:03

Adhesión incondicional a tu propuesta, Julen,

Mi tocayo franciscano lo vió ya hace muchos siglos, pero hace falta disciplina para no caer en la carrera de la rata.

Lo mismo necesitamos hacer lo del hermano sol – hermana luna: irnos al monte y empezar de cero, desprendiéndonos de todo lo que sobra. ; )

O seguir tu sugerencia de ser beligerantes con la complejidad, en todos los frentes.

PS.
gracias por soplarme lo del homenaje a Txirri (por cierto, un ejemplo de que lo simple funciona)

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Paco 13/02/2010 - 12:52

simple en superficie visible, en uso, pero muy complejo y sofisticado en la base, en las entrañas, cuidado….

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José Ignacio Familiar 13/02/2010 - 13:01

El segundo principio de la termodinámica dice que en un sistema aislado la entropía aumenta, nunca se reduce. La entropía es un concepto que podemos asociar al desorden pero yo creo que en la gestión de las empresas podemos asimilarlo con la complejidad.

Es una tendencia absolutamente natural en organizaciones y personas: tendemos a enriquecer herramientas, métodos y repositorios varios para que se vayan adecuando a cualquier situación, para que lo contengan todo. Aunque se intente mantener criterios de crecimiento y una visión global, el resultado es que tarde o temprano, se convierten en inasequibles e ingobernables. El puede aplicar al correo o a delicious, pero también a los sistemas y métodos de una organización.

Por eso es necesario periódicamente volver a repensar sistemas y métodos, limpiar repositorios de toda índole, con una visión rupturista, no incremental. Y en el caso de las organizaciones, abrir las puertas, contar con gente no contaminada por las lógicas y problemáticas que contribuyeron a hacer complejo el sistema.

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Lula Towanda 13/02/2010 - 19:45

A largo plazo la tecnología simple ha vencido a la tecnología compleja. Véase el caso de el protocolo IP frente a los espesos protocolos de datos de la ITU ante CCITT.
Por eso las tecnologías que no siguen este principio murieron como el ATM y morirán como la Web semánatica, la IP6, etc..
Pero a corto plazo todos cantan: antes muerta que sencilla, que sencilla, que sencilla.

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Mikel Iridoi "himikel" 15/02/2010 - 11:40

Y no sólo como ejercicio para innovar, sino que también para perdurar. Ante la insostenibilidad de la era de la ambición del exceso, parece necesario abrir una nueva vía más sostenible, la humildad de la escasez, pero no creo que sustituya la anterior, quizás la transforme o la complemente.
Entrando en lo de simplificar como ejercicio para innovar, lo utilizó Aistóteles mediante la reducción al absurdo, logrando desmontar complejos teoremas con un sencillo ejemplo contradictorio, y como comentas Google conoce muy bien sus capacidades.
Como ejemplo de su valor, os propongo un simple video (3 minutos, en inglés), que puede sustituir metodologías complejas que deben de elaborarse entre expertos, por unos sencillos tests que puede aplicar cualquier persona: «The 5 Tests of Obviousness» de Jack Trout, y podrían concluir unos mismos resultados 🙂
Salu2 😉

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Consultoría artesana en red » Simplicidad por favor 13/03/2011 - 05:23

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