Breves apuntes sobre la crítica y los blogs

by Julen

escribiendoEs evidente que los niveles de tolerancia a la crítica son muy diferentes según personas. En nuestra cultura resulta muy habitual que sintamos la crítica como una especie de afrenta que invalida la conversación argumentada. En este sentido hay investigaciones que confrontan la crítica y la cohesión de un equipo (Richard Sennett cita una par de ellas en La corrosión del carácter). Un buen equipo significa «elevado grado de cohesión». Y en este «ser del equipo» y «pertenecer al equipo» no está bien vista la crítica. Y menos la crítica abierta. Es lógico. Es humano. Por cierto, de esto del equipo ya comenté algunas cosas en Eficiencia de personas y de equipos.

Así, parece que se levantan dos obstáculos para abrazar la crítica como fuente de desarrollo personal y organizacional:

  1. Si eres de este equipo, no critiques.
  2. Si aún así se te ocurriera criticar, hazlo aquí dentro.

Es una opción, desde luego. Apagamos la crítica y engordamos en nuestra relación personal. Colegueo, estar a gusto, nos queremos, nos alabamos, nos reforzamos. Es natural que sea así. Es fácil entender que cualquier persona se sienta a gusto con esa forma colectiva de actuar. En las cooperativas este comportamiento es muy típico. Elevada cohesión social, luego entonces las cosas se hablan en casa. Pero, al mismo tiempo, es evidente que se generan gruesas turbulencias internas que buscarán alguna escapatoria.

Sin embargo, podemos contemplar otras posibilidades. Cuando abres la crítica a otros territorios y la sometes a cierto desenfoque es probable que consigas ideas diferentes. Y no digo que sean peores o mejores, pero sí diferentes. Esto abre perspectivas y genera nuevas posibilidades. Ahora bien, ¿quieres nuevas posibilidades o prefieres consumir tu tiempo dentro del terreno que ya conoces? Son opciones.

Quienes escribimos blogs creo que hace tiempo decidimos que ganábamos en higiene mental al abrir nuestra conversación. Esto de exponerse en el escaparate hace que lluevan alabanzas y críticas (cierto que éstas últimas en mucha menor cantidad que lo que quizá sería conveniente). En mi caso, debo reconocer que me siento a gusto con la discrepancia. Que alguien no piense como yo y rebata mis argumentos es el mejor regalo que puedo recibir. Es estimulación intelectual en vena. Claro que a veces tensamos la cuerda, añadimos una última gota y el vaso puede desbordar. Hay riesgo, conviene no olvidarlo. Por eso hay que mirar si por la noche, antes de dormir, la conciencia sigue tranquila. Eso es lo que importa.

En mi pedestal de gente que se maneja bien con la crítica tengo colocadas a algunas personas. María ptqk me parece una de ellas, pero también tengo colocados ahí a gente tan diversa como Fernando Polo, Txipi, Juan Varela, Teketen o el mismísimo Forges. Sé que es un terreno delicado donde cuesta entrar. Las críticas siempre son bienvenidas, hasta las más destructivas. Diana Franco me decía el otro día que cuando alguien criticaba algo ella siempre pedía el porqué. De acuerdo, pero incluso si no lo hay, es mejor que de vez en cuando nos pongan a caldo, nos hace más humanos.

Otra cuestión delicada es la crítica que parece suponer un juicio categórico: esto es bueno, esto es malo. ¿Corro el riesgo de parecer dogmático? Hay opiniones como esta expresada por Nonorninor respecto al artículo criticando el evento Euskadi 5.0, que son de agradecer:

Crítico, si; pero sin saber de qué va la historia, parece que es entrar en descalificación gratuita. O es que los prejuicios de siempre le obligan a situarse al otro lado de los organizadores…. no vaya a ser que nos contaminen.
Pensaba que el mundo de internet era abierto, social y universal, pero hay algunos qu se siguen empeñando en decidir qué es lo bueno y que lo malo… por si acaso alguno se confunde.

Vosotros decidís. Pero es parte del juego de la dialéctica. Si no hay crítica inicial, no hay movimiento. Forma parte de nuestro avance, como personas y como organizaciones. Manejarse con la crítica a través de un blog es uno de los grandes placeres de escribirlo. Y eso sí, son palabras, palabras a través de las cuales aprehender puntos de vista que son útiles para «hacer». El escenario de la crítica produce la materia prima de la que se alimenta el escenario de la acción.

Eso sí, ¿qué ocurre cuando criticas y la «parte afectada» no contesta con argumentación pública para rebatirte? Si, como es el caso, estás criticando que se aplique una licencia restrictiva con copyright a un evento en torno a las blogosferas, ¿qué pasa si no se rebate? Primero, puede ser que se considere que callar es mejor (no hay mayor desprecio que no hacer caso, suelen decir) o, segundo, puede rebatirse con una descalificación general. Pero quien lee accederá a las dos partes, aunque una calle. Porque el silencio también dice muchas cosas.

Por eso en la crítica y en la generación de tensión divergente quizá haya incluso que jugar a la intolerancia. Como dice Slavoj Žižek en la introducción a su libro En defensa de la intolerancia:

De ahí que sea necesario, en nuestros días, suministrar una buena dosis de intolerancia, aunque sólo sea con el propósito de suscitar esa pasión política que alimenta la discordia.

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16 comentarios

Javi V 30/09/2009 - 21:25

Has abordado uno de mis caballos de batalla favoritos. Yo soy partidario de la crítica, especialmente de la de los próximos (en sentido amplio), esos que te dejan el cuello rojo con cariño. En la radio siempre hablo de «confianza crítica». Huyo por sistema de las alabanzas continuas y de las adhesiones inquebrantables.

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Visi Serrano 30/09/2009 - 21:48

Discrepo. Creo que si algo falta en las organizaciones, en los equipos, en las relaciones jefe-colaborador y «vice-cerveza» es reconocimiento y alabanza sincera.

Estamos más que acostumbrados a que «nos den y a dar por el feedback» cuando unas palabras de agradecimiento sentidas, concretas y personalizadas consiguen más que el silencio «malayo» o la critica constante.

Saludos.

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guiller 30/09/2009 - 23:11

No lo tengo claro. En casa aprendí de pequeño eso de las alabanzas en público, y las críticas en privado, y es una regla que he procurado seguir.

Después leí a Ortega y me sedujo su idea del «perspectivismo»: hay una única realidad, pero cada uno la vemos desde nuestra perspectiva. Y no hay perspectivas «mejores» ni siquiera «mejor informadas»: simplemente hay diferentes perspectivas. Unos lo ven de cerca, otros de lejos, unos con pasión, otros con desinterés. Unos desde dentro, y otros desde fuera.

Y escuchar las perspectivas de unos y otros enriquece la imagen de la realidad, y da pistas sobre las fuerzas que puedes utilizar para transformarla.

Así que para mí la clave está en la voluntad de quien aporta su perspectiva: lo digo para enriquecer, aportar, construir versus lo digo porque creo que tengo la razón, la mejor perspectiva, la correcta.

Y eso se suele ver en la trazada de quien critica si se observa el tiempo suficiente.

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deiane 30/09/2009 - 23:16

Mi maestro dice que cuando alguien te entregue un juicio crítico, escúchalo en silencio y agradéceselo. Luego haz el uso que te parezca con el dichoso juicio. Si te sirve, úsalo; si no te ayuda, échalo a la basura.

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Moli 01/10/2009 - 00:03

un ratito ya casi en el último momento del día para dejarte un abrazo, Julen, y sumarme a comentar. A veces nos encontramos con gente que ns dicen lo que piensan de lo q somos o hacemos pero no les entendemos por que no se comunican en un lenguaje común; hay otros que sí les entendemos pero nos juzgan y no nos llegan; existen otros que nos entienden, no nos juzgan pero no nos aportan pistas concretas de solución para lo que no vemos con claridad y ellos sí . Todo esto servirá de mucho a la persona pero a nosotros no tanto. Y pocos nos entienden, no nos juzgan, nos abren nuevas perspectivas y a veces, hasta se sienten como nosotros. Hace una semanas me encontré con una persona así, de esas que has esperado para crecer y avanzar, ese tiempo importante también que ha trascurrido mientras otros lo han intentado aunque no entendías y ahora ya. Y es que en la crítica está la capacidad para hacerla, la empatia para aceptarla, y la inteligencia para buscar una práctica, un ejercicio concreto o crearlo de la nada, de repente, por que por fin has entendido…siempre que llegues a ser tú esa persona que, tras muchos intentos de otros, ese otro esté esperando.

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Julen 01/10/2009 - 05:29

@JaviV, lo que pasa es que tenemos demasiado miedo a llevarla a cabo porque incomoda. Es mejor el calor de los nuestros. Pero, ¿nos sirve para crecer y para comprender mejor lo que sucede? «Confianza crítica» une dos palabras muy interesantes. Quizá seamos nosotros quienes tengamos que recordar a la gente que nos rodea que nos tenemos que dar estopa… con todo el cariño del mundo.

@Visi, aceptamos tu crítica jajajaja… como no podía ser de otra manera. Oigo mucho últimamente lo de que «necesitamos reconocimiento». Pero, mira este mundo de los blogs: fíjate cuántas veces la gente te dice que has escrito un buen artículo, te anima, te alaba. Te lo dicen de forma expresa a través de los comentarios. Es mucho más habitual eso que al revés.
En mi artículo digo que cada cual «interpreta» la crítica desde su referencia. ¿Por qué no interpretar la crítica como un reconocimiento emocional»? Cuando alguien te critica ha tenido el detalla, al menos, de dedicarte un tiempo y de explicarse. La crítica luego puede estar más basada en los hechos o en la persona, porque se suele entremezclar. En cualquier caso, es cierto que vivimos necesitamos de reconocimiento, sobre todo en nuestro círculo íntimo.

@guiller, seguro que aprendí lo mismo. Pero la sociedad ha evolucionado y tenemos otros registros de conversación que antes eran imposibles. Y la «regulación comunal» de estas conversaciones se va haciendo al andar.
¿Por qué queremos dar menos valor a la crítica que a la alabanza? Cuando llevamos a lo privado la crítica, resulta que allá fuera, en la gran conversación de Internet, ya está sucediendo que nos ponen a caldo. ¿Qué hacemos entonces? ¿No contestamos? Parece lógico pensar que sean escenarios no excluyentes, que en ambos podamos alabar y criticar. La conversación en Internet introduce nuevos estándares, ni mejores ni peores que los anteriores, pero sí distintos.
Nuestras organizaciones llevan a cabo un tremendo control social a veces. Las críticas quedan en los pasillos, en conversaciones en voz baja, al margen del discurso oficial. No porque no se oigan no dejan de estar ahí, Guiller. Si no se eleva la voz es, en parte, porque la gente tiene miedo: sus contratos, sus obligaciones personales las hacen ser cautas.

@deiane, supongo que es lo primero de todo: antes de mirar si es público o privado tenemos que valorar el juicio. La intimidad tiene, desde luego, su espacio en toda esta explosión colectiva de conversaciones. No conviene olvidarlo.

@Moli, tú juegas con ventaja porque partes de una integridad personal fuera de lo común. Es lo que pienso. Pero aprender a digerir la crítica, fomentarla y hacerla motor de crecimiento personal es todo un reto a alcanzar, desde mi punto de vista. Cuídate, guapa 😉

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teketen 01/10/2009 - 10:22

Ya me permitiras que esta vez por el sonrojo no escriba nada interesante. Sólo gracias. La reciprocidad es la norma.

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antonio angel 01/10/2009 - 18:16

No comparto el término del partida. CRITICA. ¿Por qué dar mi opnión es una crítica? Creo que sin darnos cuenta caemos en los paradigmas del lenguaje en los que hemos crecido desde chic@s: «Me vas a perdonar, pero voy a hacerte una crítica » «te voy a hacer una crítica, pero con cariño» Cuando escuchamos estas frases, se nos aprieta el culo y no preparamps para recibir algo malo. Es mucho más sencillo; tú escribes, yo escribo, tu opinas y yo opino. OPNIONES NO CRITICAS, Emitimos opiniones y recibimos opiniones. Otra cosa es cuando quien emite las opiniones las defiende como hechos, afirma que sólo el está en la verdad o emite juicios sobre la persona; por supuesto, cuando recibimos ataques, descalificaciones o improperios, lo mejor para mí, es no contestar; el «regalo» no lo recibimos y se lo queda quien lo envió. Emitir una opinión no coincidente con la del otro no significa invalidarlo. Esto es lo bueno de un blog como éste. Tus planteamientos; los defiendes con pasión, y al mismo tiempo te interrogas e interrogas al que lo lee, o te provocas y nos provocas. Y como bien sabes, el reconocimiento no es la lisonja ni el «muy bien campeón». Apendí que la opinión debemos hacerla al HACER, nunca al ser de la persona, Y el HACER, se refiere a un comportamiento determinado en un tiempo o momento determinado. Me he enrollado, disculpas.

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Amalio A. Rey 01/10/2009 - 18:30

Éste es de los mejores posts que he leido tuyos en los ultimos tiempos. Acertadisimo y profundo. Yo tambien me siento muy cómodo en la discrepancia y tambien coincido con la mayoria de las matizaciones que haces. Sin embargo, tengo la sensacion que a la gente simpatica, «guay», que siempre dice cosas bonitas (es decir, evita criticar) les va mejor en la vida., y nunca molesta a nadie. Es bienvenida en todas partes. Ultimamente he esccrito varias cosillas sobre esto. No quiero poner enlaces como autobombo, pero el que quiera, que busque un post mio sobre la «reflexion colectiva» y una pildora en la web de emotools que se llama «groupthink». En ambos casos comento el conflicto que se produce entre la muy celebrada cohesión grupal (buen rollito) y el crecimiento que fomenta la dialectica de la diferencia, planteada con honestidad. Otro vicio empobrecedor es el de celebrar cualquier gilipolles que diga alguien con nombre, con reputacion (incluso RT ideas simplonas solo porque la dijo fulano) , y cebarse con las ideas (inteligentes) de gente sin marca. Eso me disgusta mucho. Ahi tenemos otro reto: aprender a separar la ideas de las personas.
Como ves, Julen, en este post precisamente es en el que menos discrepo contigo, y me alegro. Enhorabuena, post muy oportuno.

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Garcia Álex 01/10/2009 - 22:46

Siguiendo la lógica de la tan manida frase de hace años de que una queja de un cliente es un regalo, una crítica debería ser una mina de oro por su mayor contundencia y peso.

Creo que el contexto es muy importante:

– Hay alabanzas y halagos que son críticas en estado puro. Por ejemplo: si una chica le dice a una chico, él cual está enamorado de ella y ésta lo desconoce, que es una bella persona y su mejor amigo, realmente le está criticando, por omisión, por no tener las cualidades de amante que ella valora y que al él le gustaría disponer .

– Por otro lado hay críticas, que depende quién las emita, son auténticos piropos. Son numerosos los ejemplos de críticas desde las oposiciones a los gobiernos que más bien les dejan mejor parados. Seguro que tenéis varias en la cabeza.

Dicho esto, y para predicar con el ejemplo, quisiera criticar el post de Julen. Creo que cae, como caen casi todos, en una pequeña contradicción y en su propia trampa. El artículo tiene ciertos tintes de crítica dogmática al pronunciar juicios categóricos como: «Si no hay crítica inicial, no hay movimiento». (Nota aclaratoria: no estoy diciendo que no estoy de acuerdo con dicho entrecomillado).

Asimismo y en tono juicioso, de nuevo, creo que también deberiamos ser capaces de ver la alabanza como una crítica. Y por lo menos, sería parte de nuestra responsabilidad el hecho de sólo recibir halagos. ¿será que no provocamos? ¿será que decimos sólo lo que quieren oir para ser su líder, por ejemplo?

Una compañera mía dice: «me alimento de la siguiente forma: bebo de las críticas (supongo que por lo de la higiene mental que comenta Julen) y como de mis halagos (supongo que por lo de la autoestima).

Bueno, me gustaría despedirme con una frase que dice: «Aprobarlo todo suele ser ignorancia; reprobarlo todo, malicia»…que por cierto es de un tal Baltasar Gracian, autor de «El Criticón». Aunque también puede ser cierto que en el termino medio no está la virtud -como se dice-, si no la mediocridad.

Abierto a críticas en: http://alex-elusodesimismo.blogspot.com/

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Julen 04/10/2009 - 07:37

@Teketen, tú mete caña que si no lo hacemos nosotros, llega cualquier rodillo y nos aplasta sin que nos demos cuenta.

@antonio angel, creo que tampoco debemos tener miedo a la palabra «crítica». Es una palabra que forma parte de nuestro universo, está ahí, no hay problema. Y desde luego que la opinión abre el campo para que la conversación fluya. En lo que tenemos que trabajar es admitir que todo debe pasar por el diálogo, por la conversación. Hay que llegar a «hacer», pero con buena conversación paralela.

@Amalio, de todas formas, la fuente recibe valor sobre la base de su reputación y esto ha pasado, pasa y pasará. Nos útil en ciertos contextos, pero necesita precaución, desde luego.

@Garcia Álex, interesante lo que comentas. Críticas y halagos los filtramos, los hacemos nuestros, los interpretamos. Cada cual debe conocer sus límites para aceptar o rechazar opiniones. No sé, quizá es una especie de círculo que acaba moviéndose en una espiral… buffff creo que me lío.

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Alberto 04/10/2009 - 11:59

Aprendí de mis maestros que no puedes dejar de ser crítico. Es lo que hacemos todos lo días (acertada o equivocadamente). Otra cosa es cómo lanzamos las críticas, cuándo, dónde (en público / en privado / en la red), a quién se las lanzamos, y sobre todo a quién no. ¡Ay, el pecado de omisión! A veces por mordazas del presente (censura, autocensura, afectos, desafectos…), a veces por inversiones de futuro. Pero ahí está ese eco, y resuena, como esos ríos subterráneos, que de pronto, al caer una tormenta producida por no sabemos qué infrecuente fenómeno atmosférico, se desbordan e inundan lo que pillan a su paso. (De esto los que vivimos en Getxo sabemos bastante últimamente). Otras veces, no llueve y el río sigue ahí, bajo tierra, y puede que hasta llegue una sequía… Pero a pesar de todas las sequías lo cierto es que no vamos a dejar de criticar, de opinar, de debatir o rebatir. ¿Lo privado es público (sin límites), como argumentaba la teoría antipatriarcal? ¿Es necesaria una cierta “etiqueta”? ¿O vale todo? Cada cual sabrá cual es su campo de actuación. Yo soy de los que piensa que fondo y forma van en la misma vía (para desconsuelo de mis haceres).

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Jesús Fernández 04/10/2009 - 16:48

Bueno… separemos. Dices:

1 – Si eres de este equipo, no critiques.
2 – Si aún así se te ocurriera criticar, hazlo aquí dentro.

A mí me parece que para que en un equipo haya un alto grado de cohesión, precisamente lo que es necesario es abrir la crítica dentro del mismo. Respecto al punto 1, pues, nada hay más dañino para un equipo que las «conversaciones privadas», bien guardadas en el interior de cada uno, que acaban minando la confianza porque ocultan con frecuencia juicios de incompetencia o de irresponsabilidad, por ejemplo, que solo evolucionan para enquistarse de mala manera.

Pero yendo al punto 2… yo estoy de acuerdo… si le añadimos una palabra: «si aún así se te ocurriera criticar, hazlo PRIMERO aquí dentro». Y luego un matiz: cuando la crítica se produce fuera, debería ser como reconocimiento público de la discrepancia en la elaboración de las decisiones comunes, no como una forma de minar los acuerdos que hubieran ido labrándose en el equipo, ¿no?

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Amalio A. Rey 06/10/2009 - 09:20

Julen: Tu respuesta a mi comentario, en la que haces mención a la influencia de la reputación, me inspiró para escribir un post en mi blog que trata sobre el tema: «De ideas y nombres: ¿importa tanto la fuente?». Saludos.

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Fernando Polo 09/10/2009 - 16:56

Curioso eso de que me tengas como un buen encajador de críticas. Es cierto que entendí desde el principio, que la piel de elefante era una necesidad en el entorno discursivo de Internet, pero siempre piensas que al final, eso de las críticas lo llevas mal, y no lo controlas tanto como deberías.

En cualquier caso, una crítica suele ser más dolorosa cuando proviene de alguien a quien sitúas por encima de ti, en el tema que se esté tocando. Si viene de alguien a quien pones en plano inferior, la crítica suele caer como quien oye llover. Y no me venga a decir que no siempre hay que poner a la gente en planos, porque es algo que se hace, y punto 😉

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Consultoría artesana en red » Cuidado con lo que criticas 13/01/2011 - 07:37

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