Ayer pasé por Málaga para llevar a cabo un taller dentro del 4º Encuentro Lunar, como ya comenté hace unos días. He estado con buena parte del equipo de ZEMOS98 compartiendo algunas reflexiones sobre emprender, organizarse y crecer en el ámbito de los proyectos culturales. No descubrimos nada nuevo si decimos que es terreno delicado, que hay muchos matices a la hora de recoger los argumentos del mundo empresarial y aplicarlos a este tipo de proyectos.
Particularmente me ha servido de mucho la lectura del documento Emprendizajes en cultura, de Jaron Rowan, miembro de YProductions. Lo recomiendo desde aquí. Además del marco conceptual que aporta, su valor reside en que nace de un buen número de entrevistas realizadas a personas de diversos campos relacionados con la cultura.
A veces siento que los proyectos culturales navegan en aguas turbulentas sujetas a fuertes corrientes que los arrastran hacia territorio empresarial. La hiperexpansión de lo económico a (casi) toda nuestra vida coloca a la cultura también en manos de la sacrosanta eficiencia empresarial. Rentabilidad, productividad, indicadores o gestión se introducen como nuevos dioses en la actividad cultural. Como leí no sé dónde una vez: llegaremos a ver a estupendos cuartetos de cuerda tocando como los ángeles ¡¡con tres personas!! al haber aplicado modernas técnicas de mejora a su actividad profesional.
Ya sé que exagero, pero no creo que la cultura deba sucumbir ante la eficiencia. Primero, porque la eficiencia tiene muchos claroscuros y no necesita más pleitesía (bastante tiene) y segundo, porque ¡viva la imperfección humana! Otra cosa, por supuesto, es actuar con inteligencia para que los proyectos culturales se muevan con (suficiente) eficiencia en sus ecosistemas de referencia. Si queremos que un proyecto perviva en el tiempo, necesitamos dotarlo de tensegridad, de fuerzas centrípetas y de fuerzas centrífugas. Y hay que mirar a su alrededor, para detectar con qué agentes conseguimos desarrollar esas fuerzas contradictorias. No sólo se trata de que el proyecto se mire a su ombligo, sino de levantar la mirada para colaborar con otros nodos de su red.
Espero ir ordenando poco a poco algunas ideas junto a la gente de ZEMOS98 y compartirlas por aquí, en un ejercicio abierto que nos hemos propuesto. Me interesa mucho comprender las dinámicas del proyecto cultural con relación a los nuevos dioses empresariales. Es terreno interesante. Dejo aquí la presentación que usé en Málaga, tal como quedé con quienes asistieron a él. Gracias por revolverme las neuronas. Seguimos conversando.
11 comentarios
Hola Julen,
He andado distraído estos días, con tiempo justo para leer aquí y allí, y poco para saludar a los amigos. A ver si volvemos a las buenas costumbres.
Muy buena la presentación. Me ha gustado mucho el vídeo de las plantas que se arrancan de donde están plantadas y van repartiendo semillas. Sin duda la naturaleza tiene mucho que enseñarnos.
La hiperexpansion de lo económico me tiene también estos días más preocupado que de costumbre. La competitividad nos va extrayendo el alma, nos va empobreciendo. El equilibrio no es sencillo. Será cuestión de la Tensegridad esa que cuentas.
best regards,
guiller
Hola Julen.
Aquí va una presentación que utilizamos la semana pasada en Cáceres, compartiendo «crealogo» con Zemos98. Creo que tiene algo que ver con este tema:
http://www.slideshare.net/AMASTEcomunicacion/personas-sociedad-imaginacion
El caos orgina encuentros y oportunidas que se desconocen, con lo pre establecido todo o casi todo es predecible,asi que….,la teoría del caos en wikipedia lleva asociadas palabras muy de actualidad,dinamismo,movimiento,las encuentro fundamentales y básicas para la mejora continua,el emprendizaje y las innovaciones.
Es obvio que hay muchas personas que ante esa pérdida de control se pueden sentir asustadas,quizá sea bueno ir integrando a esaa persona,a nuestro lado de la Campanilla de Gauss 🙂
¡Pirata! Ya podías avisar que venías a Málaga… 🙂
Julen:
Me alegro que te haya ido bien por mi tierra. Es una pena que no pude estar alli porque el tema me atraía mucho. Veo que lo sorteaste bien, siendo un tema complejo, con muchas aristas.
En cuanto al fondo, creo que sabes mi opinion. La cultura puede y debe emerger en la improvisacion y el caos creativo («desorganizado»), pero si hablamos de emprender, y de innovar, la gestión es fundamental.
Anteponer «cultura» a «eficiencia» creo que canta mucho. La eficiencia suena fatal en el mundo cultural, es una palabra odiosa, asi que a mi me parece un discurso facil.
Como sabes, para que la creatividad se traduzca en innovación, no basta (ni de coña) con generar buenas ideas. La fórmula para «innovar» o «emprender» (que no es lo mismo que «ser creativo») necesita de tres ingredientes: 1) Creatividad (buenas ideas), 2) Perseverancia (constancia, coraje, dirección), 3) Gestión (lo siento, cierto orden y prioridades en el uso de los recursos para que el proyecto se haga realidad).
El mensaje de «desorganizarse» dirígelo mejor a los mercaderes y/o funcionarios de la cultura. El emprendedor cultural genuino puede que lleve de fábrica el desorden, asi que yo le recetaría unas buenas dosis de dirección y gestión, que les van a venir muy pero muy bien.
un abrazo, crack!!!
Hola Julen,
gracias por la presentación de Málaga, a ver si coincidimos un día de estos y charlamos sobre todo esto de la cultura y las empresas, que tiene mucha miga.
Un abrazo j
pd. gracias por el link!!
Hola
Coincido con Amalio y añadiría que en el sector cultural se ha producido el desplazamiento con el tiempo de artista a educador de educador a gestor y de gestor a emprendedor. Y ahora lo que toca parece ser esto.
Menos la primera figura, el artista (aunque dependiendo de cada uno pues es a veces son los más empresarios en el sentido clásico), el resto se mueve siempre en un intermedio movedizo en el que la creatividad, perseverancia y gestión se solapan ante la sempiterna relación con la administración/es o las fundaciones privadas, de la que todos mamamos. Digamos que aquí el enemigo no son tanto los nuevos dioses empresariales sino los viejos lares de la casa, del pueblo y del brasero en mesa camilla.
@Guiller, enhorabuena por estar distraído, seguro que eso es bueno 😉
@Ricardo, esa tipografía amarilla sobre fondo negro… jooodeeer parecéis del Peñarol de Montevideo… o, bueno, sí, del Portu o del Barakaldo jajajajaja. Gracias por compartir territorio amigo.
@Iván, de todo hay, gente que está a gusto en la incertidumbre y gente que no. Pero ganan por goleada los segundos.
@versvus, a lo mejor tengo que volver a mediados de enero, te aviso sin falta.
@Amalio, lo que sucede es que las fuerzas del orden son poderosas. Quizá demasiado 😉
@Jaron, ya lo comenté con la gente de ZEMOS98, me parece que tu trabajo está requetebien. Ya coincidiremos en algún sarao, que el mundo es pequeño.
@Juan, el «intermedio movedizo» es el lugar donde hay que jugar los balones y creo que ahí hay que aproximarse a quienes crean con dosis de sentido común, sin pensar que la gestión y el orden son «la solución». De todas formas, los enemigos la mayor parte de las veces no actúan con inquina, lo cual deja pasar rayos de optimismo.
Saludos Julen, estuve en tu taller de EL4, muy interesante, pero obviamente falto tiempo,
No soy muy conocedora del tema, pero llevo tiempo leyendo sobre el mismo, y considero interesante encontrar el punto justo de kaos, gestion y organizacion.
No soy artista, sino mas bien gestora, pero me muevo en ambas aguas por mi entorno personal y profesional.
Creo que cada vez mas, como ha dicho Juan, el artista es un gestor de su produccion, salvo aquellos que pueden delegar dicha tarea en otro. Pero tambien veo que el uso de nuevas tecnologias, ha llevado al creativo cultural a ser mas «organizado». En algunos campos, por ejemplo, como la produccion audiovisual, es forzoso esta organizacion que ya se encuentra bastante definida, es mas cuando ya existe un tejido empresarial en algun ambito cultural, los patrones de organizacion son claros y conocidos.
Seguramente mi vision es parcial, pero hay un aspecto que me llama la atencion. Todos sabemos la gran dependencia que la cultura tiene de la administracion, fundaciones y otros patrocinios.
Cualquier emprendedor cultural que se acerque a conseguir apoyos, pudiendo estar prefectamente organizado su proyecto,vera como el mismo es relentizado pues tiene que pasar por numerosas instancias, y asesorias externas para que le dé la forma organizativa que desean estos organismos.
El resultado, puede ser nefasto para el proyecto, que en vez crecer en su produccion se ve encorsetado y reducido a las formas que administracion o patrocinio consideran optimas. No estoy divangando, lo he visto a menudo, pero es mas, la administracion no llega a valorar realmente la parte de innovacion que puede significar, no se si por falta de tecnicos que comprendan la dimension o porque prefieren que le cuenten «peliculas» que esten muy bien plasmadas en el papel, aunque desconozcan su dimension y capacidad de realizacion.
Como dijo una compañera en el taller, finalmente el proyecto aprobado, con apoyo y financiaicon publica, sale a la luz con tal retraso que ya tiene poco de innovacion, y la propia realidad puede hacernos ver que los caminos fueron por otro lado.
Con todo esto queria decir que obviamente hace falta cierta organizacion, pero el problema es ¿cual es esa organizacion?. En este punto es dificil estar de acuerdo con el criterio de la administracion.
Etiendo el punto de vista de Amalio, pero si estamos hablando de requisitos para la innovacion y ademas en un sector que no tiene porque compartir con lo empresarial, ¿no es posible que las «buenas ideas» aporten tambien una forma diferente de gestion, que sea interesante y de riqueza en la fase de desarrollo. Hay proyectos culturales que la innovacion y lo mas interesante esta en su desarrollo y si se lastra con pautas de gestion y organizacion, no aportan lo mismo.
@pituskaya, desde luego que requiere más análisis eso de «organizarse» o «desorganizarse». Yo creo que no podemos reproducir los esquemas de organización de la clásica empresa privada, porque en general, vive demasiado pendiente del mercado y la facturación. Es como lo veo y por supuesto que hay excepciones.
Creo que conviene marcar unos mínimos organizativos e incluso colaborar con otras personas que tengan mejores aptitudes para la convergencia. Siempre sucede que «no somos buenos en todo»; así que, ¿por qué no complementar nuestras capacidades con las de quienes son diferentes a nosotros?
El asunto da para mucho más. Espero poder profundizar más en este ámbito. Tiempo al tiempo.
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