El mercado

by Julen

Voces, siempre hay voces estridentes que se cruzan de un puesto a otro. Los colores desbordan los expositores, cada puesto es una alternativa para que la vista se desvíe hacia la mercancía. Es un juego de sensaciones, de provocación a los sentidos, de hipérbole contenida en un espacio intenso, humano, vivo.

Son lugares donde transita la vida real, donde se cruzan conversaciones prensadas por el tiempo. No van más allá de los cinco o diez minutos. Extraen lo básico de la existencia humana y lo insertan en el acto de compra, que al final resulta secundario. El mercado es alma colectiva.

Los barrios del mercado se esparcen con identidad propia. Fruta y verdura seducen con armas diferentes que carne o pescado. Olores diferentes, argumentos diversos para captar la atención. Aunque a veces sea más  un guiño dirigido al forastero. Las  personas habituales del mercado hace ya tiempo que son inmunes al exceso de la muestra. Han probado y saben del fondo del asunto; no necesitan argumentos cosméticos.

Siempre es un placer pisar un mercado. Es una manera de atrapar la esencia de un lugar. Dejarse llevar por las cuadrículas de un espacio pensado para hurgar en las necesidades básicas de los seres humanos. Cierto que muchos han evolucionado y que hace ya tiempo abandonaron lo escueto para jugar al embeleso. Pero la escena siempre pinta llena de vida, de intenso color y olor. Es el mercado.

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