La gran empresa, ese extraño ser

by Julen

magnaHace un par de días cuando volvía para Bilbao sufriendo la A8 escuché una entrevista en la radio con dos personas que trabajaban en la planta de Opel en Figueruelas. Parece que pueden ser 350 menos los trabajadores despedidos a consecuencia de la compra por parte de Magna y del banco ruso Sberbank. En vez de 1.700 podrían ser 1.350. Un gran logro.

En esa entrevista tanto entrevistadora como entrevistados, un hombre y una mujer, hablaban de «la empresa». Se referían así a un ente que toma decisiones contra los trabajadores y, por tanto, contra el que hay que luchar. Pero, al mismo tiempo, en un momento de la entrevista mostraban también su orgullo por el tiempo que llevaban trabajando para ese extraño ser, en un caso más de 30 años y en el otro 15. Sí, «la empresa» era el enemigo y quien da de comer. Curiosa paradoja.

sberbank¿Qué relación mantiene una persona de base con una gran empresa como Opel, Magna o como quiera que la llamen ahora? ¿Es «su» empresa? Reconocer que ese lugar en el que llevas trabajando tanto tiempo es tu enemigo es duro. De una u otra forma, se desarrolla un vínculo emocional que tiene que ver con una cierta identificación, al margen de quiénes sean sus propietarios ocasionales. Es como si hubiera una disociación entre la pertenencia a un ente sentido como propio, abstracto pero con el que existe conexión emocional, y quiénes son sus propietarios. Me resultó curiosa la forma en que se filtraba esa relación de amor/odio.

Arie de Geus, en La empresa viviente, le dedica un capítulo a algo que llama el «nosotros» y en el cual no incluye a los accionistas. Distingue a la «empresa económica» de la «empresa como comunidad». Hace tiempo, me temo, que la empresa económica ha arrasado con la empresa comunitaria.

Por otra parte, en un momento de la conversación la mujer entrevistada dijo que ellos eran más competitivos que otras plantas de la misma empresa en otros países. Llegó a decir, incluso, que debían cerrar otras plantas. Tremendo reconocer que en tu misma empresa compites contra tus hermanas. No ya que la competencia esté en el mercado, sino que la tienes aquí dentro, hasta tal punto de desear que otras personas como tú desaparezcan de la escena porque son menos competitivas como planta.

¿Qué es una gran empresa? Desde luego que hoy no es aquel lugar que antaño vinculó emocionalmente a sus trabajadores mediante determinados beneficios sociales orientados a una dependencia paternal: economato o lugar de vacaciones, orgullo de pertenencia al fin y al cabo. No, las grandes empresas, presas de una lucha feroz por ser más competitivas, se han convertido en extraños seres, ambiguos y sin sentimiento. Los números lo pueden todo: hay que despedir a determinado número de personas, llegar a cierto nivel de productividad, conseguir unos beneficios determinados. Y si los números no cuadran, se sacrifican recursos, incluidas las personas.

Así que las personas luchan «contra» y colaboran «con» su empresa. Al margen de la propiedad, que hoy es de Magna y un banco ruso. Atención, se compra una gran empresa, ¿se compra también a sus personas? Complicado, complicado asunto. Hoy las grandes empresas generan suspicacia, si no animadversión, por buena parte de la ciudadanía. Algo están (estamos) haciendo mal.

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11 comentarios

Amalio A. Rey 07/10/2009 - 09:46

Estoy totalmente de acuerdo, Julen. Me entristece especialmente tu reflexion de como unas unidades compiten contra otras para sobrevivir, perdiendo todo sentido de identidad comun. La sociedad líquida está arrancando de cuajo esas conexiones emocionales que tú tan bien describes en este post. A corto plazo parece una mala noticia, pero a largo podría ser (aunque soy más exceptico) un empujoncito para la transformación.

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jemarba 07/10/2009 - 12:48

Desde que General Motors, empezó a desarrollar el proyecto de la fábrica de Figueruelas en las oficinas creadas por Open en Russelheim, los que de una forma u otra, en esa época tuvimos relación, pudimos darnos cuenta que se estaba gestado el proyecto de «una empresa grande» nunca el de «una gran empresa» que creo son acepciones fácilmente distinguibles para el que transita por esos mercados de Dios. Todo lo demás que se hable son pamemas si no sabemos distinguir lo que las diferencia.

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Iván 07/10/2009 - 13:23

en finparece algo así como Dr Jekyll y Mr Hyde,las dos caras de la empresa o del ente,creo que es muy dificil crear lo del sentimiento de pertenencia,admiro mucha a la gente que lo crea

y cada vez tiendo a pensar que va a menos,la gente desgraciadamente se va e irá moviendo por el currar donde sea,con tal de currar,es asi,el sistema no pregunta,aunque el tema de sentirse implicado,escuchado y participe es algo en lo que por supuesto creo,pero que % de empresas lo cumplen o sienten?que % de empleados lo viven?

el sentirte vinculado a algo,es jodido trasladarlo cuando hay balances de por medio,pues sino salen los números puedes irte a la calle,

desgraciadamente como en otros ámbitos de la vida,el dinero,así como muchos mezquinos empresarios han creado un conjunto de minstruos por los que la gente solamente se siente identificado por que le da de comer,y para pagar las lentejas,es triste,pero es real

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Jordi 07/10/2009 - 19:05

En el sistema actual las personas son un recurso más de la economía, que las utiliza y las consume, como otro medio cualquiera, para generar beneficios. De hecho hemos creado una sociedad en la que las personas son cada vez menos necesarias. En el momento que haya máquinas que consuman o regulen el consumo, las personas podrán ser eliminadas de la ecuación. En ese punto el modelo neoliberal habrá llegado a su punto culminante.
Dicho esto habría que preguntarse porqué seguimos soportando a los grupos políticos que siguen apoyando este modelo.

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Jesús Fernández 07/10/2009 - 19:34

Yo he sido testigo de cómo el estrés por la tensión de las metas marcadas afectaba a los comportamientos de personas con altos niveles de responsabilidad en grandes plantas de automoción. Me refiero a cómo sentían personalmente la presión por sacar objetivos tensos adelante en un entorno con multitud de variables. La verdad, no es sencillo… Hace falta ser un profesional comprometido, por profesionalidad, por ambición o por lo que sea… para mantenerse arriba.

Trabajando en automoción, también es parte del paisaje la lucha competitiva por la supervivencia dentro de las propias plantas del grupo. Cada planta necesita demostrar que es la mejor candidata para el nuevo modelo, el módulo o el vehículo sustitutivo. Como dice @jemarba, el hecho de que esa empresa sea grande y no “gran” no establece diferencias: la amortización de una inversión se calcula por proyecto y con frecuencia… una planta productiva es un proyecto.

Muchas veces añoramos el modelo de competitividad americano en un mercado libre, en especial de las PYMES, como espacio en que el propio trabajo tiene una concepción más libre, en donde el emprendizaje es más posible y valorado y en donde la innovación germina mejor. En realidad, lo que sucede es que cuando en vez de personas o mini-empresas de personas ponemos como agentes a gigantescas corporaciones, sus errores de bulto lo pagan montañas de personas… y con frialdad de los propios números del mercado.

Lo que al individuo le adscribimos como carácter épico, en la giga-corporación lo definimos como frío ejercicio de poder. Pero no olvidemos que, quienes lo ejecutan, son personas que creen que es lo correcto independientemente de la dureza de la situación.
El mundo de la empresa que conocemos también está asentado sobre paradojas como ésta, Julen, porque, por ejemplo, la competitividad inter-plantas incrementa la identificación de las personas con su realidad circundante, desafía a los equipos hacia la superación de sus límites… ¡e incluso genera identidad y orgullo de pertenencia!

El caso de paradoja de sentimientos frente a la empresa que cuentas desde el lado sindical (enemigo y familia) no me resulta nada extraño. Creedme, no es difícil encontrar entre personas jubiladas rasgos de esto… y de orgullo por sus años de trabajo y de logros en una gran empresa.

Lo has definido muy bien. No resulta difícil asignar el papel de Mr. Hyde (¿o debería ser al revés?) a nombres con rostro lejano y ponerles en el cartel de enemigo. El resto… “somos todos”. Perfecto Arie de Geus.

Y yo no sé qué ocurre con los que sobreviven a la crisis dentro de la empresa y acaban años después con la sensación de haber sido ellos parte de quienes lograron la supervivencia. No lo sé… pero me gustaría saber.

Dicho esto… hay enormes problemas en este modelo y cosas que no están nada bien. Problemas de gestión, de responsabilidad, económicos… y sobre todo éticos. No es que algo estemos haciendo mal… es que ya lo hemos hecho. No voy a entrar, porque ahondar es fácil y porque el propio post y los otros comentarios se plantean desde este lado, pero este asunto… lo que no me parece es sencillo.

Así que no lo simplifiquemos: sería un muy craso error.

Normalmente tendemos a criticar las forma en que adoptan decisiones de los cuatro Mr. Hyde que se sientan a decidir alejados de los mortales… y por supuesto el simple hecho de que puedan hacerlo por nosotros.

Pero la inmensa mayoría de Dr. Jekills, los de mi primer párrafo y muchos mucho más abajo, juegan un papel en sus giga-empresas que, en emociones, gratificaciones, frustraciones, retos, broncas y esfuerzos, o sea en el día a día, no es muy diferente de quienes trabajan en otras realidades. Porque quienes trabajan sólo para sí mismos son pocos… y no están a salvo de lo anterior porque no están aislados.

Muchos de nosotros hemos tenido un recorrido por empresas en el que hemos aprendido la importancia de poder trabajar con una cierta libertad en su interior. Y cuando lo consigues (si lo consigues) y lo paladeas… ya no estás dispuesto a renunciar, ¿verdad?

No creo ser sospechoso de defensa de un modelo de giga-multinacionales. Espero que de nuestro trabajo y de nuestras ilusiones surjan modelos que sustituyan a lo que tenemos, porque el modelo actual puede derrumbarse y porque… vamos… que no es plan. Pero no va a ser fácil. Nada fácil.

Siento el largo discurso… he estado a punto de pasarlo a un post… 😉

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Odilas 07/10/2009 - 21:02

Yo a veces me pregunto, siguiendo la reflexión de Jordi, qué nos conduce a soportar con resignación y tristeza estos modelos. No sé , creo que una supuesta estabilidad económica no responde suficientemente la pregunta. EStamos programados para sucumbir al miedo? y dispuestos a aceptar cualquier carcel mental a cambio de la protección que da saberse parte de un colectivo?
La libertad es una putada y como decía siempre un amigo mío, depende de la gestión de las necesidades. El modelo aguantará quizás, mientras cubra necesidades, creo que más psicológicas que económicas, de forma masiva.

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josempelaez 10/10/2009 - 18:24

Tu reflexión me ha hecho pensar que muchos trabajadores de empresas grandes deben de «ir al curro» a pasar el día, de la misma forma que iban a la escuela o salen con su cuadrilla los fines de semana. La vida pasa junto a ellos mientras se ocupan en otras cosas.

Lo de «emprender un proyecto» para llegar a algún sitio debe de sonarles más a cambio engorroso que a una manera de vivir con ilusiones. En todo caso, el manajemén supone que ha de haber directivos para motivarlos y controlarlos, como los cómitres y vigilantes hacían con la chusma de las galeras.

¿Quiénes son los empresarios en las empresas de gran tamaño?

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Carme 10/10/2009 - 19:35

Muy agudo Arie de Geus, creo que ese es en realidad el meollo de la cuestión.

En otras ocasiones, he leído entrevistas de gerentes que hacen la distinción entre «hombres de negocio» y «hombres de empresa»; pero en realidad se refieren a lo mismo que Arie de Geus y que en realidad es inherente al modelo imperante.

Como bien describe Jesús Fernández, se desarrolla en una gran complejidad que nos envuelve a todos. No sólo empresas.

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Julen 18/10/2009 - 06:35

@Amalio, la competencia «interna», según en qué lugares, es de lo más triste que uno puede encontrar en las grandes corporaciones.

@jemarba, seguro que es una buena diferencia la que planteas. Vivimos en un planeta de empresas grandes y no de grandes empresas. Jodido asunto.

@Iván, hace mucho tiempo que el mundo empresarial adolece de gigantismo. Y ahí se encierra mucha mezquindad.

@Jordi, no son sólo «los políticos». Es mucho más que eso. Desmontar este tinglado parece tarea faraónica. Quizá hay que jugar entre líneas del ¿enemigo? No sé, sea lo que sea, lo primero es mantener viva la actitud crítica porque si no, nos las dan con queso.

@Jesús, gracias por esa reflexión tan completa que compartes. Sólo te haría una pregunta: piensa en la gente joven que va a entrar en tu empresa en los próximos años, ¿se van a enganchar al «gigantismo» empresarial o van a acabar «viviendo» ahí dentro pero cumpliendo sus sueños fuera de ella?

@Odilas, será que es una solución «cómoda» hasta cierto punto. Lo aguantamos con resignación y a otra cosa, mariposa.

@josempelaez, el manajemén debe ocuparse del control de galeras pero con herramientas de inteligencia emocional. Parece que no hay galeras y eso es lo más delicado de todo esto.

@Carme, ya ves que el gigante se lleva por delante a mucha gente. No es lo mismo pensar en estas cosas cuando afecta a gente cercana. Ánimo.

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Consultoría artesana en red » Cómo buscarse la vida en organizaciones grandes 05/10/2011 - 06:27

[…] Las corporaciones grandes, sean públicas o privadas, producen anticuerpos. Una vez que estás dentro de ellas, puede que la actividad profesional que desarrollamos no se alinee con lo que las élites desean o puede que lo haga sobre la base de unos mínimos. La dirección se configura como una especie de terra incognita para la ciudadanía de a pie, como algo desconocido y casi mítico. Allí deben de suceder cosas incomprensibles en su gran parte. Es un mundo, lejano y extraño, que se rige por leyes diferentes a las nuestras. Muchas grandes organizaciones tienen una terra incognita llamada dirección. […]

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Consultoría artesana en red » La competitividad se escribe con “empresas sin personas” 27/11/2011 - 09:04

[…] han aceptado las reglas del juego. Y, como siempre, menos mal que tenemos honrosas excepciones. Aunque las grandes empresas ya no quieren ser empresas grandes. Be Sociable, Share! Tweet Tags: competitividad, empleo, relaciones laborales RSS de […]

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