Guggenheim uno, Guggenheim dos, qué mas da

by Julen

Ayer me pasé por la biblioteca de Bidebarrieta para asistir al debate sobre «Urdaibai, museos y política cultural» (curioso que no aparezca la palabra Guggenheim) organizado por la asociación Cultura Abierta. No me quedé hasta el final, pero el rato que estuve allí me dio para darle unas cuantas vueltas a la forma en que estas cosas se plantean hoy en día. Moderado por Fernando Golvano, participaban Xabier Laka, Joseba Arregi y María Mur (que sustituyó a Miren Jaio por un problema de aviones).

En realidad no creo que importara si el proyecto es Guggenheim o no. De fondo está el asunto de qué es éxito y qué no. Porque quienes gobiernan (de nuevo volví a escuchar ayer que el Gobierno Vasco no tiene poder para nada) usan esa vara de medir. Claro que «éxito» es un concepto complicado. La forma más simple es el impacto económico. Así de simple: esta es la vara de medir actual del 99% de los equipamientos sociales que se ponen sobre la mesa.

Primero hace falta analizar la «viabilidad económica». Luego ya se verá. Pero antes de nada, ¿va a crear riqueza? Porque alguien ha descubierto que la cultura acude presta a salvar a la economía aquí por esta zona del sur de Islandia. Una sociedad avanzada gira en torno a los servicios, a la calidad de vida que ofrece a su ciudadanía. Necesita construirles parques temáticos donde la gente sienta que es feliz. Artificio para la vida real. Realidad inserta en la vida artificial.

Guggenheim dos (G2, para abreviar, como se decía en el debate) es, al margen de su mayor o menor definición actual, un modelo de cultura para la economía. Construido sobre pilares macroeconómicos, con perspectiva global, pero que necesita un lugar físico específico donde echar los cimientos. La ciudadanía es el cliente, pero tampoco hace falta que participe en el diseño del producto. Suficientemente narcotizada, es mejor que juegue a consumir cultura. Los impuestos sirven de pescadilla que se muerde la cola: me das dinero, lo uso y te lo devuelvo en forma de inversión cultural para que el sistema se mantenga y tu nivel de vida aguante.

El debate, hasta donde yo me quedé, me defraudó. Tres larguísimas exposiciones y un turno posterior de preguntas que empezó, de nuevo, por quienes estaban en la presidencia. Para que quede claro que la ciudadanía del patio de butacas no es tan relevante. Así que G2 tras G1 no es sino un modelo de intervención desde la altura. Que mira al éxito y actúa de acuerdo con lo que es lógico: dime cómo me vas a medir y te diré cómo me voy a comportar. Es así de simple.

Pero parece que nadie escapa de una cárcel con paredes de cristal transparente y de la que, según parece, tenemos las llaves. Felicidad paradójica, que diría Lipovetsky.

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La imagen es de TACHAS en Flickr.

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3 comentarios

Alberto 27/02/2010 - 11:19

Julen:
durante mucho tiempo se ha acusado a la actividad cultural por estar demasiado subvencionada. Por otro lado, como si las carreteras, los aeropuertos, o los puertos deportivos fueran negocios rentables en sí mismos… El objetivo de este enfoque «acusador» era reducir los costes públicos directos, y hacer responsable al sector cultural de su escasa «eficiencia» o rentabilidad.
Pero de pronto se empezó a medir el impacto colateral y su cadena de valor (turismo, comercio de ciudad, integración social, la flexibilidad de los profesionales de la cultura…), y aquí cambió la perspectiva, y como tu dices, «la cultura acude presta a salvar a la economía». Y Guggenheim es el paradigma de esto. Es evidente su aportación a Bilbao, pero es más discutible que Guggenheim sea un modelo cultural. ¿Es un proyecto interesante para Urdaibai? Muy posiblemente. Pero, ¿quien debe pagar la factura? A mi modo de ver el departamento de promoción económica, turismo, etc. pero no el area de cultura, como debía haber sucedido con el museo de Bilbao, por otro lado.
¿Por que creo que es interesante? Porque me parece que puede funcionar como alternativa de activación económica, y seguramente como algunas otras (como si ponen un DisneylandBAI, o un circuito de rallies). Lo que no comparto es que la discusión se centre en los modelos museísticos, o de produccion cultural. Curiosamente cuando se habla en términos de producción cultural los presupuestos no dedicados a infraestructuras, o patrimonio, resultan ser mucho, mucho, mucho más modestos.
Con la que ha caido y seguimos pensando «en ladrillos». ¡Cuando aprenderemos!

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Ricardo_AMASTE 01/03/2010 - 10:10

Realmente da igual si G1 o G2, G8 o AK46. Se trata del modelo social que tenemos (que soportamos de modo conformista)y las políticas, en este caso ¿culturales? desde las que se implementan estos proyectos, no económicos, sino economicistas.
Por otra parte, como agente cultural, no me olvido de que cuando se habla de política cultural, sobre todo se habla de política; cuando se habla de industria cultural, sobre todo se habla de industria; o cuando se habla de turismo cultural, sobre todo se habla de turismo. Porque hablar de cultura es demasiado peligroso y más en tiempos de crisis.

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Consultoría artesana en red » Cultura rellena de trabajo basura 27/11/2011 - 08:13

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