Consultoría artesana, ni tan líquida ni tan fácil

by Julen

Nota aclaratoria.- Seguimos conversación a partir de las estupendas contribuciones que están llegando a la serie de artículos sobre la consultoría artesana. No sé hasta dónde vamos a llegar porque parece necesario seguir introduciendo matices. Gracias por los comentarios.

——————————-

liquidoParece que en el río de la vida del siglo XXI no cabe sino dejarse llevar y ser feliz en el viaje. Cuesta detenerse para asentar ideas porque el agua baja con fuerza y en remolinos. Casi inútil luchar contra ella. Si acaso, parece mejor estrategia la de observar dónde se hace algún remanso y acudir allí en busca de un descanso. Vivimos en un flujo constante de consumo y de  regeneración de productos para volver a consumir. Atrapados en una especie de felicidad fatal.

Pues va a ser que no veo del todo que la consultoría artesana vaya con la corriente líquida de estos tiempos. No, en parte no puede ir así, sin más. Es cierto que debe reconocer que hay leyes de mercado y que el judo es buena táctica: hay que aprovechar la fuerza inmersa en los propios acontecimientos. Pero no parece buena consejera una inherente velocidad realimentada por la parafernalia tecnológica. No hay que caer en la simplicidad de que ahora «todo» es más fácil porque ahora hay «tecnologías» que antes no había. Objetivamente es cierto, pero todos sabemos que subjetivamente es interpretable hasta el tuétano.

La consultoría es histriónica en gran parte porque funciona «a golpes». O sea, por proyectos. La supuesta fluidez de ideas acaba concentrada en el proyecto, lugar en el que se despliega la compleja relación del artesano con su obra. Es una relación única la que se establece con cada proyecto pero que se beneficia de una fluidez proveniente en buena parte de una química muy compleja entre artesano y cliente. Esta química es una de las bases de nuestra actividad, ajena a los asaltos de la competencia más feroz y mejor armada.

¿Cuántas personas abandonan la supuesta seguridad de la empresa-cobijo para retomar las riendas de su actividad profesional? Quizá no son muchas, quizá no es tan fácil. Circunstancias personales y profesionales entran en juego. ¿Me irá bien?, ¿seré capaz?, ¿tengo las relaciones suficientes?, ¿de qué sé realmente y qué tipo de servicios podré ofrecer? Hay actividades profesionales más fácilmente artesanables mientras que otras parecen depender más de recursos materiales.

En el fondo se trata de asaltar el castillo de la independencia para lograr más libertad de acción profesional. José Ignacio Familiar decía en un comentario a otro artículo:

Pero trabajar en una empresa también tiene su punto: pertenecer a un proyecto colectivo con cuyos valores te sientes identificado, la seguridad económica que da la solidaridad de compartir resultados, etc.

Hoy eso mismo se puede lograr sin estar dentro de la empresa-cobijo. No entiendo la obsesión por reducir el logro de determinados objetivos a la empresa. Hay otras alternativas. Y ojo, que cuando hablamos de freelance y de artesanos, me temo que no son lo mismo. Desgraciadamente la mayor parte de la gente «subcontratada» no es dueña de su actividad profesional. Y en esto sigo diciendo que las grandes empresas de consultoría tienen mucho que ver. Si una de estas grandes empresas se queja de freelances con los que trabaja entonces es que es idiota (perdón, no se me ocurre otra expresión). O quizá recibe su misma medicina. Dime cómo me tratas y te diré cómo me comporto.

Amerino en otro comentario nos decía que no veía posible que un proyecto de consultoría pudiera no controlarse en horas. Yo apenas lo hago. Esa es una de las grandes diferencias entre la consultoría artesana y la industrial. Es evidente que todos manejamos la referencia del tiempo, pero la forma en que abordamos esa cuestión nos diferencia. Ayer escuchaba una bonita frase: «vosotros tenéis relojes, nosotros tenemos tiempo«. El tiempo es una variable, pero la forma en que lo medimos determina nuestro estilo de trabajo. Y no, no es fácil, cambiar el esquema de gestión del tiempo en la consultoría.

Y por último, otro aspecto complicado de nuestra actividad es la liberación de contenidos. En la deontología del consultor la palabra confidencialidad fluye a las primeras de cambio. Se busca confianza, un entorno de seguridad. Y ahí están las siete llaves para cerrar la cámara acorazada de la información. Ridículo planteamiento en un mundo con paredes de cristal. La actitud hacia la liberación de contenidos es fundamental. El artesano del siglo XXI sabe que su pericia viene del mestizaje y la remezcla. Pero eso en un mundo hipermercantilizado es jugar con fuego. Y, claro, nos quemamos, claro que nos quemamos.

No, no es tan fácil. Y tampoco tan líquida. Va con los tiempos y contra ellos.

La foto es de matutino… en Flickr.

Artículos relacionados

8 comentarios

Silvia_ncuentra 08/09/2009 - 08:12

Te/os estoy siguiendo la conversación en torno a la consultoría artesana y según más leo más me convenzco de que ésta es mi línea de actuación. Pero sólo tengo 31 años…. así que supongo que no me acerco ni de lejos a poder definirme como «consultora pretendidamente artesana» (sí, es una pequeña crítica que te hago a tu apreciación de la edad=experiencia del post del otro día). Siempre me gustó lo de «pretendidamente», porque así me doy cuenta de que «no soy» sino que «estoy en el camino para».
Te entiendo cuando hablas de la edad, de que una persona de 30 no puede considerarse «consultora artesana» por su más que probable poca experiencia. Pero ¿acaso alguien de 30 no puede definirse ya como pintor, poeta, escultor, alfarero, etc.? Te entiendo, pero necesito que me entiendas… 😉
En mi caso, me considero artesana de espíritu y eso me ayuda a intentar adoptar la artesanía como forma de trabajo y hasta de vida. Cuando más te/os leo, más convencida estoy. Os agradezco vuestra labor de guía en mi camino. Y en mi caso, sí tuve que abandonar una y hasta dos empresas para poder desenvolverme a mi gusto…. (gusto artesano!).
En cuanto a la frase que citas, en el libro «La sabiduría de la tortuga» de J.L. Trechera se cita de un modo más concreto y creo que más gráfico. «Los occidentales tienen el reloj, los orientales poseen el tiempo», Proverbio árabe. Según esto… podríamos afirmar que un=a consultor=a artesano=a mira a oriente y no tanto a occidente 😉

Responder
gallas 08/09/2009 - 09:22

Me gusta escucharte en las partes más de «obstaculo» para la generalización de vuestra apuesta pro una consultoria diferente. ES una percepción que comparto. Ultimamente os he leido muchas referencias a Sennet. Supongo que hace unos años hablariais del texto de Saramago «La caverna». Ha pasado tiempo pero hay emociones que aun conservo. Por aquel entonces todavía no subrayaba lo que me gustaba. Pero las andanzas de Cipriano Algor tocando la puerta de tiendas con su alfareria personal mientras camiones descargaban miles de facturas industriales son realmente escalofriantes. Yo he solido decir que con la consultoria, la acción social y tantas cosas pasará lo que con los centros comerciales y la tienda de barrio. Que después de dar todas las facilidades al macro descubriran las bondades del micro y harán campañas de conservación. Hasta entonces, los detalles, la relación, la pasión por el trabajo, las propuestas matizadas y personalizadas, una apuesta por construir juntos hacen diferente y atractivo el proyecto. Las olas son inmensas, las balsas también cobran envergadura. Suerte!!
pd: Buscando ser más duelo si cabe de mi actividad profesional ;D

Responder
Amerino 08/09/2009 - 09:23

Egun on

Julen con este post estoy muy de acuerdo. Simplemente una matización. creo que todos debemos gestionar el tiempo y no controlar horas. Estoy de acuerdo contigo en que desgraciadamente hay empresas de consultoría que se olvidan de gestionar tiempo y se dedican exclusivamente a controlar horas. Pero he tenido la suerte de trabajar también con más de uno y más de dos consultores/as artesanos y debo comentarte que también aquí me he encontrado los dos colectivos, es decir personas que gestionan tiempo y otras que controlaban horas al minuto y solicitaban revisión de presupuesto al cliente de forma sistemática y continua a lo largo de la colaboración

Responder
jifamiliar 08/09/2009 - 09:57

Más allá de escaramuzas y pirotecnias varias que se pueden prolongar al infinito, tengo la impresión de que todo lo importante ya está dicho. Por lo menos lo que yo tenía que decir. Allá cada cual con sus empatías y antipatías.

Dejemos que las personas, que son competentes y libres para decidir sobre su vida, trabajen donde se sientan más a gusto. Y dejemos que los clientes, que son competentes y libres para decidir sobre su negocio, colaboren con quien estimen oportuno.

Responder
cumClavis 08/09/2009 - 11:16

Es que lo clavas. El tema tiempo, en sus dos vertientes se relata de manera clara y amena en este fragmento de MOMO llevado a los dibujos animados… http://www.youtube.com/watch?v=R-1ewS6LsNQ&feature=related

Responder
Javier Llinares 08/09/2009 - 13:44

Ante todo felicitarte por el trabajo que realizas en este blog, por tu constancia y tu aportación siempre viva.

El titulo de tu blog: “Consultoría Artesana en red” no puede ser más brillante, define a la perfección una forma de hacer y una forma de aportar valor, de ahí que tantos otros se sientan identificados con ese titulo y con esa nueva forma de hacer las cosas.

De los 3 conceptos me quedo con el último: en red, creo que este es el más importante y a la vez el que más puede aportar a nuestros clientes. El mejor consultor va a ser aquel que sea capaz de aportarle más y mejor a nuestros clientes y eso será más factible conseguirlo si se es capaz de recoger el conocimiento colectivo, saber meterlo en la coctelera y tener la habilidad suficiente como para extraer de ahí solo lo que más interese.

¿Se puede hacer consultoría, sea del tipo que sea, con clientes que te piden un cuadro de tarifas horarias y horas de dedicación? ¿Puede sobrevivir un Consultor (artesano o industrial) si al final de mes no ha conseguido ingresos para pagar la hipoteca?

Creo que vale la pena tejer redes, pero vale la pena hacerlo con todo tipo de consultores, artesanos o industriales, con ideas o con método, pluriempleados o a tiempo completo, jóvenes o expertos, ¿qué más da? ¿aportan valor?, esa si que puede ser una buena pregunta.

“Porque no eres ni frío, ni caliente, te escupiré de mi boca” No hace falta obsesionarse con la pureza de la profesión, ni etiquetar con denominación de origen el producto. Conozco a muchísimos “Consultores Artesanos” con los que me encantaría colaborar, otros con los que no veo donde encuadrarlos, algunos que no les veo trabajando en red, a otros les veo poco “arte”-”sanos”, otros “Consultores” son tan solo “artesanos de la red”.

He participado en asociaciones profesionales y les he visto demasiado obsesionados en la búsqueda del lobby y en la restricción para la entrada de sus miembros, todo eso no me encaja ni con la consultoría, ni con el “arte”-”sano”, ni con la red. Me encaja más la exaltación de las personas, hay personas que pueden aportar mucho y muchas personas juntas pueden aportar aún mucho más.

Julen, te animo a continuar con tu “arte”-”sania” “macramental” eso si que aporta valor de verdad, el propio término consultoría sirve para entendernos, pero ahí, hay y debe haber de todo.

Responder
alexander ripoll 08/09/2009 - 17:23

Considerando lo interesante del tema, me atrevo a opinar lo siguiente:

El artesano trata cada pieza con un toque de originalidad incorporando valor percibido para el cliente en la artesanía (no estándar), y que no esta en función de la edad/experiencia, por lo que consideraría etiquetar la experiencia (una mirada al pasado) como una herramienta accesible vía colaboración.

Tengo 31 años, con la disposición y las herramientas para crear artesanías originales (una mirada al futuro) para el cliente.

Responder
aitormanah 08/09/2009 - 19:21

Estoy de acuerdo con lo que escribes, Julen.
Me ha encantado el comentario de Javier Llinares. Creo que da en el clavo cuando hace la pregunta «…¿aporta valor?» ¡Al carajo los detalles y etiquetas (jóven, viejo) que sólo sirven para entrar en discusiones (en mi opinión) de medio pelo! Si aporta valor y si ese valor cumple los requisitos éticos básicos (que tantas veces violamos con prácticas del estilo Vender la moto, cobrar el máximo de la subvención (aunque realmente no sea necesario) por choricear al estado, etc.), repito, si cumple eso TAN BÁSICO y además aporta valor, ¡Adelante! ¿Qué más se puede pedir?

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.